Elecciones regionales en Francia: de la decepción a la exasperación

Opinion CIDOB 64
Fecha de publicación: 03/2010
Autor:
Francis Ghilès
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Francis Ghilès
Investigador Senior, CIDOB

Barcelona, 22 de marzo de 2010 / Opinión CIDOB, n.º 64

Se pueden hacer tres observaciones en vista de los resultados de las elecciones regionales en Francia de los pasados 14 y 21 de marzo. En primer lugar, la elevada tasa de abstención –la mitad de los electores– confirma un desafecto creciente por la clase política, un sentimiento que encontramos también hoy en día en otros países europeos como el Reino Unido, Italia y España. En segundo lugar, el gran aumento del voto a favor del Frente Nacional (FN): el 11,7% en la primera vuelta y más del 20% en las regiones donde el FN se mantuvo en la segunda vuelta, un voto muy concentrado al este de una línea Le Havre-Montpellier. En tercer lugar, y como consecuencia de lo expuesto anteriormente, el resultado conseguido por la coalición de derecha, en el poder desde 2007, es el más bajo registrado por la derecha parlamentaria desde la fundación de la V República, hace más de cincuenta años.

La izquierda ha conservado, pues, la dirección de 20 de las 22 regiones metropolitanas que ya disponía y ha conseguido Córcega, donde se ha puesto de manifiesto una importante corriente autonomista. La capital de la Alsacia es la única que se mantiene en el seno de la derecha. Confirmar la dirección de casi todas las regiones metropolitanas es un gran éxito, pero si bien la izquierda se muestra satisfecha, a falta de nuevas ideas, propone únicamente soluciones homeopáticas ante los desafíos que debe afrontar el país, la aparente incapacidad del gobierno para articular una política económica coherente y la resultante aprensión creciente de los franceses. De momento no propone un proyecto alentador.

El fracaso de la mayoría en las regionales ratifica una crisis de confianza que persiste desde hace meses en el seno del electorado del principal partido de la derecha, el Movimiento Popular (UMP). El intento de imponer a su hijo, Jean Sarkozy, al frente del l’Etablissement pour l’aménagement de la Défense (EPAD) en París, los ataques personales del presidente Nicolas Sarkozy contra el ex primer ministro, Dominique de Villepein, durante el proceso de este último en el marco del caso Clearstream hace algunos meses, la concentración de todos los poderes en las manos del jefe de Estado explican el comentario corrosivo que publicaba, después de la primera vuelta, en su blog, Yves Théard, editorialista de Figaro y poco sospechoso de simpatizar con la izquierda: “la bofetada el domingo, 14 de marzo, y el alto nivel de abstención se explican, en parte, por un creciente rechazo a Nicolas Sarkozy. Un rechazo por parte de un electorado popular nuevamente sensible al llamamiento del FN, o/y víctima de la crisis social que afecta a nuestro país. Rechazo asimismo de una parte del electorado tradicional de la derecha que desaprueba todos los temas que han sido portada desde el mes de septiembre... Sarkozy debe imperativamente salir del lío en el que está metido si quiere tener alguna oportunidad en 2012”, fecha de las próximas elecciones presidenciales.

L’apertura hacia la izquierda del presidente, que invitó a su gobierno a personalidades como el ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, o al ministro de inmigración, Luc Besson; el fracaso del debate sobre la identidad nacional cuyos deslices racistas han molestado a muchos franceses, incluida la derecha, y una política proecologista han desorientado al electorado del UMP. El ex primer ministro, Alain Juppé, actual alcalde de Bordeaux, manifestó en su blog el lunes 15 de marzo, que “es necesaria a partir de ahora una reflexión sobre el ritmo de las reformas, el método seguido para lanzarlas y prepararlas, la concertación que las acompaña, la manera en que puedan comprenderse y aceptarse mejor”.

Los electores que han votado a favor del FN pertenecen a menudo “a la clase media, jubilados, profesionales autónomos, muy unidos a la meritocracia, al valor del trabajo, que habían simpatizado con el discurso sobre ‘la Francia que se levanta temprano’ con un sentimiento antielite y de resentimiento” principalmente en las zonas rurales que han visto como sus ingresos han disminuido vertiginosamente desde hace dos años, según el director adjunto del departamento de opinión del Instituto de sondeo IFOP. El paréntesis abierto en 2007, que había visto cómo Nicolas Sarkozy reducía considerablemente el peso del FN captando una parte de su electorado, se ha vuelto a cerrar. “El UMP tiene motivos para preocuparse” teniendo en cuenta el trasvase de votos que se ha producido entre las elecciones presidenciales de 2007 y el escrutinio de 2010. El FN ha aumentado el porcentaje de votos con un resultado del 22% en Sochaux, sede de Peugeot, desde la primera vuelta, en el Norte y en la región Provence Côte d’Azur; en Sochaux a la pérdida de empleos y al sentimiento de inseguridad se ha añadido el impuesto sobre el carbono “un elemento que ha hecho estragos. Para aquellos que están obligados a vivir lejos de su trabajo ha sido doblemente difícil”. Muchos desencantados con el sarkozysmo no han ido a las urnas: si lo hubieran hecho, habrían votado al FN. Pasando de la decepción a la exasperación, estos electores explican por qué el FN “se ha convertido en un objeto político y un interés de debate... (este) partido se encuentra de nuevo en posición de ser un receptáculo de la ira”.

Los electores han comprendido que la derecha moderada y Nicolas Sarkozy han fracasado en su intento por mejorar la vida cotidiana. Como éste ha impuesto, desde la primera vuelta, listas comunes a esta derecha moderada, ésta no ha podido beneficiarse de viveros de nuevos votos para la segunda vuelta. Pasó todo lo contrario para los opositores del presidente, ya que el electorado de la izquierda moderada –Frente de Izquierda-Europa Ecología y Partido Socialista– ha sumado en la primera vuelta el 48,4% de los votos, contra el 39% en la primera vuelta en las elecciones regionales de 2004. En la segunda vuelta, esta coalición alcanzó el 54,3%. La afirmación de una dinámica en torno a la derecha moderada, instaurada durante la campaña presidencial de 2007, fue barrida el 14 de marzo. La segunda vuelta ha confirmado el veredicto de la primera.

Francis Ghilès
Investigador Senior, CIDOB