Revolución tecnológica y comercio internacional 4.0
Si alguien toma un poco de perspectiva histórica, se percata de que la tecnología ha desempeñado un papel destacado en el despegue y posterior consolidación del comercio internacional. El fuerte aumento de los flujos comerciales desde 1820 –de la mano de las distintas revoluciones industriales y de los avances en el ámbito del transporte y de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)– solo se ha visto interrumpido por el periodo de entreguerras. Si nos centramos en la etapa más reciente, los enormes avances en las TIC desde la década de los noventa han permitido a las empresas trocear sus procesos productivos y llevarlos a cabo en múltiples países –con la finalidad de aprovechar las ventajas de especialización de los mismos– dando lugar a las conocidas cadenas de valor globales (CVG). De hecho, las CVG mencionadas han impulsado los flujos de comercio internacional hasta valores impensables hace unas décadas.
En los últimos años, no obstante, algunos de los progresos tecnológicos más recientes podrían provocar cierta reversión de estas CVG y, en consecuencia, reducir los flujos comerciales. Los avances en automatización, el coche eléctrico o la impresión en 3D, son algunos de ellos. Por el contrario, la incesante evolución de las tecnologías de la información y la comunicación, con el 5G o el blockchain (cadena de bloques), podrían seguir favoreciendo el comercio internacional, tal y como ha ocurrido durante los últimos doscientos años.