Resultados #EP2014: "Caramelos para todos los gustos"
Elina Viilup
investigadora principal, CIDOB
26 May0 2014 / Opinión CIDOB, n.º 239 / E-ISSN 2014-0843
Después de la montaña rusa de la noche electoral, las estimaciones ya se han publicado. Los resultados son como las famosas grageas de gominola de “Todos los sabores de Bertie Bott” de los libros de Harry Potter –los votantes europeos se han encargado de ofrecernos una amplia gama de sabores que van desde lo sorprendentemente sabroso, hasta lo completamente ordinario pasando por el “sabor viscoso”. De hecho, no se puede estar más de acuerdo con las declaraciones del presidente de la Comisión, Durão Barroso, sobre que el resultado de las elecciones refleja la diversidad de los Estados miembros y la mezcla única de un debate paneuropeo, aunque limitado, en las agendas nacionales.
La noticia más suculenta de la noche electoral es, a pesar de todo, la de la participación. Por primera vez desde las primeras elecciones directas de 1979, la caída libre de la tasa de participación se ha detenido en un 43.11%, e incluso ha aumentado ligeramente un 0,11%, respecto a las elecciones de 2009. Este minúsculo aumento puede atribuirse a los efectos combinados de la crisis político-económica que ha afectado a la mayor parte de la UE en los últimos años y a la campaña paneuropea dirigida por los seis Spitzenkandidaten. La primera cuestión llevó el debate europeo a la calle y la segunda ha hecho a Europa más visible que nunca, a pesar de que los seis candidatos se centraron sólo en unos pocos países y sus debates televisivos tuvieron una distribución limitada (prueba de ello es que sólo el 0.9% de la audiencia vio el primer debate presidencial emitido el 15 de mayo en España).
Otra de las sorpresas de la noche fue la revolución de los medios de comunicación generada en Twitter a lo largo y ancho de toda Europa y principalmente en inglés. Los resultados a pie de urna y el escrutinio de los votos trascendían de inmediato y más rápidamente que por vía de cualquier otro medio de comunicación convencional en todos los países de la UE, generando así una gran conversación Europea. Sólo la radio pudo informar hasta cierto punto y, tal como twitteó un participante de manera concisa: Twitter: 12 puntos; Radio: 10 puntos; TV 0 puntos.
Diversos analistas ya hace tiempo que han señalado que la falta de un medio de comunicación europeo está retrasando la creación de un espacio político común europeo. ¿Es posible que haya nacido un medio de comunicación intereuropeo la noche de las elecciones? ¿Estamos viendo el comienzo de una nueva realidad europea?
El caramelo amargo de la noche fue indudablemente la victoria de partidos de extrema derecha en algunos países, especialmente el UKIP en Reino Unido con el respaldo de un tercio de los votos emitidos; el Frente Nacional en Francia; y el Partido del Pueblo danés, estos dos últimos recibiendo la confianza de uno de cada cuatro votantes. La extrema derecha también ha tenido buenos resultados en otros países, obteniendo excelentes resultados en Austria, Finlandia y Hungría. Sin embargo, y aunque parece que se olvida, también ha perdido en una serie de países - particularmente en los Países Bajos, y también en Italia, donde fue finalmente Matteo Renzi quien ganó por goleada histórica. De hecho, ni la extrema derecha ni los partidos euro-escépticos han ganado terreno sustancial en el sur de Europa, donde la austeridad ha golpeado más fuerte; lo que desmiente la creencia de que la austeridad genera extremismo. Incluso en Grecia, donde los votantes han castigado a los dos grandes partidos, parece que a Amanecer Dorado no le ha ido tan bien, ya que Syriza ha recogido el voto de protesta. En Europa Central y del Este, la extrema derecha únicamente ha conseguido buenos resultados en Hungría, donde el partido antisemita Jobbik parece haberse convertido en el principal partido de la oposición.
En resumen, nos encontramos ante un Parlamento Europeo más fragmentado y desordenado, pero abrumadoramente pro-europeo. Ni mucho menos esto es una razón para ser autocomplacientes; pero en la dura situación actual, el trabajo que hay por delante no es fácil. El porcentaje de euro-escépticos ha subido del 9% al 13-15%, según las primeras estimaciones, lo que significa que nos encontramos muy lejos aún de la posible toma de control del Parlamento Europeo por parte de los anti-europeos.
Sin embargo, hay un peligro excepcional que está destruyendo este equilibrio ya vulnerable. La alimentación del pánico por parte de los medios de comunicación de que los partidos de extrema derecha y anti-UE han ganado las elecciones aunque los números digan lo contrario puede contribuir a la victoria de estos partidos en nuestra mente colectiva, así como a la contaminación de la agenda de los principales partidos europeos. Además, la victoria del partido de Marine Le Pen en Francia, un país esencial para el proyecto de integración europea es, sin duda, un toque de atención para todos. Ahora sólo podemos esperar que los partidos europeos aprendan la lección correcta de esta montaña rusa de noche electoral y que el Parlamento Europeo esté preparado para hacer frente a los retos a los que está por enfrentarse, empezando por la elección del nuevo presidente de la Comisión.