Michel Martelly y el reto de la reconstrucción

Fecha de publicación: 11/2010

Desafiando los pronósticos que auguran el fracaso de su gestión, el cantante Michel Martelly asumió la Presidencia de Haití el sábado 14 de mayo. Rodeado por representantes de las Naciones Unidas y de los principales donantes internacionales, en el acto de investidura prometió cambiar el país a través del imperio de “la ley y la autoridad”.

A mediados de abril Martelly supo que había obtenido 67,5% de los votos en la segunda vuelta, y desde entonces ha insistido en que el desafío de la reconstrucción no radica en la óptima gestión de los recursos donados por la comunidad internacional, sino en la inclusión de todos los haitianos en los beneficios que generará la recuperación física, económica, política y social del país. “Los ciudadanos votaron por el cambio en nuestras prácticas políticas, en nuestras opciones económicas y en nuestra organización social. Juntos podemos mover montañas. Seré el presidente de todos los haitianos, necesitamos emprender la reconciliación nacional”, proclamó.

Con el ascenso de Martelly, Haití ya logra una hazaña: presenciar, por primera vez, el traspaso de poder entre dos mandatarios que han sido electos democráticamente. En los últimos comicios generales, los haitianos también renovaron a las autoridades del Parlamento. Y es allí donde el próximo mandatario encontrará su primer escollo, dado que no logró la mayoría simple en las dos cámaras legislativas. En lo inmediato, el primer ministro designado por Martelly requerirá la aprobación del Congreso para entrar en funciones.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, ya anticipó que “los problemas de cohabitación” entre el próximo Poder Ejecutivo y la oposición podrían obstaculizar la instalación del nuevo Gobierno.

Los donantes internacionales están muy interesados en que nuevo líder de Haití goce de legitimidad popular y suficiente apoyo político en el aparato estatal para promover un clima de estabilidad política. Sólo así se completará la entrega de los 9 mil millones de dólares que la comunidad internacional ha ofrecido para financiar la reconstrucción del país tras el terremoto de enero de 2010.

La misión de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) veló por el desarrollo del proceso electoral y respaldó la gestión de la votación. Por ello, se abrieron hasta 1.518 procesos verbales de irregularidad que han sido escrutados por el centro de Tabulación de los Votos (CTV) bajo supervisión internacional, lo cual ha permitido descartar un fraude generalizado como el que se intentó perpetrar en la primera vuelta a favor del candidato oficialista Jude Celestin, en detrimento de la candidatura de Martelly.

Otros dos factores condicionaron los últimos comicios generales haitianos: el cólera y la violencia política. En el primer caso, las organizaciones de ayuda humanitaria han reclamado a los países y organismos internacionales mayor implicación en la dotación de recursos para atender a los enfermos y desplegar operativos de prevención que detengan la propagación de la epidemia. La pésima situación sanitaria y la carencia de infraestructura básica promovieron los cuestionamientos sobre la pertinencia de celebrar las elecciones en condiciones que no garantizaban el ejercicio efectivo del derecho a voto para toda la población.

En segundo lugar, opositores al Gobierno denunciaron la entrega de armas a pandillas y grupos afines al ex mandatario René Préval y a Célestin. El rumor que atribuía a los cascos azules nepalíes la llegada del cólera a la isla generó estallidos callejeros. Pero el intento de fraude en la primera vuelta fue el catalizador que generó una peligrosa atmósfera de incertidumbre y violencia. La tensión se incrementó con el regreso al país de Jean Bertrand Aristide y Jean-Claude Duvalier. De hecho, observadores haitianos e internacionales han indicado que el regreso de Aristide, dos días antes de la segunda ronda, alentó la abstención porque no dio su apoyo a ningún candidato.

Esos factores persisten, junto con el gran reto de generar infraestructura para cubrir las necesidades básicas y de seguridad de la población, a través de instituciones nacionales fiables. Es ahora cuando realmente se inicia la reconstrucción de Haití.

Han colaborado en la realización de este dossier: Anna Ayuso, Francesc Bayo, Valentina Oropeza, Íñigo Macías y Roberto Ortiz.

Última actualitzación: 30 de septiembre de 2011