El colapso del sistema de asilo mantiene a más de 270.000 personas en el limbo

España bate en 2024, por tercera vez consecutiva, su récord de peticiones de protección internacional y roza las 170.000 solicitudes. Un sistema de asilo que recibe muchas más peticiones de las que es capaz de resolver y no responde a tiempo a quienes más lo necesitan. Tras años observando cómo se agravaba el colapso, el Ministerio del Interior lidera ahora la redacción de una nueva ley de asilo, más dura, que se adapte al nuevo pacto migratorio europeo. El futuro texto, que sustituirá al de 2009, busca acortar plazos, devolver a sus países a los solicitantes rechazados y disuadir a los que abusan de las solicitudes. Efectivamente, no todos los que lo solicitan cumplen con el perfil para recibir protección internacional, pero hace años que cientos de miles de personas han usado este cauce, que da la posibilidad de vivir y trabajar legalmente mientras se resuelve su petición, para instalarse en el país. Es lo que Blanca Garcés llama “sala de espera”. Garcés, investigadora sénior de CIDOB especializada en migraciones, explica: “Lo que ha permitido el asilo es que el tiempo de espera hasta lograr la regularización por arraigo no lo pases en situación irregular, sino trabajando. Te permite esperar en mejores condiciones”. El propio sistema favorece la instrumentalización: si resolviese en los seis meses que marca la directiva europea, el asilo no sería una alternativa para quien sabe que no será merecedor de la protección. 

 

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