Una sugerencia para Turquía: trate a sus inmigrantes como a sus emigrantes en el extranjero
Özge Bilgili
Investigadora, CIDOB
12 junio, 2014 / Opinión CIDOB, n.º 242 / E-ISSN 2014-0843
Las políticas de Turquía en materia de integración de inmigrantes han sido recientemente evaluadas y los resultados no son precisamente brillantes. Para mejorar las políticas de integración de los migrantes, los responsables políticos deberían prestar atención a la historia emigratoria del país y a sus políticas de participación de la diáspora. Sin duda, esta reflexión podría inspirar políticas más inclusivas y cohesionadas para crear un ambiente mucho más acogedor y justo para los inmigrantes en Turquía.
A ojos de muchos, Turquía es un país de emigración. Después de la Segunda Guerra Mundial, Turquía fue un país clave como fuente de emigración laboral hacia Europa, suministrando a países como Alemania y los Países Bajos una gran cantidad de mano de obra poco cualificada. Como consecuencia de los grandes flujos de salida que se prolongaron durante varias décadas, primero como emigración laboral pero más tarde como emigración familiar y de asilo, en la actualidad existe una considerable comunidad turca viviendo de forma permanente en el extranjero. Actualmente, 4,5 millones de ciudadanos turcos residen en el exterior, principalmente en Alemania.
En un primer momento, las políticas de Turquía con respecto a sus ciudadanos residentes en el extranjero estuvieron dominadas por las “políticas del país de origen”, dirigidas a la orientación de los emigrantes hacia el retorno mediante la creación de instituciones y la adopción de medidas que facilitasen fuertes vínculos económicos de los emigrantes con su país de origen. Dicho de otro modo, Turquía introdujo varias medidas para canalizar las remesas de tal manera que los ingresos de los emigrantes pudieran influir positivamente en el desarrollo económico del país. Hoy, por el contrario, se observa que las cuestiones económicas no son de gran importancia. Turquía se autodefine cada vez más como un país desarrollado económicamente y ya no está especialmente interesado en las remesas de sus emigrantes; lo cual no quiere decir que haya una disminución de la implicación de Turquía con sus migrantes en el exterior.
De hecho, en cuanto a las últimas políticas y acuerdos institucionales, es visible que el Gobierno turco está fuertemente unido a sus ciudadanos que viven en el extranjero y presta mucha atención a su bienestar sociocultural y económico en los países de destino. Es decir, Turquía considera que es de gran importancia que los turcos en el exterior se hayan integrado con éxito. El Yurtdisi Turkler ve Akraba Topluluklar Baskanligi/ Turks Abroad and Relative Communities Department, por ejemplo, trabaja con los ciudadanos turcos que viven en el extranjero y les asiste en la resolución de los problemas a los que se puedan enfrentar. La organización tiene como objetivo gestionar las nuevas actividades sociales, culturales y económicas de los ciudadanos turcos y sus descendientes residentes en el exterior, de acuerdo con sus necesidades y demandas. Las actividades de la organización están dirigidas no solo a los ciudadanos turcos y sus descendientes en el extranjero, sino también a las organizaciones de emigrantes, las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones profesionales en el exterior.
Teniendo en cuenta este enfoque específico de las políticas turcas en relación con el bienestar de sus emigrantes, cabría esperar la misma atención a sus inmigrantes. Es evidente que el país reconoce la importancia del apoyo institucional que los inmigrantes necesitan una vez que se establecen en el país de destino, ya que trata de proporcionar este apoyo, incluso como un “país de emigración”. Sin embargo, lamentablemente, el Índice de Políticas de Integración de los Migrantes (MIPEX, por sus siglas en inglés), que fue publicado en la primavera de 2014, muestra que las políticas de integración de los inmigrantes en Turquía están lejos de ser ideales. MIPEX evalúa las políticas de integración de Turquía con el fin de ofrecer una visión de estas a través de una amplia perspectiva que abarca diversos contextos. Los ámbitos cubiertos por el MIPEX incluyen la movilidad del mercado laboral, la reunificación familiar, la educación, la participación política, la residencia a largo plazo, el acceso a la nacionalidad y la lucha contra la discriminación. El informe sugiere que “el marco jurídico de Turquía es ligeramente desfavorable para la integración y se sitúa por debajo del resto de países MIPEX, consiguiendo solo 24 de los 100 puntos posibles”. Si profundizamos en el contenido del informe, se observa que los inmigrantes apenas reciben apoyo del Gobierno y que sus derechos están limitados.
En el mercado laboral, los inmigrantes están “atados a sus empleadores, sin los mismos derechos que los trabajadores y sin ningún apoyo general o específico para mejorar su trabajo o habilidades”. La Dis Iliskiler ve Yurtdisi Isci Hizmetleri Genel Mudurlugu/ Foreign Relations and Abroad Worker Services General Directorate,la primera organización gubernamental (establecida en 1967) para tratar con los trabajadores migrantes turcos en el extranjero, ha trabajado durante mucho tiempo para proteger los derechos de los trabajadores turcos en el exterior. Tal vez sea hora de aprovechar las experiencias de esta Dirección y ofrecer derechos y servicios similares a los inmigrantes en Turquía.
El marco legal para la reunificación familiar también está por debajo de la media europea y sigue siendo discrecional. Si bien la emigración familiar ha sido una parte tan importante de la historia moderna de la migración turca y está reconocida como un derecho fundamental, existe una clara necesidad de llevar a cabo mejoras en esta dimensión.
Turquía también obtuvo la puntuación más baja en el ámbito de políticas de educación en comparación con otros países MIPEX, y no lo está haciendo mucho mejor en cuanto a la participación política, ya que los inmigrantes no pueden votar o presentarse como candidatos a las elecciones, a diferencia de la mayoría de los estados que participan en MIPEX. Por último, pero no por ello menos importante, si bien es positivo que Turquía reconozca la doble nacionalidad, el derecho de residencia y el camino para convertirse en turco siguen siendo discrecionales y no ayudan a la integración en el país. Estas son sin duda las dimensiones que necesitan más atención, ya que, con toda probabilidad, la inmigración en Turquía no hará sino aumentar en un futuro próximo, y hay muchas evidencias en la literatura que muestran que la existencia de políticas favorables es una de las mejores maneras de lidiar con la inmigración irregular.
En resumen, el MIPEX Turquía ofrece un triste pero buen espejo de las actuales políticas turcas sobre integración de los inmigrantes. Como nota positiva, se podría decir que hay al menos un gran espacio para realizar mejoras. En conclusión, teniendo en cuenta la gravedad del contexto político actual, la mejor sugerencia política de integración puede ser: tratar a sus inmigrantes como a sus emigrantes en el extranjero.