¿Qué ha pasado en el mundo en 2015? Una visión desde CIDOB
Dejamos atrás el año 2015. Un año que será recordado por la llegada de centenares de miles de refugiados a Europa, por la intensificación de la amenaza terrorista a escala global y por acuerdos alcanzados en tiempo de descuento. Es momento de girar la vista atrás y hacer balance de un año especialmente intenso a través de los análisis que CIDOB ha publicado a lo largo de estos doce meses.
Nuestras previsiones
A principios de 2015 identificamos quince tendencias que iban a materializarse a lo largo del año. Apostábamos que Grecia no saldría de la zona euro, indicábamos que la crisis europea tendría una naturaleza cada vez más política, advertíamos sobre la importancia de los refugiados, que Schengen estaría en el punto de mira y que el terrorismo agudizaría el dilema libertad vs seguridad. También señalábamos una incidencia más fuerte de los movimientos contrarios al TTIP, mostrábamos preocupación sobre una Rusia desafiante y escogíamos tres palabras para describir el futuro inmediato de Oriente Medio y el Norte de África: conflicto, frustración y tensiones sucesorias. Describíamos unas sociedades latinoamericanas movilizadas y poníamos el foco en Brasil, Argentina y Venezuela. También nos referíamos a un “momento hemisférico” en torno a la cumbre de Panamá que acabó concretándose con el acercamiento entre Washington y la Habana. Finalmente, preveíamos que los precios del petróleo se mantendrían bajos, que los emergentes serían víctimas de sus propias contradicciones y que respecto al cambio climático habría acuerdo, aunque con dudas de que éste fuera suficiente.
Terrorismo
Buena parte de estas tendencias se materializaron y centraron el trabajo analítico de CIDOB. En 2015 hemos prestado especial interés a entender las causas y las respuestas al terrorismo en Europa. Moussa Bourekba abordaba el poder de atracción de Estado Islámico y Jordi Moreras se preguntaba por qué unos jóvenes se radicalizan y otros no. Sobre los atentados del 13 de noviembre en París, Diego Muro se preguntaba por qué Francia había sido el objetivo, Pol Morillas analizaba el recurso inédito al artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europa y Josep Maria Lloveras argumentaba a favor de europeizar las soluciones a un gran problema europeo. En las páginas de La Vanguardia, Eduard Soler detallaba junto a Lurdes Vidal (IEMed) siete trampas en las que no debería caerse en la lucha contra el terrorismo.
Antes, en relación a los atentados contra Charlie Hebdo, nuestros investigadores pusieron énfasis en las tensiones identitarias. Bourekba advertía de que a los gestos de solidaridad como “somos Charlie” podían seguirle respuestas más propias de la agenda política de la extrema derecha. Yolanda Onghena se centraba en el caso belga para explicar el surgimiento de iniciativas por parte de ciudadanos musulmanes europeos que rechazan tanto el terrorismo como la estigmatización.
Crisis de refugiados
La otra gran crisis a la que hemos dedicado una especial atención es la de los refugiados. En abril terrorismo y refugiados ya se colaron en la agenda de una reunión euro-mediterránea de ministros de asuntos exteriores que tenía por objetivo revisar la Política Europea de Vecindad. Pero fue a partir del verano cuando nadie podía negar que esta tragedia global se había convertido en un reto para la UE tan o más importante que la crisis económica que ha golpeado el continente en los últimos años. El trabajo de CIDOB en este ámbito se ha estructurado en tres niveles: monitorizando las causas en origen, analizando las respuestas en clave europea y contribuyendo a diseñar mejores políticas de acogida en el ámbito local. Jonathan Zaragoza (EUI) advertía en julio que se necesitaba un cambio de políticas para disminuir la siniestralidad en el Mediterráneo, Eckart Woertz describía una situación insostenible en Oriente Medio, Elena Sánchez y Eduard Soler proponían un papel más activo de las ciudades europeas, afirmando que es un espacio en el que Barcelona podía desempeñar un cierto liderazgo y Blanca Garcés explicaba por qué la política de asilo en Europa ha quedado obsoleta. Finalmente, en una obra colectiva en la que han participado varios investigadores de CIDOB se han analizado diez efectos colaterales de esta crisis para el proyecto de construcción europea.
Las otras crisis europeas
Si algo ha quedado claro es que la UE tiene una formidable habilidad para ir acumulando crisis sin resolver ninguna de ellas. En 2015 Grecia ha tenido un papel destacado, con dos elecciones, un referéndum y unas negociaciones cruciales para la sostenibilidad de la zona euro. El calendario electoral en el sur de Europa ha sido especialmente intenso y los investigadores de CIDOB han analizado, además de Grecia, por qué los partidos políticos tradicionales en Portugal resistían mejor que sus vecinos, el papel de la UE en las elecciones catalanas del 27S y el impacto de la situación económica en las elecciones españolas del 20D. Todo indica que el tema estrella para los próximos dos años va a ser el de la permanencia (y en qué circunstancias) del Reino Unido en la UE, el llamado Brexit. CIDOB ha empezado a abordar esta cuestión crucial incidiendo en el papel de la opinión pública. Pol Morillas y Berta Barbet apuntan a la soberanía, la inmigración y la movilidad como los elementos que determinarán la posición de los británicos en el futuro referéndum.
En las elecciones que han tenido lugar en otros países europeos se ha visto con inquietud el fortalecimiento de movimientos de extrema derecha y euroescépticos, cuando no eurófobos. Dídac Gutiérrez (UCL) argumentaba que para comprender la fuerza del euroescepticismo no podemos centrarnos sólo en entender el auge de estos partidos sino en la ausencia de políticas de promoción de un proyecto que depende del apoyo social para justificar su propia existencia. Yolanda Onghena e Isabel Verdet, por su lado, se preguntaban si es realmente tan complicado comunicar Europa y coordinaban una monografía que abordaba el papel de los medios de comunicación en la construcción de una europeidad crítica, abierta y fluida. Por su lado, Jordi Muñoz (UOC) abordaba la crisis de la socialdemocracia en tiempos de la gran recesión. Durante este año también hemos estudiado la política exterior y de seguridad de la UE. Pol Morillas coordinó un producto colectivo titulado “El mundo en Europa” en que se apuntaban crisis y tendencias globales que insieren a la Unión Europea en las dinámicas internacionales y determinan su posición en el mundo.
Mediterráneo y Oriente Medio
Si algo ha quedado claro este año es que la seguridad de la UE no puede desligarse de la intensidad del conflicto en la otra orilla del Mediterráneo. CIDOB ha continuado analizando el conflicto en Siria, especialmente en relación a las ambiciones y estrategias de potencias regionales y globales. También hemos seguido con preocupación cómo el terrorismo se cebaba en Túnez. Eduard Soler proponía cinco respuestas al terrorismo en el Magreb: unidad, colaboración regional, visión regional, lucha contra el tráfico de armas y resiliencia. Por su lado, Francis Ghilès exigía a la UE una actitud más generosa para evitar el colapso de este país. Sobre Libia nos hemos interrogado sobre las responsabilidades y las políticas de la comunidad internacional. Y sobre Yemen hemos seguido atentos a la nueva política saudí y hemos constatado un cierto debilitamiento de la alianza entre saudíes y pakistaníes, en lo que Emma Hooper calificó como un pragmatismo sin precedentes por parte de Islamabad. En cuanto al conflicto árabe-israelí también hemos observado un aumento de la violencia que llegó a describirse como una forma de intifada individual y una actitud poco conciliadora del re-elegido Binyamin Netanyahu.
No sólo nos hemos fijado en los niveles de violencia, sino también en los procesos políticos en el Norte de África y Oriente Medio. Inmaculada Szmolka (Universidad de Granada) coordinó un número especial de la revista Afers Internacionals sobre los actores y dinámicas de cambio. Ricard González analizó para CIDOB la institucionalización del régimen de Al Sisi en Egipto y Francis Ghilès contrapuso la situación económica de Marruecos, cuyo progreso es lento pero real, con la de Argelia, negativamente afectada por la bajada de los precios del petróleo y por unos gobernantes incapaces de afrontar los desafíos que tienen por delante. En un panorama sombrío, el reconocimiento a la transición tunecina en forma de Premio Nobel de la Paz ha sido un poderoso recordatorio de los beneficios del diálogo y la inclusión.
Rusia y el orden de seguridad en Europa
En este arco de crisis hemos continuado atentos a la situación en Europa Oriental. Nicolás de Pedro analizó el impacto en España de las sanciones europeas sobre Rusia, la sostenibilidad de los acuerdos de Minsk, la incomprensión y la tensión como una nueva normalidad en las relaciones UE-Rusia y las repercusiones del activismo ruso en Siria. Agneska Nimark se centró en el impacto de las tensiones con Rusia en el orden global en materia de no-proliferación. Y en el cuarenta aniversario de la cumbre de Helsinki, Pere Vilanova afirmaba que la seguridad europea, o si se prefiere, “paneuropea” es condición esencial de una mayor seguridad global.
Oportunidad diplomática
El año 2015 también se ha caracterizado por la intensidad diplomática. Sobresalen tres acuerdos en ámbitos bien distintos y que, con intensidad y desde voces distintas, han recibido el apelativo de históricos. El acuerdo nuclear con Irán, analizado por Roberto Toscano, es una apuesta no exenta de riesgo que refleja los cambios políticos en Estados Unidos e Irán y la necesidad de colaborar para hacer frente a amenazas compartidas. El acuerdo transpacífico en materia de liberalización comercial contrasta, según Jordi Bacaria, con las presiones en distintos sectores políticos y sociales en Europa empeñados en frenar o liquidar el TTIP. En este mismo ámbito CIDOB también ha dedicado un número monográfico de Afers Internacionals al interregionalismo. Y, finalmente, el acuerdo de París para hacer frente al calentamiento global. Una cita que Luigi Carafa calificó en las páginas de El País como la cumbre más crucial del siglo y sobre la que Oriol Costa analizó el papel de una Unión Europea que ya no lidera las negociaciones climáticas pero que puede, como sucedió en París, aprovechar coyunturas favorables.
América Latina
Las Américas no han sido una excepción en las dinámicas globales, especialmente en relación a la intensidad diplomática y electoral. En diciembre del año pasado se anunció el deshielo de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. A lo largo de 2015 ha proseguido el acercamiento entre Washington y la Habana que Anna Ayuso describió como un hecho irreversible al analizar la cumbre de Panamá. En cuanto a las elecciones cabe subrayar, primero, la trascendencia de las elecciones en Argentina que dieron la victoria de Mauricio Macri con un discurso de cambio y, segundo, las elecciones legislativas en Venezuela que han supuesto un duro golpe para el chavismo. Anna Ayuso valoraba la trascendencia regional de estas elecciones y argumentaba que el continente no podrá mirar hacia otro lado si Maduro no respeta el resultado electoral. Desde CIDOB también hemos seguido con esperanza el Proceso de Paz en Colombia al que hemos dedicado un dossier documental.
Emergentes
En clave global, desde CIDOB hemos culminado con éxito el proyecto Atlantic Future y hemos seguido la evolución de las potencias emergentes (o reemergidas), convertidas ahora en un tema de preocupación por las dudas sobre la sostenibilidad de su crecimiento económico y por las tensiones internas. Hemos seguido atentos al alcance de las reformas en México y las crecientes críticas internas contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. También hemos observado los cambios políticos en Turquía, que celebró dos elecciones en poco menos de cuatro meses. Sobre China, Sean Golden analizó qué hay detrás del llamado “sueño chino” invocado por el Presidente Xi. Y, sobre la India, Nicolás de Pedro realizó un balance del primer año de Narendra Modi en el poder. A lo largo de 2015 hemos incluido a África en nuestro análisis, dedicando a este continente el seminario War and Peace in the 21st Century. En paralelo, analizamos el calendario electoral africano, el papel de las fuerzas armadas en la transición de Burkina Faso, la crisis del Ébola como reto a la construcción del estado y el papel de China en el continente.
En clave de proximidad
CIDOB siempre se ha caracterizado por una agenda de investigación que combina la agenda internacional en su globalidad con el estudio de las repercusiones y dinámicas en el ámbito más próximo al ciudadano. En esta línea, CIDOB realizó en colaboración con el CEPS un estudio prospectivo sobre los escenarios de desarrollo macro-económico de Cataluña en el horizonte 2030. También reforzó el estudio de las ciudades como actores emergentes de soft-power global, como contribución local al desarrollo sostenible siguiendo un modelo de wise cities y abordando la trascendencia del turismo.
Con la vista puesta en 2016
En 2016 seguiremos analizando los grandes temas de la actualidad internacional y la participación en varios proyectos de investigación de la UE nos permitirán multiplicar este esfuerzo. Algunos momentos decisivos los tenemos bien marcados en la agenda, como las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y, previsiblemente, el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE. Desgraciadamente, en 2016 vamos a seguir hablando de refugiados y de terrorismo. Quizás también de crisis económica, aunque puede que menos para referirnos a Europa y más para describir la situación en la que se encuentran algunas potencias emergentes y países dependientes de la exportación de hidrocarburos. Con un poco de suerte, veremos en 2016 nuevas oportunidades para que la diplomacia y el diálogo político consigan sus objetivos en distintos focos de conflicto, de Colombia a Siria, pasando por Ucrania y Libia. También esperamos que la sociedad siga activa y movilizada y, en la medida de nuestras posibilidades, continuaremos aportando investigación, análisis y propuestas.