¿Qué ha pasado en el mundo en 2014? Una visión desde CIDOB

Opinion CIDOB 293
Fecha de publicación: 12/2014
Autor:
CIDOB
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30 de Diciembre, 2014 / Opinión CIDOB, n.º 293 / E-ISSN 2014-0843

Dejamos atrás el 2014. Un año en el que la UE no pudo superar plenamente la crisis que arrastra desde 2008 y en el que, además, se vio rodeada por tres graves conflictos: Siria, Libia y Ucrania. Desde CIDOB hemos analizado estas crisis superpuestas y, al mismo tiempo, hemos seguido de cerca la aparente fragilidad de las principales potencias emergentes y su impacto en el orden global.

Las protestas de Maidán abrieron el 2014. Carmen Claudín ya advirtió que el Kremlin no se quedaría de brazos cruzados ante un posible acercamiento de Ucrania a la UE. Las manifestaciones en Kíev provocaron la caída del régimen de Yanukóvich y tensionaron todo el espacio post-soviético, añadiendo incertidumbres al proyecto de Unión Eurasiática promovido por Rusia. La anexión de Crimea, primero y luego el derribo del avión de Malaysian Airlines obligaron a la UE a adoptar una posición más firme de apoyo al nuevo gobierno en Kíev. Putin, adalid del giro conservador descrito por Andrey Makarychev y Alexandra Yatsyk, lidera una Rusia con vocación de rivalizar estratégicamente con la UE y con capacidad para quebrar los consensos entre los Estados Miembros. Como explican Nicolás de Pedro y Carmen Claudín, el presidente ruso ha optado por el conflicto, guiado por viejos cálculos geopolíticos que están conduciendo a Rusia a una situación económica insostenible. Y aunque Ucrania es un tema eminentemente europeo, desde CIDOB nos hemos preguntado por sus implicaciones para América Latina y Oriente Medio.

Nuestros investigadores alertaron a principios de 2014 que éste iba ser un año con pocos motivos para el optimismo en el Mediterráneo. Efectivamente, las crisis se han multiplicado. La entrada en escena del llamado “Estado Islámico” ha contribuido a que, tras el desmantelamiento del arsenal químico y el fracaso de las negociaciones de Montreux, Siria vuelva a la primera línea de la agenda internacional. Héctor Sánchez y Eduard Soler explicaron cómo todo ello beneficia a Al-Asad, sumándose así al inventario de ignominias detallado por Pere Vilanova. Por su lado, Eckart Woertz ha proporcionado claves que ponen en duda la sostenibilidad económica de esta nueva manifestación del terrorismo transnacional. Si 2014 ha sido otro año perdido para Siria, en Libia se ha puesto en evidencia que el país corre el riesgo de ser un estado fallido, si es que no lo es ya, como argumentan Francis Ghilès y Ethan Chorin. En las páginas de El País, Juan Garrigues volvía a poner el foco sobre el papel de las milicias y apostaba por un proceso de reconciliación nacional. También ha sido el año en que Gaza volvió a ser bombardeada. Como argumenta Moussa Bourekba la crisis se cerró en falso y los ingredientes para un nuevo estallido de la violencia en Palestina siguen presentes. Sobre esta cuestión, terminamos el año analizando el inusual activismo parlamentario europeo y la ruptura del tabú sobre un posible reconocimiento de Palestina si el proceso de paz se mantiene en vía muerta.

En este escenario de crisis, Roberto Toscano ha subrayado la importancia estratégica de culminar con éxito las negociaciones sobre el programa nuclear con Irán y los temores de quienes pretenden boicotearlas. ¿Y qué ha sido de la esperanza democrática en el mundo árabe? Egipto y Túnez representan la cara y la cruz del proceso de apertura política iniciado en 2011. Para Iván Martín las elecciones tunecinas de 2014 mostraron el inequívoco pero frágil avance del país hacia la democracia. En cambio, Ricard González alertó, a la luz de las elecciones egipcias que encumbraron a Al-Sisi, del riesgo de restauración de un orden autocrático sobre unos nuevos pilares. A pesar de estas diferencias políticas ambos países comparten una delicada situación económica. Desde CIDOB se ha reclamado un esfuerzo financiero adicional para apuntalar la transición y se ha puesto de manifiesto que Egipto depende ahora de la ayuda financiera de los países del Golfo. Finalmente, este fue el año en que Erdogan fue elegido presidente de Turquía en un contexto marcado por crisis internas como el accidente minero de Soma, las dificultades en sus relaciones con la UE y una nueva centralidad de la cuestión kurda, sobre todo a raíz del asedio de Kobane.

Una de las consecuencias más dramáticas de los conflictos y la inseguridad en el norte de África ha sido el aumento de refugiados y de desplazados, muchos de los cuales intentan llegar a las costas europeas. Ante este escenario Anna Bardolet reivindicó una reforma de las políticas de asilo y, más concretamente, propuso la creación de un visado humanitario. Elena Sánchez y Eduard Soler pusieron el foco en la voluntad de España de europeizar la situación crítica que se vive en Ceuta y Melilla. Junto a la intención de sellar las fronteras europeas en 2014, hemos asistido con preocupación a un debate sobre la libertad de circulación dentro de la UE y en Suiza donde, a través de un polémico referéndum, se decidió limitar el establecimiento de residentes comunitarios. El nuevo comisario, Dimitris Avramopoulos tendrá que abordar ambas dimensiones desde su nueva cartera de Migración. Estas dinámicas deben situarse en un contexto de crisis económica, de nuevos flujos de emigración y de aumento del populismo en el viejo continente. La gran recesión europea ha provocado, como apuntan Diego Muro y Guillem Vidal, que se ensanchen las brechas entre ciudadanos e instituciones, países deudores y acreedores y entre los propios ciudadanos. También asistimos a nuevas formas de movilización ciudadana. Yolanda Onghena ha contribuido al debate sobre dinámicas interculturales con el libro Pensar la mezcla en el que invita a repensar la identidad y la diferencia.

En este contexto, el último número de Afers Internacionals de 2014 se pregunta cómo actúa la Unión Europea en un entorno tan adverso para mantener su capacidad de influencia en las instituciones multilaterales y en los mecanismos de gobernanza global. También hemos analizado el peso e influencia de los movimientos antisistema, especialmente a la luz de las elecciones al Parlamento Europeo del mes de mayo. El año anterior varios think-tanks del sur de Europa, quisimos poner de manifiesto las diferencias entre grupos eurófobos, euroescépticos y eurocríticos y, en relación a España, predijimos que la erosión del bipartidismo creaba un vacío político que podía ser ocupado por una mezcla de partidos más pequeños, movimientos de protesta y plataformas ciudadanas. Elina Viilup analizó el resultado de las elecciones europeas apuntando al ligero aumento de la participación y a que el parlamento resultante, aunque más fragmentado, es abrumadoramente pro-europeo. Se abría un nuevo ciclo político. Carme Colomina y Elina Viilup detallaron qué elementos determinarán el éxito o fracaso de la nueva Comisión presidida por Jean Claude Juncker en lo que Carles A. Gasòliba ha calificado como una última oportunidad.

Junto a la inestabilidad entre sus vecinos, la economía ha sido la gran prioridad de la UE. En este sentido, Jordi Bacaria puso el énfasis en el Banco Central Europeo y, concretamente, en la entrada en funcionamiento del Mecanismo Único de Supervisión, que alcanza al 82% de los activos bancarios de la eurozona. Finalmente, el voto escocés para decidir su posible separación del Reino Unido centró la atención de todo el continente europeo. Marc Gafarot expuso las claves de un referéndum que puso sobre la mesa la pregunta de cómo afectaría a su permanencia en la UE que Escocia se hubiera independizado del Reino Unido, un tema también recurrente en Catalunya. En relación a este debate, Graham Avery afirmó que la UE rechaza inicialmente estos procesos para aceptarlos de forma pragmática, a condición de que el camino a la independencia pueda considerarse constitucional.

¿Y qué sucede en el resto del mundo? Desde CIDOB hemos seguido analizando la reconfiguración del poder a nivel global, las dinámicas de integración regional y también viejos y nuevos focos de conflicto. Una de las características de 2014 es que, además de Rusia, otras potencias emergentes se han visto en apuros políticos y económicos. China, con el persistente y agravado conflicto de Xinjiang y las protestas en Hong Kong o Brasil, que ha entrado en recesión y se enfrentó en verano a una ola de protestas sociales en vísperas del mundial de fútbol. También Japón ha entrado en recesión. CIDOB ha prestado en 2014 una especial atención a este país, entre otros motivos, para extraer lecciones para otras economías en crisis como la española y calibrar el impacto regional de las políticas de Tokyo. Oriol Farrés termina el año analizando las implicaciones de la reelección de Shinzo Abe. En India, por último, la arrolladora victoria de Narendra Modi ha abierto una nueva etapa tanto para su política interior como para sus relaciones exteriores.

En América Latina ha sido un año de intensa actividad electoral: Colombia, Bolivia, Brasil o Uruguay son algunos de los comicios que CIDOB ha seguido de cerca y en los que ha predominado la continuidad. Mientras tanto, Argentina ha seguido siendo escenario de litigios tal y como ha relatado Santiago Villar. México inició el 2014 con grandes expectativas sobre el resultado de las reformas iniciadas por Peña Nieto, pero los graves episodios de violencia de Iguala de otoño han cuestionado su viabilidad. También hemos analizado la reconfiguración de liderazgos regionales y sus repercusiones para la UE; Anna Ayuso y Jordi Bacaria también se detuvieron en el análisis de la nueva etapa que inaugura la cumbre iberoamericana de Veracruz, apostando por una mayor implicación de la ciudadanía. En las Américas, 2014 termina con dos dinámicas esperanzadoras: Paula de Castro analiza porque estamos ante una oportunidad real de alcanzar la paz en Colombia y Anna Ayuso aborda la normalización de relaciones entre EEUU y Cuba.

Una esperanza que, desgraciadamente, queda lejos para otros conflictos. Las elecciones en Afganistán han llevado al poder a Ashraf Gani pero no anuncian el fin de la violencia. Además, ésta se extiende a países vecinos. Emma Hooper analizó cuatro grandes retos para Pakistán: el extremismo y la violencia, la débil gobernanza, la precariedad económica y la necesidad de adaptar su política exterior. Una muestra de la delicada situación del país ha sido el cruel asesinato de más de un centenar de niños en Peshawar a manos de los talibanes pakistaníes.

Un panorama ciertamente sombrío que confiamos que mejore en 2015. Desde CIDOB seguiremos analizando los grandes temas de la actualidad internacional, sin dejar de lado aquellos que quedan en un ángulo muerto y pasan inadvertidos hasta que estalla una crisis. Europa seguirá inmersa en debates que ya hemos presenciado en 2014: crisis política e institucional, tensiones territoriales, temor a una tercera recesión, negociaciones sobre el TTIP, nuevos estímulos económicos, etc. Además, en 2015 también centraremos nuestros esfuerzos en el desafío al orden de seguridad en Europa en el año que celebraremos el 40 aniversario del Acta de Helsinki. Veinte años después del lanzamiento del Proceso de Barcelona, abordaremos la necesaria adaptación de las políticas europeas hacia el Mediterráneo y Oriente Medio. Pasada la efervescencia electoral de 2014 en América Latina y tras el sorpresivo anuncio de Obama sobre Cuba, vamos a estudiar si se están alterando los equilibrios regionales. Finalmente, 2015 va a ser un año crítico en grandes temas globales como los nuevos objetivos en materia de desarrollo sostenible, la lucha contra el cambio climático, la posible desaceleración de las economías emergentes o las repercusiones geopolíticas de la caída de los precios del petróleo.