Introducción, La hora de la integración

Anuario CIDOB de la Inmigración 2012
Fecha de publicación: 10/2024
Autor:
Eliseo Aja Catedrático de Derecho Constitucional Instituto de Derecho Público de la Universidad de Barcelona Joaquín Arango Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Josep Oliver Alonso Catedrático de Economía Aplicada de la Univer
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El año 2011 ha seguido estando presidido, como no podía ser de otro modo, por el influjo de la persistente crisis económica y financiera y por sus vastos impactos sobre la población inmigrada. Pero el agravamiento de la crisis a partir del verano ha hecho de 2011 un año especialmente desfavorable para la población inmigrada, posiblemente el segundo peor tras el annus horribilis de 2009. En efecto, durante 2011 las astronómicas tasas de desempleo no solo se han mantenido, sino que han empeorado. En el año que finalizó en el tercer trimestre de 2011 se ha intensificado la caída del empleo inmigrante, con una pérdida absoluta de 190.000 empleos, mayor en términos relativos que la padecida por los autóctonos. El aumento del paro ha situado la tasa de desempleo de la población activa inmigrada en la abultada cota del 31%, tres puntos más que un año antes. El aumento del paro de los inmigrantes, que inicialmente resultaba más del incremento del número de los activos que de la destrucción de empleo, a diferencia de lo que ocurría entre los autóctonos, cada vez se debe más a la desaparición de puestos de trabajo. La pérdida de ocupación ha sido, de nuevo, especialmente grave en la construcción. En la industria también ha caído más el empleo inmigrante que el autóctono. Pero las noticias más preocupantes han procedido de los servicios, el sector en el que reside el grueso de los empleos y hasta ahora el que se había mostrado más resistente a la crisis.