La reforma económica en Cuba: atrapada en el medio

A lo largo de la última década, la economía cubana ha puesto en marcha una secuencia de reformas y de medidas estabilizadoras para corregir los desequilibrios macroeconómicos y asentar un nuevo modelo de crecimiento en la isla. El grado de éxito alcanzado en esas operaciones ha sido, por el momento, relativamente limitado. Tras más de tres décadas de reformas, la economía cubana sigue creciendo a muy bajo ritmo, con déficits sociales que se acumulan en el tiempo y presenta una notable vulnerabilidad frente a shocks externos. La limitada eficacia de la reforma deriva, en buena medida, de su ausencia de integralidad. Por su carácter parcial y fragmentado, las reformas se han revelado incapaces de activar un dinamismo sostenido de la economía; y, a su vez, el propósito de atenuar los desequilibrios ha obligado a terapias de tono recesivo que han dañado las potencialidades de crecimiento. Por todo ello, la lógica en la que se incurre es la propia de un círculo vicioso en el que aparece atrapada la economía cubana. Salir de esa trampa comporta asumir una reforma económica más comprehensiva, que afronte las principales distorsiones que impiden un funcionamiento pleno del mercado en los ámbitos cambiarios, así como del mercado laboral o del abastecimiento mayorista, entre otros. Este artículo pretende ofrecer algunas interpretaciones y evidencias acerca de este proceso.