¿Fin o principio del sueño indio? Modi vs Gandhi en 2014
Notes internacionals CIDOB, núm. 76
Nicolás de Pedro, investigador Principal, CIDOB
India afronta una coyuntura complicada. La ralentización de su economía está provocando un creciente pesimismo sobre su modelo de crecimiento y alimentando la percepción de que el actual ciclo político, bajo el Gobierno de Manmohan Singh, está agotado. El escenario aún no está fijado formalmente, pero todo indica que Narendra Modi y Rahul Gandhi serán los principales contendientes en las decisivas elecciones generales previstas para mayo de 2014. Narendra Modi, Ministro Jefe del Estado de Gujarat, será el cabeza de lista del Bharatiya Janata Party (BJP)(Partido del Pueblo de India), principal partido de la oposición y de ideología nacionalista hindú. Rahul Ghandi, heredero de la dinastía Nehru-Gandhi, será, si se cumplen los pronósticos, el candidato del, actualmente gobernante, partido del Congreso (Indian National Congress).
La nominación de Modi por parte del BJP ha tenido un considerable impacto mediático y ha abierto un intenso debate dentro y fuera de India. Sus seguidores están convencidos de que marcará una época y lanzará al país, definitivamente, por la senda del crecimiento y la liberalización económica. Impresión que, despojada de ese entusiasmo, también suscriben numerosos observadores extranjeros para quienes Modi representa la opción más consistente desde un punto de vista económico. Por su parte, Rahul Gandhi (al que tanto público como medios llaman simplemente Rahul) se mantiene elusivo sobre sus intenciones.
La falta de reacción del Congreso está permitiendo a Modi marcar el tiempo político y a muchos darle, prematuramente, como virtual ganador. Modi, un reconocido nacionalista hindú, es una figura controvertida que polariza el debate político. Así, el entusiasmo que genera entre sus seguidores es proporcional al rechazo que provoca entre sus detractores, quienes temen que altere las bases seculares y plurales sobre las que se ha construido la India contemporánea. En contraste, Rahul se presenta como depositario de las esencias nehruvianas y del partido del Congreso.
Las elecciones no serán sólo cosa de dos. La eclosión de partidos regionales y de casta ha fragmentado el panorama político indio e impuesto el establecimiento de amplias coaliciones, de hasta más de diez partidos, en la Lok Sabha (Cámara Baja). El partido del Congreso lidera la United Progressive Alliance, mientras que el BJP hace lo propio con la coalición de centro-derecha National Democratic Alliance. De esta manera, la capacidad de cada uno de ellos para aglutinar apoyos parlamentarios resultará crucial. Y el contexto económico adverso no va a facilitar la articulación de una coalición parlamentaria que sostenga un nuevo Gobierno. La desaceleración del crecimiento presagia tensiones políticas y sociales y está poniendo en cuestión el alcance del ascenso de India.
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