Introducción: Cuba en la encrucijada
Desde comienzos de los años noventa, tras el colapso del bloque socialista, Cuba se encuentra transitando por una difícil senda de reformas orientadas a redefinir el modelo económico del país y a recomponer su sistema de relaciones con el exterior. Pese a ser muchos los cambios que se adoptaron a lo largo de este extendido período de casi tres décadas, todavía no se ha logrado situar la economía en una senda de progreso satisfactorio, corregir las tendencias recurrentes a los desequilibrios macroeconómicos, ni aportar una imagen precisa del escenario al que se quiere acceder. Pareciera que las reformas más sustanciales están todavía por hacer, mientras que muchas de las realizadas han tenido un efecto limitado por el carácter fragmentario o incompleto de su diseño.
Ha de admitirse que la tarea no es fácil por muchas razones; entre ellas, las cambiantes condiciones del entorno, la peculiar ubicación del país en el tablero geoestratégico internacional y las rigideces derivadas del modelo económico y político heredado. Esas dificultades explican, en parte, que el proceso haya estado trufado de avances y retrocesos, ensayos experimentales finalmente abandonados y frecuentes cambios de rumbo no siempre debidamente explicados. Pero, más allá de estas dificultades, la falta de claridad (o de consistencia) en la secuencia de las reformas y la calculada imprecisión con la que se presenta el escenario final al que los cambios se encaminan han actuado como un condicionante de todo el proceso. Una imprecisión que, sin embargo, adopta matices según el período que se considere.