La fragmentación política y la cuota de poder española en el Parlamento Europeo

Opinion CIDOB 234
Fecha de publicación: 05/2014
Autor:
Elina Viilup, investigadora principal, CIDOB
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Elina Viilup

investigadora principal, CIDOB

05 de Mayo, 2014 / Opinión CIDOB, n.º 234 / E-ISSN 2014-084

Parece extraño hablar de interés nacional en un órgano que representa a los ciudadanos europeos en lugar de a los Estados Miembros de la UE, ya que, como es bien conocido, el Parlamento Europeo vota preferentemente de acuerdo a las líneas de los partidos transnacionales antes que las de los partidos nacionales. A pesar de ello, también sabemos que en asuntos donde hay importantes intereses nacionales o diferencias regulatorias significativas entre los Estados Miembros, los europarlamentarios se desmarcan de las líneas de su grupo europeo o ejercen presión para formar alianzas entorno a divisiones ideológicas. Para España, las áreas donde el interés nacional es fuerte son aquellas relacionadas con el presupuesto de la UE, agricultura y pesca, fronteras, relaciones con los países de America Latina política bancaria y unificación legal.

Uno de los cambios recientes más significativos en el sistema político español es su fragmentación. Dado la profundidad de la crisis política, tanto los dos históricos partidos centrales, PP y PSOE, han ido perdiendo votantes en beneficio de una serie de partidos pequeños, principalmente excomunistas, ecologistas, nacionalistas regionales, así como otros centristas “recién llegados”, como son Unión, Progreso y Democracia (UPyD) a nivel nacional y Ciutadans a nivel regional. Las encuestas muestran que si estas elecciones tuviesen lugar hoy, solo entorno al 50% de los españoles votaría uno de los dos partidos principales. Éste es un importante cambio de tendencia, ya que estos dos partidos tradicionalmente han copado entre el 70 y el 80% del voto popular. Según una reciente encuesta hecha por El País (22 de Marzo de 2014), esto en el nuevo parlamento se podría traducir en 18 escaños para el PSOE+PSC (de los 23 actuales) y 16 para el PP (de los 24 que ocupa ahora). 9 escaños irían para la Izquierda Plural (de 2 actuales), 5 hacia UPyD (de tan solo 1 que tiene actualmente), 2 a ERC (de 3/5 del escaño que compartía con Amaiur, BNG y Los Verdes en la anterior legislatura) y 2 a la Coalición por Europa (CDC + PNV) (de 2 actuales). Ciutadans y la alianza de Los Pueblos Deciden (formada por Bildu y BNG) ostentarían un escaño cada uno.

 

La “delegación” nacional española ha indudablemente sido una de las más influyentes en el Parlamento Europeo. Su fuerza ha sido condicionada por dos factores. El primero reside simplemente en una pura cuestión de cifras (con 54 miembros, España es el quinto país con más diputados, tan solo superado por Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. La segunda razón es un poco menos visible ya que tiene que ver con el lugar que ocupan los diputados españoles si son elegidos. La vasta mayoría (actualmente 49 de los 54) de los eurodiputados elegidos en España forman parte de los dos grupos más grandes - el Grupo del Partido Popular Europeo (EPP) y la Alianza Progresista de Socialistas & Demócratas (S&D) – que son los “rainmakers” del Parlamento Europeo.

Los grupos políticos son actores clave en el juego de poder del Parlamento Europeo y además proveen a sus miembros acceso a los puestos clave, con los grupos más fuertes siempre consiguiendo el mejor puesto. Dado que ningún grupo político ostenta una mayoría absoluta en el parlamento, las votaciones siempre necesitan ser ganadas por alianzas entre estos grupos. La participación en las coaliciones ganadoras, siempre es un dato revelador. Los tres grupos parlamentarios mas grandes - el Grupo del Partido Popular Europeo (EPP), la Alianza Progresista de Socialistas & Demócratas (S&D) y la Alianza de los Liberales y los Demócratas por Europa (ALDE) forman parte del bando ganador en más del 80% de casos. El récord de ALDE ha sido significativamente más alto debido a que tradicionalmente ha sido el partido que decide la victoria en la votación, en ocasiones decantándose hacia la derecha y en otras hacia la izquierda. A pesar de ello, como Simon Hix, uno de los principales expertos en el Parlamento Europeo ha señalado en un trabajo reciente – la mayoría de las votaciones (70% durante la legislatura 2009-2014) se deciden en la gran coalición entre los dos grandes grupos. Esto significa que las delegaciones españolas – por lo normal altamente leales a su línea de grupo – se encuentran a menudo en el lado ganador, excepto por lo que respecta a los grupos pequeños, que rara vez forman parte de estas coaliciones.

La delegación española del PSOE y PSC es particularmente fuerte en el grupo S&D, donde, con sus 23 miembros comparte la misma posición que las delegaciones alemana e italiana. Dentro del grupo EPP, la delegación española, con sus 26 miembros (incluyendo los 2 escaños de VOX y Unió respectivamente) se sitúa en quinta posición después de Alemania, Italia, Francia y Polonia. El poder de España en ambos grupos se evidencia con el hecho de que el país goza de una posición de vicepresidente en los bureaus de los dos grupos (Enrique Guerrero Salom entre los 11 vicepresidentes del S&D y Jaime Mayor-Oreja entre los 10 vicepresidentes del grupo EPP).

Conclusiones

Es evidente que España – siempre que ha sido necesario – ha sido capaz de ejercer la defensa de sus intereses en el Parlamento Europeo debido a la sólida representación que tiene en los dos grandes grupos parlamentarios. A pesar de que las encuestas predicen una erosión de la representación de los dos grandes partidos, PSOE y PP, en el Parlamento Europeo, la pérdida combinada de sus escaños (una previsión de 34 en lugar de 49), probablemente aún no sea suficientemente significativo para constituir una pérdida notable en la cuota de poder por parte de España, precisamente dado que también podemos observar fragmentación entre las otras grandes delegaciones nacionales. Aun así, si la tendencia continua en este sentido en las subsiguientes elecciones, y los diputados se dispersan hacia los grupos más pequeños y marginales, esto puede tener efecto en la representación del interés español en asuntos cruciales, desde el presupuesto de la UE hasta las subvenciones agrícolas.