Reseña de libros | Una teoría de la guerra civil
Reseña de libro: Schulhofer-Wohl, Jonah. Quagmire in civil war. Cambridge University Press, 2020. 317 págs.
Mientras el número de guerras interestatales y su duración en el tiempo se ha reducido en las últimas décadas, resulta llamativa la tendencia de algunas guerras civiles a empantanarse, caracterizándose además por una fuerte implicación en ellas de diferentes actores internacionales. Los casos de Siria, Yemen, Libia o Irak sitúan a la comunidad internacional ante el desafío de cómo lograr que tales conflictos superen el contexto del enfrentamiento armado y se adentren en una fase de pacificación. Sin embargo, esto nos conduce al controvertido tema de prevenir situaciones en las que la población civil es sometida a un largo sufrimiento sin que ninguna de las partes albergue esperanzas de obtener grandes beneficios al final del enfrentamiento (quagmires). El gran desafío que Jonah Schulhofer-Wohl afronta en este libro es el de aportar una explicación racionalista que dé cuenta de cuáles son los factores que conducen a ese resultado y si es posible la construcción de una teoría general del mismo. Para ello, en lugar de poner el acento en las características específicas de un determinado conflicto (y que serían, según la aproximación tradicional, las responsables de dicho estancamiento), lo que busca el autor es centrarse en las decisiones de los actores como la clave que determina que tal conflicto se prolongue innecesariamente en el tiempo.
El libro parte de una definición estricta del concepto abordado, que no sería sinónimo de guerra civil de larga duración, ya que en este último caso las partes implicadas pueden tener la esperanza de que los beneficios derivados de la victoria sean superiores a los elevados costes que implica una larga lucha. Por el contrario, el modelo de quagmire o empantanamiento implica un contexto en el que se es consciente de que los costes serán superiores a los futuros beneficios, pero se continúa la lucha porque se considera que su abandono supondrá perjuicios incluso más elevados. En otras palabras, se optaría por el menor de dos males, al encontrarse atrapados en un contexto para el que no parece vislumbrarse una salida positiva.
Pero esos actores no estarían atrapados en el conflicto debido a las características del contexto existente. Se descartan así las explicaciones basadas en peculiaridades culturales, odios históricos o divisiones irresolubles que tradicionalmente plagan la prensa internacional cuando trata de explicar la continuidad de una guerra, aludiendo a conceptos como la balcanización o la libanización. Por el contrario, es la interacción entre actores internos e internacionales la que determinaría ese resultado, dentro de una estructura estratégica dada configurada a partir de tres elementos: los posibles beneficios obtenidos, los costes de una escalada en la lucha y los intereses de los actores extranjeros. A partir de ahí, se estructura un modelo teórico explicado de forma convincente en el capítulo 2.
Desde el punto de vista del autor, existirían dos mecanismos que serían susceptibles de conducir a un contexto de empantanamiento. Por un lado, la intervención exterior, que funcionaría como un subsidio que permitiría a las partes reducir los costes de la continuación de la lucha. Por otro, la posibilidad de escalar o desescalar el enfrentamiento, de manera que el segundo escenario (una guerra no territorial) resultaría menos costosa y, por tanto, más económica para su prolongación.
Una vez configurado el modelo teórico, el autor pasa a analizar la Guerra Civil libanesa (1975-1990) a través de ese prisma, resaltando el hecho de que esta podría haber concluido mucho antes de no haber sido porque las expectativas creadas por algunos actores internacionales hicieron creer a las milicias de la derecha cristiana que su derrota no era inevitable. Esta posibilidad habría conducido en ocasiones a que estas adoptaran un comportamiento agresivo que no casaba con su poder militar sobre el terreno y que al final del conflicto condujo a su definitiva derrota. Un ejemplo claro se dio con la intervención de la Fuerza Multinacional en 1982, cuando la presencia de tropas francesas, italianas y estadounidenses en Beirut hizo creer al presidente Amin Gemayel que poseía un firme respaldo exterior, lo que no cuadraba con la realidad y que favoreció que adoptara una línea de negociación dura con sus adversarios, cuando su poder militar era bastante reducido. Algo parecido sucedió con el general Michel Aoun en las postrimerías del conflicto, al valorar en exceso el apoyo de países como Francia o Irak.
El libro aplica posteriormente su teoría del estancamiento a las guerras civiles del período 1944-2006, y aporta su visión de cómo las características de ese modelo presentes en el caso libanés se pueden detectar en otros muchos escenarios. Específicamente, el capítulo 6 se centra en los ejemplos de Chad y Yemen (1994), analizando cómo factores tales como la importancia de los intereses en juego para los actores internacionales y los costes de una escalada del conflicto jugaron un papel explicativo de primer orden para entender la evolución de estos.
En definitiva, la cuestión clave radica en cómo entender la proliferación de conflictos civiles empantanados en el mundo y el papel que en ello han jugado los actores internacionales en interacción con los locales. La obra nos ofrece un instrumento de análisis racionalista con una gran capacidad explicativa, basado en un cálculo de costes/beneficios, además de poner en duda la lógica de numerosas intervenciones internacionales, que se basa a menudo en la idea de compartir el poder entre distintas facciones, lo que puede conducir a unas expectativas irreales que simplemente prolonguen el conflicto. Jonah Schulhofer-Wohl ha hecho sin duda una gran contribución para la comprensión de este fenómeno con un trabajo muy encomiable.
Revista CIDOB d’Afers Internacionals, nº 130, p. 221-236
Cuatrimestral (enero-abril 2022)
ISSN:1133-6595 | E-ISSN:2013-035X
DOI: https://doi.org/10.24241/rcai.2022.130.1.229