China: ¿un país del Sur Global?

China: ¿un país del Sur Global?
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Fecha de publicación: 10/2024
Autor:
Yun Sun, investigadora sénior y codirectora del Programa de Asia Oriental; directora del Programa sobre China de Stimson Center
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A medida que la competencia entre las grandes potencias se intensifica y abarca a un número mayor de actores internacionales, el Sur Global emerge como un sujeto clave en la competencia entre China y Estados Unidos y, en términos más generales, con respecto a Occidente. Aunque China se ha postulado tradicionalmente como portavoz y representante del Sur Global, esta posición autoatribuida no está exenta de controversia. Actualmente, tanto EEUU como China consideran el Sur Global como una fuerza crítica, cuyo impacto podría determinar el equilibrio global de poder y que, probablemente, desempeñará en el futuro un papel cada vez más relevante en los asuntos internacionales. De ahí que resulte cada vez más urgente y necesario analizar el enfoque y la perspectiva que tiene China respecto a este Sur Global emergente. 

La narrativa china sobre el Sur Global

El término Sur Global suele hacer referencia a los países en desarrollo o subdesarrollados y adquiere su sentido en contraposición con el término Norte Global, empleado en referencia a los países desarrollados. Históricamente, China apostó por el término países en desarrollo, mientras que Sur Global se utilizaba a menudo en el contexto de la cooperación Sur-Sur, en el marco de las Naciones Unidas. Como afirmaba el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, «la ayuda de China a los países en desarrollo consiste esencialmente en la aplicación del concepto de cooperación Sur-Sur»1

Sin embargo, en los últimos años la dinámica se ha invertido, y el empleo del término Sur Global por parte de China en su discurso ha sido cada vez más frecuente, en detrimento del de países en desarrollo. Desde la perspectiva china, el concepto países en desarrollo se ha vuelto menos prominente en la narrativa global oficial, no solo porque los países en desarrollo han evolucionado ‒mostrando enormes divergencias entre ellos‒, sino también porque el propio término, al depender de indicadores socioeconómicos, ya no es representativo de los matices que marcan las diferencias y características únicas dentro de este grupo de países2.

Algunos investigadores chinos han descrito el Sur Global como una agrupación de países que no se pronuncian en cuestión de valores e ideología, y que no se identifican necesariamente con la perspectiva occidental3. Otros destacan la relativa neutralidad del término Sur Global en relación con la carga negativa que existe en el binomio países en desarrollo y países desarrollados, que inevitablemente da a entender que los países en desarrollo son países atrasados y no tan avanzados o sofisticados. Finalmente, otro aspecto que ha sido recogido en el pensamiento sobre el Sur Global es que, con el desarrollo de algunos países del Tercer Mundo, la expresión países en desarrollo queda corta para describir las crecientes diferencias entre los países dentro de este mismo bloque, que resultan cada vez más evidentes y significativas. El término Sur Global da, en cambio, una cobertura general adecuada y efectiva para todos estos países. 

Desde el punto de vista de China, el término Sur Global se basa fundamentalmente en el estado de desarrollo socioeconómico de los países en cuestión. Por defecto, al igual que países en desarrollo, el Sur Global no remite a una categorización política subyacente a la agrupación de ciertos países. La política de tratar al Sur Global como un grupo político es, en opinión de China, una campaña occidental para politizar el término con el fin de aislar a sus adversarios4 a través de criterios geopolíticos, una estrategia que, a su entender, apunta directamente hacia China. 

China: ¿un país del Sur Global? 

La pertenencia de China al Sur Global es tan cuestionable como su condición de país en desarrollo. Si bien China sigue utilizando el término país en desarrollo para describirse a sí misma, el Banco Mundial la inserta en el grupo de países de renta media-alta. No obstante, Beijing se resiste a renunciar a su estatus previo, y no resulta difícil entender por qué, ya que este estatus le concede tratos preferenciales a nivel internacional, como el requisito de acceso a los mercados de la Organización Mundial del Comercio o los préstamos de los bancos multilaterales de desarrollo. Y lo que es más importante, al reclamar su condición de país en desarrollo China se envuelve en una identidad de grupo que le evita el aislamiento y refuerza sus apoyos. En base a ello, se presenta como portavoz y defensora de los intereses de estos países en tanto que miembros de la hermandad en desarrollo. 

Algo similar podemos afirmar del posicionamiento y de la estrategia china en relación con el Sur Global. Al considerarse aún un país en desarrollo, China se percibe también como integrante del Sur Global por defecto. Su participación, desde sus inicios, en el marco de la cooperación Sur-Sur de las Naciones Unidas refuerza aún más dicha condición, ya que si la cooperación de China con otros países puede enmarcarse dentro de la cooperación Sur-Sur, lo lógico es considerar que China forma parte de este bloque. En paralelo, la tesis china se apoya en la lista de países que contempla el Centro Financiero para la Cooperación Sur-Sur (FCSSC), un grupo asesor de las Naciones Unidas en asuntos económicos y sociales que abarca 78 países: el Grupo de los 77 más China. 

No obstante, la identificación de China como país del Sur Global no está exenta de controversia, dentro y fuera de ese bloque. Sin ir más lejos, y en virtud de su nuevo estatus como país de renta media-alta, le llueven críticas desde otras naciones en desarrollo, como India, que se ve a sí misma (y es vista) como mejor representante del Sur Global que China. Desde el plano doméstico, resulta difícil de conciliar esta doble identidad china como un miembro más del Sur Global, y al mismo tiempo, como socio privilegiado de los países que lo conforman, es decir, externo a ellos. Especialmente en el contexto de competencia entre grandes potencias, la relación de China con los países del Sur Global se ve inevitablemente a través de la lente de su relación con Estados Unidos ‒y, en un foco más amplio, con Occidente‒, en su pugna por el liderazgo y la afinidad con la larga lista de países que conforman el Sur Global. Esta doble relación con el Sur Global, como elemento endógeno y exógeno a un tiempo, da lugar a reflexiones interesantes acerca de los enfoques de China hacia este grupo de países, y también hacia sí misma. 

¿Sur o Este Global?

Una vez abordado el debate acerca de la distinción entre el Sur Global y los países en desarrollo, nos centraremos ahora en otro dilema que concierne a China: si pertenece más al Sur o al Este Global5. De hecho, si el Sur Global agrupa a países económicamente menos desarrollados, ideológicamente no-occidentales y políticamente neutrales, por defecto habría un importante solapamiento con el Este ‒o el Oriente‒, que por definición se contrapone al bloque occidental. Durante el segundo año de la COVID-19, en 2021, Beijing proclamó oficialmente el ascenso del Este y el declive de Occidente sobre la base de que, gracias a su sistema de gobierno altamente autoritario ‒y por ello más efectivo‒, China habría demostrado una capacidad superior de controlar la pandemia de la COVID-19 que la de los gobiernos occidentales.

Siguiendo con este razonamiento, si su estatus como país en desarrollo ya está en cuestión y asumimos que su aspiración política se identifica como no occidental, resulta legítimo argumentar que China no encaja en el estatus de miembro del Sur Global. Más bien sería un miembro natural del Este Global, contrapuesto al bloque occidental. 

No obstante, China se opone firmemente al concepto de Este Global y a que se la cuente entre sus miembros. Desde la perspectiva china, el término Este Global pretende diferenciar a China, Rusia, Corea del Norte e Irán del resto del Sur Global, equiparándolos a una suerte de eje del mal6. Desde esta perspectiva, el término Este Global no solo tiene un fuerte componente geopolítico, sino que conduce a pensar en una nueva Guerra Fría, con el trasfondo de la competencia entre las grandes potencias. Esta visión concuerda con la tesis de los tres mundos desarrollada por el teórico de las relaciones internacionales estadounidense G. John Ikenberry7, quien desde la perspectiva china articula de forma primaria el empeño occidental en abrir una brecha entre China y el Sur Global, situando a Beijing al frente del Este Global, al que retrata como un conjunto de estados criminales e iliberales. 

No es difícil entender por qué China se opone hoy frontalmente a esta clasificación, aun siendo el primer país que hizo hincapié en el ascenso del Este y el declive de Occidente. Cada vez más lejos del sentido original que Beijing quería otorgar al Este Global, esta denominación está viéndose reducida a un determinado grupo de países, con China a la cabeza, que se sitúan en oposición Occidente y ‒lo que molesta más a China‒, también a un número notable de países del Sur Global. 

La batalla por el liderazgo: China versus India 

Existe una firme convicción en China acerca de su legítimo liderazgo del Sur Global. Sin embargo, los dirigentes del Gobierno chino tienden a evitar mencionarlo explícitamente y prefieren retratar al Sur Global como una gran familia con iguales condiciones de membresía y participación, y en la que la participación de China es natural e indispensable. Esta posición encaja en el principio arraigado en el discurso chino en materia de política exterior de la igualdad entre todos los estados, y en cierto modo aspira a hacer menos evidente la descomunal influencia de China sobre los países en desarrollo, especialmente a través de sus estrategias económicas estatales, que solo generarían reacciones y opiniones negativas por parte de países a los que China intenta atraer hacia su órbita. 

No obstante, en el entorno de la clase política china y de muchos de sus interlocutores, la percepción del papel y la posición de China dentro del Sur Global como líder económico, mecenas político y, en general, defensor de los intereses de los países en desarrollo es mucho menos humilde. A su modo de ver, el modelo de desarrollo chino ha aportado conocimientos y alternativas importantes al resto de la comunidad internacional. Así lo expresaba el presidente Xi Jinping en el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, en 2017. Económicamente, China se ve a sí misma como un proveedor clave de proyectos de infraestructura y financiación para los países en desarrollo del Sur Global. Y, además, debido a sus diferencias con Estados Unidos en lo que respecta a los asuntos internacionales, Beijing se presenta como un defensor desinteresado de las perspectivas e intereses de los países en desarrollo: desde la cuestión de la paz en Oriente Próximo hasta las negociaciones sobre el cambio climático. A pesar de la enorme disparidad con respecto a la cantidad de recursos, su dimensión y sus capacidades, China no percibe que esto sea un factor negativo en su relación con el Sur Global; al contrario, considera que son elementos clave que justifican su liderazgo y su papel protector y defensor de los intereses de estos países. 

Por el momento, China no percibe que India pueda cuestionar realmente su liderazgo del Sur Global. Importantes estrategas chinos, como Zhou Bo, de la Universidad de Tsinghua, han señalado como un lastre la precarización de la democracia india durante la Administración Modi, que frena su crecimiento económico, y al que se suma el posicionamiento errático del país en relación con las cuestiones de paz y a los conflictos regionales, como la reciente crisis de Gaza8. Desde esta perspectiva, en tanto que India siga siendo una potencia inferior a China, su aptitud para asumir un liderazgo en el Sur Global se verá limitada por sus propias carencias y por la mayor capacidad de respuesta de China. 

El desafío que plantean estas reivindicaciones es, evidentemente, multidimensional. Depende fundamentalmente de cómo China se vea a sí misma y en qué contexto se quiera situar. Si China se identifica como parte del Sur Global y propugna políticas motivadas sobre todo por la mejora de sus relaciones con estos países, estaría en condiciones de reivindicar el papel preeminente, por su contribución al desarrollo y a la voz colectiva de este grupo. Sin embargo, si el Sur Global no constituye para ella más que un objetivo intermedio, instrumentalizado por su rivalidad con Estados Unidos, y destinado a reducir su aislamiento y formar una coalición amplia de apoyos supeditados a los intereses de China, los países del Sur Global tendrán motivos más que suficientes para buscar una voz propia y contrarrestar con ella, no solo a Estados Unidos y Occidente, sino también a China. Y es aquí donde India jugará un papel clave en el establecimiento de los equilibrios de poder. 

Las instituciones y el Sur Global 

Desde la perspectiva china, la emergencia del Sur Global deberá institucionalizarse en algún momento para demostrar su capacidad y eficacia. Según declaraba en marzo de 2024 el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, en una rueda de prensa de las sesiones parlamentarias, los BRICS encarnan el «ascenso colectivo del Sur Global y la aceleración de la multipolarización del mundo»9. Esto apoya la idea de que China ve en los BRICS una representación del Sur Global, que expande su alcance gracias a la entrada de 5 nuevos miembros en 2023: Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Etiopía10. A los ojos de China, la expansión no solo aumenta la fuerza y la representatividad del Sur Global, sino que también aumenta los recursos disponibles para que los BRICS, como organización, puedan dar apoyo a las necesidades de estos países. Esto es particularmente cierto en el potencial aumento de la financiación a través del Nuevo Banco de Desarrollo (Banco BRICS).

La lógica subyacente es simple: cuanto más apoyo reciban los países del Sur Global desde dentro del mismo bloque, menos dependerán del Norte Global o de los países desarrollados. China no tiene que ser el único proveedor de la ayuda pero, debido a su tamaño e influencia desproporcionados, puede ejercer este dominio a través de muchos canales informales. 

La priorización de los BRICS por parte de China se debe precisamente a este carácter institucional. Aparte de esta organización, hay pocas organizaciones y mecanismos materializados que ejemplifiquen de manera similar la solidaridad y las acciones colectivas del Sur Global. A este respecto, el G20 no contaría, ya que además de comprender a países del Sur Global, incluye también a países desarrollados. China ha puesto en marcha una serie de marcos bilaterales y minilaterales con este foco ‒como el Foro de Cooperación China-África, el Foro China-Países Árabes y el Foro China-América Latina‒, pero son principalmente entre China y un determinado subgrupo de países del Sur Global. Tampoco el Grupo de los 77 jugaría este papel, ya que se centra en la negociación colectiva de 77 países en desarrollo, pero dentro del marco de las Naciones Unidas; ni el Movimiento de Países No Alineados, que es un foro de 120 países que, por definición, no están formalmente alineados a favor o contra de un determinado polo de poder. Ambos son políticamente relevantes, pero ninguno ha desempeñado un papel significativo en el avance real de la posición colectiva, tal vez debido a la falta de colaboración e instituciones fuertes. Siempre hay que encontrar un punto intermedio entre representatividad y eficacia. 

Las claves de la estrategia china

El análisis de la narrativa y del discurso de China en relación Sur Global nos permite concluir que China ha sido más bien un actor reactivo que un promotor activo o el creador primigenio del término. Bajo este prisma, podemos afirmar que Beijing se ve a sí misma reaccionando pasivamente a una campaña crítica de Occidente que, por lo menos en parte, se sirve del concepto y la categorización del Sur Global para abrir una brecha entre China y los países en desarrollo y socavar así el vínculo tradicional entre ambos, como países inter pares. Por otra parte, Beijing es muy sensible y presta gran atención a la cuestión de la identidad de China como parte del Sur Global, así como a la cuestión del liderazgo dentro de este bloque de países. 

Resulta interesante intentar deducir la motivación y las intenciones de China a partir de su narrativa sobre el Sur Global. No cabe duda de que China considera el Sur Global como una parte de su identidad y que se otorga un papel de liderazgo natural de este colectivo. ¿Pero, por qué? ¿Acaso ve al Sur Global como un fin, o es un medio para un fin? 

En primer lugar, las intenciones de China en relación con el Sur Global están inevitablemente determinadas por su competencia con Estados Unidos. En un contexto de deterioro de las relaciones con los países desarrollados, el instinto más básico de Beijing es buscar la afinidad de los países en desarrollo para evitar el aislamiento, o incluso, erigir una coalición de países afines a su alrededor con los que contrarrestar colectivamente la narrativa occidental, especialmente estadounidense, sobre China. 

En segundo lugar, la cuestión del Sur Global se ve también a través de la lente de la gobernanza global o su reforma. Lo que está en juego, en último término, son las normas internacionales y el orden global, y cómo el Sur Global emergente podría aumentar su voz y proteger mejor sus intereses dentro del sistema internacional. Esto implica un desafío para un sistema que está dominado por Occidente, la voluntad de buscar un modelo de gobernanza global que sea más acorde con el modelo no democrático y el establecimiento de un equilibrio de poder más justo en el sistema de gobernanza global. 

En este sentido, la adhesión de China al Sur Global es más una alineación de intereses compartidos que una campaña altruista para elevar el estatus del Sur Global en la comunidad internacional. Beijing se ve a sí misma como líder del Sur Global, y el apoyo que le prestan los países en desarrollo se basa en los intereses compartidos y en su descontento con el actual sistema de gobernanza global. Sin embargo, esta convergencia de intereses no impide que China y el Sur Global tengan también importantes intereses divergentes. Entre ellos, el más evidente es que el escenario de competencia entre las grandes potencias es una razón clave para que los países del Sur Global persigan su propia agenda y equilibren así la relación entre Estados Unidos y China, algo que no sería del deseo de China. 

Por todo ello, seremos testigos, más pronto que tarde, de la lucha que ha de librar China entre su identidad como miembro del Sur Global y su ambición de ser un hegemon global. Hasta ahora su estrategia se ha centrado, en gran medida, en la creación de una amplia coalición entre los países del Sur Global para avanzar en la agenda de los países en desarrollo, pero a medida que su poder aumente, la conciliación de estas dos identidades y agendas en conflicto le resultará cada vez más costosa.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bo, Zhou. ¿Existe una competencia por liderar el Sur Global? China no quiere ser el líder y la India, no puede (en chino). Center for International Security and Strategy-Tsinghua University, (2024) (en línea) https://ciss.tsinghua.edu.cn/info/china_wzft/6906.

Ikenberry, John G. «Three Worlds: the West, East and South and the competition to shape global order». International Affairs, vol. 100, n.º 1 (enero de 2024).

Notas:

1- Véase «South-South Cooperation Day: 5, 20 and 70 years of China’s support for South-South Cooperation» (en chino). China International Development Cooperation Agency (septiembre de 2019) (en línea) http://www.cidca.gov.cn/2021-09/14/c_1211369364.htm.

2- Véase «From “developing countries” to countries of the “global South”» (en chino). China Social Scienes Net (CSSN) (octubre de 2019) (en línea) https://www.cssn.cn/skgz/bwyc/202310/t20231019_5691366.shtml.

3- Véase nuevamente, «From “developing countries” to countries of the “global South”» (en chino). China Social Scienes Net (CSSN) (octubre de 2019).

4- Véase https://cn.chinausfocus.com/foreign-policy/20230925/42980.html.

5- N. del T.: en castellano, optamos por el término «Este Global» como traslación del original «Global East», evitando otras alternativas que hemos valorado, como «Asia Global» o incluso «Oriente Global», que podría funcionar mejor en el binomio con «Occidente Global», pero que podría acarrear matices indeseados, próximos a las visiones orientalistas. 

6- Véase https://www.thepaper.cn/newsDetail_forward_26751487.

7- Véase Ikenberry (2024). 

8- Véase Bo (2024).

9- Véase discurso de Wang Yi ante el Foro de Cooperación China-Países Árabes «Impulsemos conjuntamente el “momento del Sur” de la gobernanza Global» (en línea) http://www.chinaarabcf.org/zyfw/202403/t20240308_11256212.htm.

10- N. del Ed.: en agosto de 2023, durante la presidencia de Alberto Fernández, Argentina anunció su voluntad de sumarse a los BRICS y ser el sexto miembro. No obstante, la llegada de Javier Milei a la presidencia implicó la renuncia formal del país a integrarse en la organización, materializada en diciembre del mismo año. 

 

Imagen: Lee Chan