Del #Grexit al #aGreecement. Escenarios de la crisis griega
Pol Morillas
Investigador principal, CIDOB
25 de junio de 2015 / Opinión CIDOB, n.º 338
Los vaivenes de la crisis griega han querido que las discusiones sobre Grecia coincidan con la presentación del “Informe de los 5 Presidentes” para completar la Unión Económica y Monetaria. Se trata de unas negociaciones al minuto contra un informe con la vista puesta en el largo plazo, aunque sus destinos estén estrechamente vinculados. Por un lado, las últimas reuniones del Eurogrupo han dejado entrever que el acuerdo político puede ser cuestión de horas, siempre y cuando las propuestas del gobierno griego se refinen a nivel técnico y los actuales niveles de desconfianza no mermen la necesidad del acuerdo.
Por otro lado, el informe de los Presidentes de la Comisión, el Consejo, el Eurogrupo, el Banco Central y el Parlamento Europeo publicado el 22 de junio pone sobre la mesa un conjunto de medidas para abordar las deficiencias de la eurozona, pero que no serían posibles sin una solución a corto plazo de la crisis griega. Las propuestas de avanzar en la Unión Económica, la Unión Fiscal o incluso el futuro nombramiento de un “Ministro de la Zona Euro” caerían en saco roto en caso de materializarse el temido Grexit. La supervivencia de Grecia en la zona euro y las necesarias reformas en la UEM dependen de los desarrollos anteriores al 30 de junio, cuando vence el segundo paquete de rescate y Grecia debe devolver al FMI un total de 1.600 millones de euros. A día de hoy, estos son los posibles escenarios, de más a menos probable, para una crisis necesitada de un desenlace inminente:
1. “AGreecement”
A menos que el rencor entre los líderes europeos lo impida, el acuerdo en Grecia abriría la puerta a la estabilización de la economía griega, con mayor capacidad de control por parte de las instituciones europeas y países acreedores pero también con la seguridad que significa una extensión de los programas de crédito. Si se llega a un “aGreecement”, Tsipras necesitará la votación positiva en el Parlamento griego, ya sea mediante el visto bueno de su actual mayoría o gracias al voto afirmativo de los partidos más pro-europeos. Al fin y al cabo, que las opiniones públicas de los países acreedores y Grecia consideren que se ha llegado a un buen acuerdo dependerá de que nadie perciba que ha cedido demasiado en las negociaciones.
En el mejor de los casos, la consecución del “aGreecement” permitiría a la Unión empezar las negociaciones para una reforma en profundidad de la zona euro, que incluyera buena parte de las propuestas de los 5 Presidentes. En un clima de entendimiento político, los países de la eurozona estarían en mayor disposición de discutir los pilares básicos del informe, que incluyen: avances en la integración económica (en materia de competitividad, empleo y coordinación de políticas económicas), en la Unión financiera (supervisión bancaria única y de seguro de depósitos) y en la Unión fiscal (creación de un fondo estratégico de inversiones). Además, este núcleo del proyecto de integración se vería en mayor disposición de avanzar hacia otras direcciones de la unión política, como las cuestiones de legitimidad, refuerzo institucional de la zona euro y rendición de cuentas democrática (como por ejemplo la creación de un Parlamento de la eurozona o un tesoro común). El núcleo integrado alrededor de la zona euro podría reforzar también su entendimiento político para hacer frente a otros desafíos de desintegración europea como el “Brexit”.
2. “Muddling through”
Expresión ampliamente utilizada para describir los vaivenes políticos de la crisis griega, en este escenario los actores implicados podrían optar por posponer la solución definitiva a la crisis griega, por lo menos hasta el 30 de junio. Incluso yendo más allá, en el periodo que va del 30 de junio al 20 de julio (fecha en la que vencen bonos del Banco Central Europeo por valor de 3.500 millones de euros), Grecia puede necesitar declarar el impago de una buena parte de los préstamos del BCE. Ello abocaría a esta institución a la difícil decisión de mantener su credibilidad a la hora de imponer condiciones a sus préstamos o a hacer la vista gorda para seguir manteniendo a Grecia a flote. Este tercer escenario aumentaría la incomodidad de los partidarios de la independencia del BCE y pospondría el acuerdo político necesario para acometer reformas de mayor envergadura. Las discusiones acerca del informe de los 5 presidentes caerían, por lo tanto, en saco roto al menos hasta la siguiente “fecha límite” de la crisis griega.
3. “Grexit”
Es el escenario menos probable pero también el más temido, dado el rencor imperante en las negociaciones y la dificultad de anticipar las consecuencias financieras, económicas y políticas de la salida de Grecia de la zona euro. Después de las reformas acometidas por otros países y por los mecanismos de contención de crisis (entre ellos el Mecanismo de Estabilidad), algunos analistas financieros consideran que el riesgo de contagio de la crisis de Grecia a otras economías del sur ha descendido notablemente. El efecto dominó podría ser hoy más limitado que años atrás, pero las consecuencias políticas del Grexit serían considerables.
A nivel político, la salida de Grecia de la zona euro significaría un duro golpe a la idea de que no hay marcha atrás en el proceso de integración. Significaría que ser miembro de la zona euro no sería garantía de formar parte del núcleo duro del proyecto de integración europea. Además, la salida de Grecia fomentaría los debates sobre cuán irrevocable es su permanencia en la Unión Europea en su conjunto, ya que los Tratados no dejan claro cuál es el mecanismo de salida de la zona euro sin antes salir de la UE (mientras que el artículo 50 del Tratado de la UE estipula las condiciones para que un Estado abandone la Unión, no existe un artículo similar en el capítulo dedicado a la eurozona). En el caso de que Grecia saliera del euro pero continuara en la UE, se convertiría en un socio difícil con el que negociar cualquier otro aspecto de la política europea. Pero si en última instancia, el Grexit va acompañado de una salida de Grecia de la UE, las consecuencias irían mucho más allá de la pérdida de credibilidad del proyecto de integración europeo e incluirían un posible acercamiento geopolítico de otras potencias mundiales como Rusia con Grecia y poner así un pie en el sur de Europa y este del Mediterráneo.
E-ISSN: 2014-0843
D.L.: B-8439-2012