Bassirou Diomaye Faye

El turbulento curso político en Senegal tuvo un impecable colofón democrático con las elecciones presidenciales del 24 de marzo de 2024. El ganador de las mismas fue el candidato favorito de la oposición, quien adquirió esta condición como suplente de última hora: se trata de Bassirou Diomaye Faye, número dos del partido izquierdista PASTEF, oficialmente disuelto, y factótum del previamente inhabilitado Ousmane Sonko, el verdadero líder de este fuerte movimiento opositor, con un componente marcadamente juvenil, contra el Gobierno del presidente ahora saliente, Macky Sall

Solo unos días antes de las elecciones, el 15 de marzo, el dúo, acusado por las autoridades de instigar la violencia y subvertir el orden, fue excarcelado en el marco de la amnistía emitida por Sall para apaciguar los ánimos caldeados a raíz de su última maniobra lesiva de la reputación democrática senegalesa, el intento de retrasar las votaciones que marcaban el final de sus 12 años de ejercicio y que no pintaban nada bien para el aspirante del oficialismo, Amadou Ba. El 2 de abril Faye asumió la Presidencia y su primera decisión fue nombrar primer ministro a Sonko.

La plataforma "patriótica" y "panafricanista" del tándem Faye-Sonko plantea una serie de reformas "rupturistas" para eliminar la corrupción de las élites tradicionales, asegurar la separación de poderes, despolitizar la justicia, reducir las atribuciones de la Presidencia, modernizar la administración pública y cambiar el sistema socioeconómico en Senegal, país africano occidental de bajo desarrollo humano y con una elevada tasa emigratoria. Una promesa enfática del nuevo jefe del Estado es que luchará contra el "dominio económico" francés. Ello requiere, afirma, renegociar los contratos de explotación petroleros, mineros y pesqueros, y, sobre todo, abandonar el franco CFA y restablecer una moneda nacional, mudanza de calado, en aras de la "soberanía", que se discutiría con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). 

Ahora bien, las primeras palabras del flamante presidente destilan moderación y conciliación. Así, Faye llama a "pasar página" a una "crisis preelectoral que costó vidas" y elogia el "compromiso" final de Sall, tras tres años de tensa confrontación política, con el "voto libre, democrático y transparente". Asimismo, lanza el mensaje de que, con él en el Ejecutivo, Senegal "seguirá siendo un país amigo, un aliado seguro y fiable de cualquier socio que se comprometa con nosotros en una cooperación virtuosa, respetuosa y mutuamente productiva". 

La elección de Bassirou Diomaye Faye en Senegal causa sensación también porque, a sus 44 años, cumplidos un día después de las votaciones, se trata de un mandatario inusualmente joven, en un continente regido por presidentes con una edad promedio mucho mayor. Solo los dirigentes de Burkina Faso (Ibrahim Traoré, 36), Chad (Mahamat Idriss Déby, 39), Malí (Assimi Goïta, 41) y Guinea (Mamady Doumbouya, 44 también) le van a la zaga en edad. Con la diferencia de que todos ellos son militares golpistas, llegados al poder por la fuerza y sin legitimación democrática.

(Texto actualizado hasta 29 marzo 2024)


Aunque solo ahora ha emergido de su virtual anonimato de puertas al exterior, en el momento de su nominación Bassirou Diomaye Faye distaba de ser un desconocido en su país al tratarse del principal lugarteniente del popular, carismático y polémico Ousmane Sonko. Musulmán bígamo y padre de cuatro hijos, el quinto presidente de la República de Senegal en sus 64 años de historia se formó como inspector de finanzas públicas en la Escuela Nacional de Administración (ENA) de Dakar, a la que llegó portando una licenciatura en Derecho obtenida en la Universidad Cheikh-Anta-Diop, y tras aprobar el preceptivo examen de admisión.

Fue en los departamentos fiscales del Gobierno donde Faye conoció al seis años mayor Sonko, otro inspector de impuestos formado en la ENA y con inquietudes de activista político y social del ala izquierda. En enero de 2014 el treintañero participó en la puesta en marcha por Sonko del partido Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF), declarado en la oposición al Gobierno del presidente Macky Sall. En 2018 ingresó en el Buró Ejecutivo del PASTEF en calidad de presidente del denominado Movimiento Nacional de Cuadros Patriotas (MONCAP). Simultáneamente, asumió la Secretaría General del Sindicato Autónomo de Agentes de Impuestos y Dominios (SAID), igualmente fundado por Sonko, que lo había conducido hasta 2016.

Faye se convirtió en la mano derecha de Sonko, tribuno de verbo apasionado y con una vertiente intelectual que seducía a muchos jóvenes, para el trabajo organizativo y la definición ideológica y programática de un nuevo movimiento opositor envuelto de dinamismo y ambición. Aunque los observadores le adjudicaron un nacionalismo de izquierdas que les parecía bastante nítido, el PASTEF invocaba una "doctrina pragmática" diferenciada de las "ideologías históricamente reconocidas", como podían ser el socialismo, el comunismo o el liberalismo, y proclamaba su adhesión a cuatro valores fundamentales, ya expresos en su nombre: el patriotismo y el amor al país, la fe en el trabajo productivo, la rectitud ética y moral, y la fraternidad de todos los senegaleses, basada en el respeto al orden público y la cohesión social.

El grupo diagnosticaba la "ineficacia" del modelo socioeconómico vigente desde la emancipación colonial de Francia en 1960 y preservado, con pocos cambios y sin cuestionar nunca las relaciones especiales con la antigua metrópoli europea, por los cuatro presidentes que se habían sucedido desde entonces: el padre de la independencia, Léopold Senghor (1960-1981); su continuador en las jefaturas del Estado y del Partido Socialista de Senegal, Abdou Diouf (1981-2000); Abdoulaye Wade, del Partido Democrático Senegalés (2000-2012); y el mandatario vencedor en las elecciones de 2012, Macky Sall, de la Alianza por la República-Yakaar (APR). El PASTEF tuvo su debut electoral en las legislativas del 30 de julio de 2017, a las que acudió coaligado con otros partidos pequeños. La llamada Alternativa Popular apenas superó el 1% de los votos, suficientes no obstante para sentar a Sonko en la Asamblea Nacional como diputado por Dakar.

Sonko concurrió a las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 2019 vertiendo gruesas críticas al liberalismo económico de Sall, quien optaba a la reelección para un segundo mandato acortado de cinco años (en 2016 un referéndum por él promovido había revertido la reforma constitucional promulgada en 2008 bajo Wade, la cual había restablecido los antiguos septenios presidenciales), denunciando la corrupción, los casos de malversación y el mal gobierno del oficialismo, y llamando a superar el esquema de "fuerte dependencia-sumisión" del exterior, lo que pasaba según él por una "ruptura sistémica", pero siempre dentro de los márgenes del juego democrático y la Constitución. 

El PASTEF se presentaba como la "alternativa real" en Senegal, yendo más allá de la "simple operación de cambio de líderes mediante el mecanismo de la alternancia", y defendía el reconocimiento del "papel primordial del Estado" en el desarrollo económico y social del país. Sonko, asistido en todo momento por su fiel Faye, recibió el 15,7% de los votos y quedó tercero tras el ex primer ministro Idrissa Seck, del partido liberal Rewmi, y Sall, reelegido en el cargo con el 58,3%. Tanto Sonko como Seck dijeron no creer que Sall hubiese sacado más del 50% de los votos, lo que le ahorraba disputar la segunda vuelta, pero se abstuvieron de organizar actos de protesta.

Compañero y reemplazo de Ousmane Sonko durante la persecución del Gobierno Sall

Para las elecciones municipales de enero de 2022 el PASTEF convergió con el islamista y muy conservador Partido de la Unidad y el Reagrupamiento (PUR), dando lugar a la coalición Liberar al Pueblo (en lengua wolof, Yewwi Askan Wi, YAW). Faye se presentó candidato a alcalde de su localidad natal, Ndiaganiao, comuna de la región de Thiès, pero fue derrotado por su adversario de la APR. Sonko, en cambio, se hizo con la alcaldía de Ziguinchor.

Entonces, Sonko se hallaba procesado por la justicia a raíz de una denuncia por violaciones y amenazas de muerte que una joven empleada de un salón de masajes de Dakar, Adji Sarr, había presentado contra él en 2021. En libertad provisional a la espera de juicio y despojado de su fuero parlamentario, Sonko insistía en que los cargos penales estaban fabricados y que era víctima de una operación política del Gobierno para abortar su candidatura en las elecciones presidenciales de 2024.

Si era cierto que Sall, al que la Constitución prohibía postularse al tercer mandato, pretendía neutralizar a un tribuno opositor de discurso radical capaz de captar el voto de los jóvenes (frustrados por la escasez de oportunidades laborales y el horizonte de pobreza, lo que impulsaba a muchos de ellos a intentar la emigración clandestina a Europa) y de revolverles contra el establishment (bien representado por su partido, la APR), tal estrategia se reveló de lo más contraproducente. El caso fue que la primera detención de Sonko por la Policía en marzo de 2021 había echado a sus airados partidarios a las calles, dando lugar a unos violentísimos disturbios con episodios de saqueos y un balance de 14 muertos. La prosecución de las diligencias judiciales contra su líder estaba dando alas al proselitismo victimista del PASTEF, que hallaba más eco para su narrativa de la movilización de los "patriotas" contra las élites corruptas que los reprimían.

De paso, Sonko se pronunció a favor del endurecimiento de la legislación contra la homosexualidad, ya perseguida en Senegal y castigada con penas de prisión por tratarse de "actos impúdicos y contra natura", tal era su definición jurídica. Las manifestaciones homófobas del opositor dieron argumentos al oficialismo a la hora de presentar al PASTEF como un partido que tras una fachada secular escondía una agenda religiosa cara al islamismo ultraconservador, el salafismo para más señas. Sonko negaba también de plano estas imputaciones, presentándose meramente como un musulmán devoto aleccionado por un guía espiritual de la Cofradía Muridí, influyente orden musulmana de la tradición sufí.

En estas circunstancias de incapacitación parcial de Sonko, el rol político de Faye, sobre el que por el momento no pesaba ninguna imputación judicial, cobró más importancia. El 31 de julio de 2022 tuvieron lugar los comicios a la Asamblea Nacional, que sonrieron al bloque PASTEF/YAW. Con el 32,8% de los votos, el colectivo de Sonko y Faye trepó hasta los 56 escaños y se encaramó como la principal fuerza de oposición a Unidos en la Esperanza (BBY), la coalición oficialista mandada por la APR, condición que arrebató a la coalición Salvar Senegal (WS) del ex presidente Abdoulaye Wade. Los partidos agrupados en torno al presidente Sall perdieron 43 de sus 125 asambleístas y por ende la mayoría absoluta.

En octubre de 2022 el PASTEF eligió a Faye su secretario general. Se trató de un movimiento preventivo por si Sonko se veía privado del liderazgo político efectivo por los tribunales. El 14 de abril de 2023 la situación se complicó para el grupo opositor porque también Faye fue arrestado y puesto bajo custodia policial. En su caso, se le acusaba de "diseminar noticias falsas" y de "difamar a las instituciones" con la publicación en las redes sociales de un mensaje donde defendía la inocencia de su jefe y se quejaba de la politización de la justicia. Al poco, la fiscalía le imputó los cargos adicionales de "llamada a la insurrección" y "puesta en peligro de la seguridad del Estado".

En mayo siguiente, Sonko recibió una condena de seis meses de prisión por difamación, al haber acusado al ministro de Turismo, Mame Mbaye Niang, de malversar fondos públicos, y al poco, el primero de junio, otro juez sentenció su culpabilidad en el caso abierto tras la denuncia de Adji Sarr y le impuso una condena de dos años de cárcel por el delito de "corrupción de la juventud", si bien le absolvió de los cargos de violación y amenazas de muerte. El 30 de julio Sonko, radicalizado en su desafío, inició una huelga de hambre y el Ministerio de Justicia respondió con la orden de disolución de su partido al día siguiente. Además, el dirigente encajó un nuevo procesamiento, esta vez por los mismos cargos que pesaban sobre Faye, los de "llamada a la insurrección" y "puesta en peligro de la seguridad del Estado", más el de "asociación criminal en relación con empresa terrorista".

Las condenas de Sonko, que conllevaban su inhabilitación electoral de manera provisional, desataron otra ola de disturbios protagonizados por los estudiantes universitarios y que vino a engrosar la cuenta de víctimas mortales, heridos y propiedades atacadas. Para contener a los revoltosos en Dakar, escenario de barricadas de fuego, destrozos y pillajes, el Ejecutivo desplegó a soldados del Ejército. El anuncio hecho por Sall el 1 de julio, a la vez que arremetía contra el "terror", la "violencia sin precedentes" y el "crimen organizado" de los manifestantes, de que no tenía ninguna intención de presentarse por tercera vez a la Presidencia —posibilidad vetada por la ley fundamental pero sugerida desde el oficialismo en los últimos tiempos con el argumento de la revisión constitucional de 2016, lo cual había empujado a la oposición a exigir al mandatario que hiciera un desmentido explícito y rotundo al respecto— no ayudó a destensar la situación.

En noviembre de 2023, mientras Sonko, con la salud quebrantada por su huelga de hambre intermitente, trataba de revertir sus condenas ante la Corte Suprema, Faye fue designado por su partido candidato para las elecciones presidenciales de febrero del año siguiente. El 20 de enero de 2024, pese a continuar detenido aunque todavía ni juzgado ni condenado, su nombre apareció en la lista de candidatos publicada por el Consejo Constitucional a título de independiente, al tratarse el PASTEF de un partido proscrito. Sonko, excluido definitivamente de las listas electorales por las autoridades, anunció que el secretario general de su formación gozaba de todo su apoyo.

El 3 de febrero de 2024, faltando tan solo 22 días para la cita con las urnas, Sall volvió a sobresaltar el proscenio nacional al anunciar el retraso por tiempo indefinido de la elección presidencial debido al "problemático" proceso de validación de las candidaturas presidenciales de los diferentes partidos. La Asamblea Nacional estaba investigando a dos jueces de la Corte Constitucional por haber admitido las postulaciones de personas que incumplían los requisitos legales. Las razones aducidas por el jefe del Estado para justificar su intempestivo decreto no satisficieron a la oposición, que, con el PASTEF a la cabeza, bramó contra el "golpe de Estado constitucional". En la jornada siguiente, la Asamblea, con el boicot de 44 diputados, adoptó una ley que posponía la elección hasta el 15 de diciembre y extendía el mandato del presidente, que expiraba el 2 de abril, de acuerdo con la nueva fecha. El 15 de febrero, sin embargo, la Corte Constitucional, declaró inválido este movimiento.

El 6 de marzo, en medio de una fenomenal algarada política y con su imagen seriamente manchada tras este inesperado paso en falso, Sall rectificó y comunicó que la elección presidencial tendría lugar finalmente el 24 de marzo; su marcha del Ejecutivo sería el 2 de abril, tal como estaba establecido desde un principio. Las fechas fueron ratificadas, no sin un confusionismo de última hora, por el Consejo Constitucional. De paso, cesó al Gobierno del primer ministro Amadou Ba, quien era el candidato presidencial del oficialismo, y nombró nuevo primer ministro a Sidiki Kaba, hasta entonces ministro del Interior.

Sall, deseoso ahora de sosegar el crispado ambiente político y social, que tenía vivamente preocupados a los gobiernos socios de Senegal y dañaba sobremanera la proyección exterior del país, considerado durante mucho tiempo uno de los faros de la democracia en África, acompañó su retractación electoral con una ley de amnistía general que benefició a cientos de reos y detenidos por "motivaciones políticas" en los tres últimos años de represión, la cual no dejó fuera a Sonko y Faye. El 15 de marzo ambos recobraron la libertad sin cargos y en olor de multitudes. 

Ahora, Faye y Sonko, quien aunque no se presentaba formaba tándem con su íntimo colaborador a guisa de co-candidato de facto ("Diomaye es Ousmane" rezaban las pancartas), solo disponían de nueve días para librar físicamente la campaña electoral, aunque su victoria, se apreciaba sin lugar a dudas en las calles y en las redes sociales, hábilmente empleadas por el PASTEF, estaba asegurada. El PDS de Karim Wade, hijo del ex presidente Abdoulaye Wade y cuya candidatura presidencial había sido invalidada por el Consejo Constitucional, pidió el voto para Faye.

La votación del 24 de marzo de 2024 transcurrió con tranquilidad y su triunfador fue el aspirante del PASTEF con el 54,28% de los sufragios. Los principales derrotados fueron el postulante del Gobierno de la APR, el ex primer ministro Amadou Ba (el 36,2%), y, a mucha mayor distancia, Aliou Mamadou Dia por el PUR, Khalifa Sall —sin parentesco con Macky Sall— por la Entente para Velar por Senegal (MTS) e Idrissa Seck por el Rewmi. 

En un gesto postrero de franc jeu, tanto Macky Sall como Ba se apresuraron a reconocer a Faye como presidente electo de la República, el ganador de un proceso electoral que suponía una "victoria de la democracia senegalesa". También enviaron sus felicitaciones los gobiernos de la UE, sin faltar el francés, y Estados Unidos. El 27 de marzo la Comisión Nacional del Censo Electoral (CNRV) hizo oficiales los resultados avanzads y dos días después el Consejo Constitucional ratificó la victoria de Faye, cuya toma de posesión tendría lugar el 2 de abril.

(Cobertura informativa hasta 29/3/2024). 

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