Eric Garcetti

En el ecuador de 2020, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, del Partido Demócrata, está intentando que las crisis simultáneas del COVID-19 y los disturbios por la muerte de George Floyd no malogren una labor municipal orientada a la superación de las brechas sociales y económicas. 

Elegido en 2013 y confirmado en el puesto en 2017, Garcetti es un politólogo y planificador urbano que ha aprobado numerosas directivas para elevar los estándares en la que es la segunda urbe de Estados Unidos con cuatro millones de vecinos censados, a los que se suman los nueve millones de residentes en su área metropolitana, formada por los condados de Los Ángeles y Orange. Directivas que van desde un L.A.'s Green New Deal coherente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un Plan de Acción de Aire Limpio vinculado al Acuerdo climático de París y una apuesta por la generación eléctrica solar, con la meta de descarbonizar totalmente el municipio en 2050, hasta estrategias de ciberseguridad y de preparación frente a terremotos, incendios y sequías. Pasando por las medidas para incidir inmediatamente en la vida cotidiana de muchos angelinos sin recursos y en vulnerabilidad. 

En este terreno más estrechamente ligado al desarrollo humano y los derechos de las personas, tres actuaciones del Ayuntamiento californiano destacan en particular: la promoción de la construcción de viviendas para el alquiler asequible; la provisión de casas puente, unos módulos habitacionales de uso temporal para dar cobijo digno a los miles de ciudadanos que malviven en la calle y cuya situación de homelessness viene a ser, afirma el alcalde, "la crisis moral y humanitaria de nuestro tiempo"; y la declaración de "ciudad de seguridad, refugio y oportunidad para todos", por la que Los Ángeles, uniéndose a otras grandes ciudades de Estados Unidos, desacata las órdenes del Gobierno federal para que las autoridades municipales colaboren en las redadas de inmigrantes indocumentados a fin de expulsarlos del país. En 2017, la firme defensa de Los Ángeles, paradigma de la diversidad cultural integrada, como "ciudad santuario" para migrantes sin regularizar y los llamados dreamers, enfrentó a Garcetti, un hispanohablante de ascendencia ítalo-mexicana y religión judía, con la Administración Trump, la cual replicó con la amenaza del corte de fondos federales.

En 2017 Los Ángeles acordó con el COI su selección para organizar los Juegos Olímpicos de Verano de 2028 -repitiéndose así el escenario de las olimpiadas de 1932 y 1984-, gran evento deportivo que el consistorio aprovechará para modernizar infraestructuras públicas y los sistemas de transporte urbano, incorporándoles los nuevos criterios de eficiencia energética y emisiones cero. También, Los Ángeles ha sido la primera ciudad de Estados Unidos en establecer el salario mínimo legal de los 15 dólares la hora y maneja el programa College Promise, que facilita el acceso a la educación superior a estudiantes de familias de renta baja. El Ayuntamiento insiste en que otra de sus prioridades es reducir los niveles de inseguridad y violencia en los barrios conflictivos, a través de una reestructuración del Departamento de Policía (LAPD) y la retirada de armas de fuego de las calles. En su presentación institucional, Garcetti, quien desde 2019 preside la iniciativa global C40 Cities contra el cambio climático, dice que su agenda "se centra en crear una ciudad segura, habitable y próspera". 

Ahora, esta ambiciosa agenda municipal topa con unos desafíos inesperados y de una magnitud sin precedentes. Pese a que Los Ángeles y California están lejos de los niveles de propagación del coronavirus alcanzados en otras áreas del país (la incidencia aquí, aun severa, es muy inferior a la sufrida por Nueva York, con una población similar a la del condado angelino; así, el 7 de junio, la megápolis de la costa este reportaba 211.555 casos de infección y 21.689 fallecimientos, frente a los 63.844 positivos y los 2.645 decesos registrados en su equivalente de la costa oeste), la región sufre igualmente las repercusiones económicas desastrosas de la pandemia. En mayo, el Condado de Los Ángeles informó que a finales de abril, cuando la cuarentena y los cierres levaban seis semanas en vigor, 1,3 millones de empleos ya habían sido destruidos y que la tasa de paro se había disparado hasta el 20,3%, frente al 4,6% anotado en febrero. Son unas cifras sensiblemente peores que las del promedio nacional y las autoridades temen daños muy profundos en el riquísimo tejido productivo local, tan ligado al comercio internacional, la alta tecnología y las industrias del entretenimiento

Garcetti encaró la fase inicial de la crisis del COVID-19 con presteza y desde mayo está administrando la desescalada con una marcada cautela, excesiva en opinión de un sector de la población que clama por la inmediata reapertura de toda la actividad económica. El 4 de marzo el Ayuntamiento implementó la declaración por el gobernador de California, Gavin Newsom, del estado de emergencia en todo el estado. El día 15 dispuso el cierre de negocios de restauración, locales de ocio, gimnasios, museos y teatros. Y el 19 de marzo emitió la orden pública Safer At Home, que instaba a los vecinos a refugiarse en sus hogares y no salir a comprar más que lo indispensable. 

El alcalde, con su característico tono monocorde entre tranquilo y amable, multiplicó su presencia en los medios y en las redes sociales para insistir en el distanciamiento social, prescribir el uso generalizado de mascarillas, garantizar pruebas de diagnóstico gratuitas a todos los residentes y subrayar la capacidad de "resiliencia" de los angelinos, para quienes los desastres naturales no son ninguna rareza. Ya antes de la pandemia, el Ayuntamiento aprobó el plan Los Ángeles Resiliente, que busca movilizar colectivamente a autoridades y vecinos en la consecución de una serie de objetivos de reducción de riesgos, seguridad, refuerzo de estructuras y cohesión social. Se trata de una estrategia de resiliencia integral que debería operar en las esferas personal y familiar, de barrio, de ciudad e internacional, en el seno de redes y alianzas globales. 

Para enfrentar la calamidad sanitaria, Garcetti anunció también líneas de socorro económico a familias, autónomos y pymes, la apertura de un fondo de donaciones de emergencia y una moratoria del desalojo de inquilinos a los que la cuarentena impedía abonar sus alquileres. El 1 de junio, ante la estabilización de los ingresos hospitalarios acompañada del aumento de la capacidad de testeo médico, Garcetti emitió la orden pública Safer L.A., que venía a suavizar algunas de las restricciones adoptadas en marzo. Atrás quedaban sus valoraciones sombrías sobre ciertas proyecciones "horripilantes" del contagio del virus y la necesidad de no caer en un "falso optimismo" sobre la mitigación de su peligrosidad. Ahora bien, por el momento, no se apreciaba una tendencia consolidada a la disminución del número de nuevos positivos diarios.

Pues bien, justo entonces, cuando Los Ángeles encaraba el panorama de una relajación progresiva del confinamiento, la consigna del distanciamiento social para cortar la cadena de transmisión del patógeno saltó por los aires al extenderse a todo Estados Unidos las manifestaciones de protesta y los disturbios violentos iniciados el 26 de mayo en Minneapolis a raíz de la muerte de un ciudadano negro, George Floyd, víctima de la brutalidad policial. Ya el 30 de mayo, la profusión de incendios de vehículos, saqueos de comercios y otros actos de vandalismo a gran escala llevó a Garcetti a declarar la emergencia local, seguida de la petición al gobernador estatal del despliegue de la Guardia Nacional en apoyo de los desbordados agentes del LAPD y de la imposición de un toque de queda nocturno que no fue respetado.

Frente a esta situación de caos, el alcalde, el Ayuntamiento y el Departamento de Policía de Los Ángeles, sin dejar de evocar la trágica revuelta racial de 1992, han adoptado una actitud aparentemente ecuánime. Al introducir la emergencia y el toque de queda, dijeron deplorar los actos de pillaje y la "cantidad significativa de comportamiento criminal" cometidos por personas que, con su proceder, "manchan una protesta pacífica". El 2 de junio, Garcetti, en un gesto insólito de solidaridad dirigido a aplacar la furia popular, hincó la rodilla ante una multitud pacífica convocada por pastores de iglesias en el exterior del City Hall; a los presentes, el edil les reconoció su derecho a expresar sus sentimientos y demandas de justicia y antirracismo "alto y claro", pero sin llegar a "quebrantar la ley". "Comprendo vuestra ira (...) Celebro que estéis en las calles (...) Pero tenéis que controlar vuestras acciones. Si no, se distorsiona lo que estamos tratando de hacer", manifestó. Horas después, cientos de manifestantes realizaron una protesta ante la residencia particular del político. 

El 4 de junio, el alcalde anunció una reforma en profundidad del LAPD para que no hubiera casos de "malos policías" y para evitar cualquier atisbo de "cultura del silencio" en el cuerpo. Simultáneamente, el Consejo Municipal de Los Ángeles anunció la redirección de 250 millones de dólares de los descalabrados presupuestos municipales para sufragar las necesidades sociales urgentes generadas por el coronavirus y para atender las necesidades específicas de la comunidad negra. Las nuevas prioridades fiscales supondrán un tijeretazo de entre 100 y 150 millones de dólares al presupuesto del LAPD. Otra consecuencia de las protestas por el homicidio de George Floyd es que el Ayuntamiento de Los Ángeles, aduciendo motivos de seguridad, ha cerrado los puntos de testeo del SARS-CoV-2 en la ciudad, decisión que deja perplejos a los expertos.

Por otro lado, Garcetti ha condenado las reacciones destempladas del presidente Donald Trump por el más grave estallido social en Estados Unidos desde los años sesenta del pasado siglo. "Necesitamos algo de moralidad y algo de liderazgo", ha declarado el alcalde, al alimón con el candidato del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre, Joe Biden. Garcetti, que en 2007 apoyó la aspiración de Barack Obama a la Casa Blanca, copreside desde abril la campaña presidencial de Biden. Su propia precandidatura por el Partido Demócrata, aventurada por muchos, finalmente no se sustanció en 2019.

 

(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 8/6/2020. El ejercicio de Eric Garcetti como alcalde de Los Ángeles concluyó el 12/12/2022).

 

 

De ascendencias ítalo-mexicana por vía paterna y rusa por vía materna, Eric Garcetti creció en Encino, distrito angelino del valle de San Fernando. De su padre, el jurista, político y fotógrafo Gil Garcetti, el joven heredó una vocación por el servicio público local y una notable faceta artística, en su caso manifestada, además de en la fotografía, en la composición musical, la ejecución de temas jazzísticos de piano y la interpretación actoral en series de televisión. De su madre, Sukey Roth, Garcetti recibió la fe judía.

El joven terminó la secundaria en la Harvard-Westlake School de Los Ángeles y luego marchó a la costa este para estudiar en la neoyorkina Universidad de Columbia. Allí se sacó el título de Bachelor of Arts en Ciencias Políticas y Planificación Urbana en 1992. Fue unos meses antes de ganar su padre el primero de sus dos mandatos de cuatro años como fiscal de distrito del Condado de Los Ángeles. En 1993 Garcetti realizó un máster de Asuntos Internacionales en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales (SIPA) de la Universidad de Columbia. Posteriormente, apoyado en una beca Rhodes, profundizó sus conocimientos internacionales en dos prestigiosos centros académicos del Reino Unido, el Queen's College de Oxford y la London School of Economics (LSE); en esta última, el alumno californiano siguió un curso de doctorado sobre Etnicidad y Nacionalismo, si bien no llegó a presentar la tesis doctoral. En su etapa universitaria, Garcetti conoció a su futura esposa y madre de su hija Maya Juanita, Amy Elaine Wakeland, con la que se casaría en 2009.

Tras completar su etapa formativa, Garcetti se dedicó durante un tiempo a la enseñanza superior en su estado, ejerciendo de docente visitante en Asuntos Internacionales en la Universidad del Sur de California (USC) y de profesor asistente de Diplomacia y Asuntos Mundiales en el Occidental College.

En 2001, seguramente bajo el estímulo de su padre, quien acababa de concluir una carrera de 32 años en la Oficina del Fiscal de Distrito de Los Ángeles, Garcetti, miembro del Partido Demócrata, decidió presentarse a la elección local para cubrir un puesto vacante en el Consejo de la Ciudad de Los Ángeles; se trataba de la concejalía del Distrito 13, entre las 15 que conformaban la asamblea municipal. Con 30 años cumplidos, el politólogo se hizo con el puesto y el 1 de julio de 2001 debutó en el gobierno representativo de su ciudad. Ya en su primer mandato, Garcetti se distinguió por su activismo en capítulos tales como la protección ambiental, la construcción con certificación LEED de sostenibilidad y eficiencia energética, el empoderamiento vecinal y la preservación de edificios de interés cultural susceptibles de ser demolidos por intereses inmobiliarios.

En 2005 Garcetti fue reelegido en el Consejo Municipal y en enero de 2006 se convirtió, sustituyendo a Alex Padilla, quien había dimitido para preparar su aspiración al Senado californiano, en presidente de la institución, mientras la alcaldía era ocupada por su colega demócrata Antonio Villaraigosa, como él de orígenes mexicanos. Villaraigosa era el tercer alcalde hispano en la historia de Los Ángeles y el primero desde 1872. Durante parte de su segundo mandato municipal, Garcetti realizó un servicio militar en la Armada de Estados Unidos, concretamente en el Information Warfare Corps, donde sirvió como oficial de inteligencia. Las elecciones de 2009 le confirieron su tercer mandato de concejal.

Garcetti estaba considerado un hombre próximo a Villaraigosa, así que no hubo sorpresa cuando el concejal del Distrito 13 lanzó su candidatura a suceder al alcalde, quien por ley no podía optar el tercer mandato, en las votaciones a doble vuelta que tocaban el 5 de marzo de 2013. En septiembre de 2011 Garcetti hizo pública su aspiración y en enero de 2012 cesó al frente del Consejo Municipal. No por casualidad, desde 2010 Garcetti estaba apareciendo como actor de reparto en algunos episodios de la teleserie de casos policiales The Closer, emitida por la Turner Network Television (TNT, para la que entonces trabajaba como consultor de producción su padre Gil), donde interpretaba precisamente a un alcalde angelino, el hispano Ramon Quintero.

Sobre el papel, la elección del alcalde de la segunda ciudad de Estados Unidos era una contienda de carácter no partidista, así que oficialmente Garcetti y sus siete adversarios, entre los que había tres demócratas, un republicano y un socialista, concurrían como independientes. Con el 33,1% de los votos, Garcetti se puso en cabeza en la primera vuelta y en el balotaje del 21 de mayo derrotó a su contrincante, la demócrata Wendy Greuel, contralora de la ciudad y anteriormente concejala del Distrito 2, con el 54,2% de los sufragios. La participación fue tan solo del 23%, con todo cinco puntos más que en 2009.

Garcetti tomó posesión como el cuadragésimo segundo alcalde de Los Ángeles el 1 de julio de 2013, tras lo cual pasó a la Reserva de la Armada de Estados Unidos con el grado de teniente. Se trataba de una reserva militar activa, que requería dos semanas de entrenamiento al año; en su caso, en atención a sus responsabilidades políticas, Garcetti podría hacer el servicio de uniforme en instalaciones que la Armada tenía en el Condado de Los Ángeles.

El alcalde real siguió interpretando, aunque solo en escenas aisladas, al alcalde ficticio Ramon Quintero en algunos capítulos de la serie televisiva Major Crimes, un spin-off y continuación de The Closer, emitida por la TNT desde 2012. Luego, el 7 de marzo de 2017, Garcetti ganó su segundo y definitivo mandato municipal sin necesitar la segunda vuelta al imponerse a una decena de rivales con un aplastante 81,4% de los votos.

(Cobertura informativa hasta 8/6/2020)