Elecciones en Alemania: ¿que todo cambie para que todo siga igual?
Pocas elecciones son capaces de despertar más interés en la Unión Europea que las que suceden en el país germano; pues es sabido que la UE se mueve, generalmente, al ritmo que marca Alemania. Pero estas elecciones se adivinan aún más trascendentales si se le añade que la canciller en activo no se presenta voluntariamente a su reelección por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Además, la sucesión de Angela Merkel coincide con una pandemia mundial, con tres posibles candidatos con opciones de optar a la cancillería, y cinco hipotéticas combinaciones de partidos para la formación de gobierno. Sin embargo, ante la disyuntiva de continuidad o cambio, ¿qué impacto tendrá en la política europea el posible sucesor o sucesora de Angela Merkel?
Los tres candidatos que aspiran a suceder a Angela Merkel: el democristiano moderado de la CDU, Armin Laschet, Olaf Scholz, socialdemócrata moderado del SPD, y Annalena Baerbock, de los Verdes, han tenido altibajos desde el inicio de la precampaña electoral.
La primera sorpresa sucedió en abril, cuando los Verdes eligieron a Baerbock como candidata a la cancillería. La más joven de los aspirantes se defendió con solvencia, en primera instancia, cuando le achacaron falta de experiencia al no haber ocupado nunca un puesto de responsabilidad más allá de su escaño como diputada, al presentar un plan detallado de cuál era su proyecto de gobierno. El respaldo del partido a Baerbock contrastó con la división que reinaba en la CDU, donde, tras elegir a su candidato mediante primarias, parecía que las heridas internas abiertas durante la batalla por la sucesión de Merkel no estaban del todo cerradas. La teoría dice que un partido desunido difícilmente gana unas elecciones; y así lo reflejaron las encuestas de abril y mayo, con los Verdes liderándolas por primera vez a nivel nacional por delante de la CDU. Parecía imposible que el SPD pudiera remontar.
Con el cambio climático como una de las grandes preocupaciones de la sociedad alemana y ocupando un lugar primordial en el debate público durante toda la legislatura, los verdes podían sacar músculo. Son el partido que más tiempo lleva advirtiendo sobre la amenaza climática y, gobernando en algunos Länder como Baden-Württemberg, se han liberado de la etiqueta de partido que lo prohíbe todo para convertirse en el partido optimista. Los Verdes partían de una posición inmejorable al inicio de la precampaña y parecían en disposición de dar la batalla a la CDU.
Entonces algunos escándalos salpicaron a Bearbock: unos ingresos no declarados, una acusación de plagio y una de embellecimiento de su currículum. Si bien a priori parecerían menos graves que aquellos en los que se había visto envuelta la CDU -comisiones en la compraventa de mascarillas en plena pandemia y tráfico de influencias a favor de Azerbaiyán-, retrataban a Bearbock como otra política no diferente al resto. Las graves inundaciones que sufrieron Renania del Norte-Westfalia (el Länder del que es presidente Laschet) y Renania-Palatinado en julio, dejaron al aspirante de la CDU en muy mal lugar. Unas fotografías de prensa lo capturaron riéndose mientras el presidente del país hablaba en apoyo a las víctimas mortales, y esas imágenes podían costarle la campaña a Laschet. Además, la gravedad de la amenaza climática se hizo evidente y los Verdes aprovecharon para presentar sus propuestas para combatirla (ministerio con dedicación exclusiva incluido) mientras acusaban a la CDU y al SPD de no haber hecho nada en los años pasados.
Con todo, el único candidato que no ha cometido errores ha sido Olaf Scholz. Siendo uno de los ministros más populares del gobierno de gran coalición, aupado por la crisis del coronavirus donde estuvo al frente de las finanzas, y con el respaldo del partido, el candidato del SPD ha conseguido darle la vuelta a las encuestas. Tal como apuntábamos hace cuatro años, en Alemania, a los cancilleres, más que votar a su favor, se vota para echarlos; y tal como sucedió hace cuatro años, la gente aun no está cansada de Merkel (se irá con alrededor de un 70% de aprobación). Olaf Scholz ha conseguido ser reconocido como el candidato más merkeliano de todos, probablemente por haber ocupado no solo la cartera de finanzas, sino la vicecancillería desde 2018. En conversaciones privadas, miembros del SPD manifestaron su tranquilidad ante la supuesta falta de carisma del candidato y resaltaron su probada capacidad de gestión. A tres semanas de las elecciones, Scholz lidera las encuestas y está en posición de encabezar el gobierno que salga de los comicios; no obstante, está claro que lo hará en coalición con otro(s) partido(s). Ahora mismo, la única fórmula descartada de antemano es cualquier alianza que implique a los ultraderechistas de Alternativa por Alemania (AfD). En cambio, el tripartito de izquierdas es improbable pero no imposible.
Impacto europeo
Ocupar la cancillería implica capacidad de impacto también en la política y los equilibrios de la Unión Europea, ya que dentro de tres años habrá cambios en los puestos de liderazgo de Bruselas. Si la cancillería alemana pasase a manos socialdemócratas, esto implicaría también un cambio importante de equilibrios en el Consejo y un duro golpe para el Partido Popular Europeo, ya que no ocuparía ninguna presidencia o jefatura de Estado en ninguno de los cuatro grandes países de la Unión. Ahora bien, ¿habrá cambios a nivel de política europea a partir del nuevo liderazgo germano?
Exceptuando a AfD, los demás partidos comparten un mínimo consenso sobre la importancia que ocupa la Unión Europea en la agenda exterior alemana. Si bien puede haber diferencias en la necesidad de las reformas institucionales (la CDU y el SPD parecen estar en contra de las listas transnacionales mientras que los Verdes y liberales están a favor); es a nivel de política fiscal donde puede haber un cambio sustancial si el SPD y los Verdes tienen un lugar prominente en la formación de la coalición, especialmente en temas como la mutualización de la deuda, impuestos, transformación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, la consolidación del Next Generation EU en un instrumento permanente, la creación de un seguro europeo de desempleo, o el debate sobre la implementación de un salario mínimo. Si la CDU sigue en el gobierno, aunque sea como socio minoritario del SPD, puede ser que todo cambie; pero para que todo siga igual.
Palabras clave: Alemania, elecciones, cancillería, Merkel, Laschet, Scholz, Baerbock, CDU, SPD, Verdes, AfD, UE
E-ISSN: 2014-0843