Charles Michel

Nota de actualización: esta versión de la biografía fue publicada el 4/12/2014. Charles Michel, primer ministro de Bélgica desde 2014, formó un segundo Gobierno de coalición minoritaria entre los partidos MR, CD&V y Open VLD el 9/12/2018. El 2/7/2019 el dirigente liberal belga fue elegido por sus colegas del Consejo Europeo próximo presidente de la institución, alto cargo del que tomó posesión el 1/12/2019 en sucesión del polaco Donald Tusk. Previamente, el 27/10/2019, Michel traspasó la jefatura del Gobierno de Bélgica a su colega partidaria Sophie Wilmès, en tanto que Georges-Louis Bouchez le sucedió como presidente del MR el 29/11/2019. El ejercicio quinquenal de Charles Michel como presidente del Consejo Europeo concluyó el 1/12/2024; su sucesor en el pueto fue el ex primer ministro portugués António Costa.

En Bélgica, 139 días —un plazo no abusivo para la tradición nacional, que ha conocido provisionalidades mucho más largas— requirió la formación el 11 de octubre de 2014 del Gobierno de coalición encabezado por el líder liberal francófono Charles Michel, luego de las elecciones federales del mes de mayo. El hijo del conocido ex ministro de Exteriores y ex comisario europeo Louis Michel, con quien guarda un gran parecido físico, es un hombre de estilo dinámico y ademán sonriente que a pesar de su juventud exhibe una carrera política muy bien surtida. Ejemplo de precocidad, es diputado federal desde los 23 años y fue ministro regional valón a los 24, ministro federal con 32 y líder de su partido, el Movimiento Reformador (MR), a los 35; ahora, con 38, alcanza la condición de primer ministro, el más joven de Bélgica desde 1841.

El experimentado Michel preside un Gabinete de cuatro partidos de centro-derecha, sin presencia de los socialistas, que pasan a la oposición tras el trienio de Gobierno del también valón Elio Di Rupo. Tres de estas opciones ideológicas representan a la comunidad flamenca neerlandófona: los democristianos del CD&V, los liberales del Open VLD y la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), el partido nacionalista de Bart De Wever, el más votado en los comicios y que, por primera vez, se sienta en un Gobierno Federal tras relegar a un segundo plano su programa de separación gradual de Bélgica. La singularidad toca de lleno al propio Michel, el primer jefe de Gobierno del MR, que es solo la tercera fuerza parlamentaria, y de sus tres predecesores orgánicos entre 1972 y 2002, el PLP, el PRLW y el PRL. Con todo, los liberales francófonos, considerados un elemento moderador de la política belga, han sido socios de todos los gobiernos de coalición habidos desde 1999.

Lo que ha puesto de acuerdo a este cuatripartito inédito con Michel de capitán es la asignatura económica: con el crecimiento apenas despegado de cero, el centro-derecha belga otorga prioridad a la liquidación del déficit público, que anda en el 3%, la reducción de la enorme deuda pública, equivalente al 105% del PIB, y la ejecución de algunas reformas estructurales pendientes. Las metas principales son obtener el equilibrio presupuestario en 2018, mediante recorte de gastos y alzas fiscales, y retrasar la edad de jubilación a los 67 años.

A favor de la estabilidad del Gobierno Michel, que encuentra un panorama político mucho más sosegado que en la etapa de 2007-2011, juega la superación en la anterior legislatura del viejo embrollo de la circunscripción electoral bilingüe de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV), ahora escindida por exigencia de los flamencos. Este fue el punto clave de la sexta reforma constitucional del Estado, que adelgazó aún más las atribuciones del Gobierno central con la transferencia de nuevas competencias a las seis regiones territoriales y comunidades lingüísticas que articulan la federación belga. Como resultado, en la Bélgica de 2014 predomina la distensión en las relaciones entre Valonia y Flandes, región esta última donde los sentimientos soberanistas y secesionistas pasan por un período de reflujo.

(Texto actualizado hasta 4 diciembre 2014).


Hijo y alumno aventajado de Louis Michel

El liberal francófono Charles Michel, nacido en la ciudad valona de Namur en diciembre de 1975, es hijo de una de las más conocidas personalidades de la política belga, pese a no haber sido nunca primer ministro de su país, Louis Michel, quien fuera ministro de Exteriores y más tarde comisario europeo. Intensamente influenciado por las actividades de su progenitor, el joven Charles inició sus andanzas políticas a edad muy temprana. En 1991, con 15 años, se unió, no tardando en presidirlas, a las Juventudes del Partido Reformador Liberal (PRL) en Jodoigne, pequeño municipio de la provincia del Brabante Valón, al sudeste de Bruselas, del que había sido concejal su padre.

El PRL, bajo el liderazgo de Jean Gol, había surgido en 1979 de la fusión del Partido de la Reformas y la Libertad de Valonia (PRLW) y el Partido Liberal (PL). El PRLW, a su vez, era el resultado de la incorporación en 1976 de un sector del pequeño Reagrupamiento Valón (RW) al Partido de la Libertad y el Progreso (PLP). Este último, por su parte, fue la expresión francófona del bilingüe Partido de la Libertad y el Progreso (PVV/PLP), dividido en dos en 1972 en pleno proceso de separación por sus costuras idiomáticas de las principales agrupaciones políticas belgas, que hasta entonces habían funcionado unidas a nivel estatal.

Entre 1973 y 1988 el PLP, el PRLW y el PRL fueron socios menores en una decena de gobiernos de coalición, desde el primero presidido por el socialista Edmond Leburton hasta el séptimo de Wilfried Martens, el máximo dirigente de los populares cristianos flamencos en aquellos años. Louis Michel presidió el PRL entre 1982 y 1990, y de nuevo de 1995, cuando sucedió a su mentor, Jean Gol, hasta 1999, momento en que se incorporó como viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores al nuevo Gobierno de coalición sexpartito encabezado por el liberal flamenco Guy Verhofstadt. Esta participación supuso el retorno de los liberales francófonos al Ejecutivo belga tras una década de ausencia.

En 1994, recién adquirida la mayoría de edad y en su primer año de carrera en la Facultad de Derecho de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), Michel salió elegido miembro del Consejo Provincial del Brabante Valón y al cabo de unos meses se encaramó al puesto de vicepresidente de la asamblea. En 1998 completó la licenciatura en Derecho en la Universidad de Ámsterdam, experiencia académica que le permitió perfeccionar su neerlandés, conocimiento de la mayor utilidad, aunque nada generalizado entre los políticos francófonos valones, en la bilingüe (trilingüe, si se tiene en cuenta a la pequeña comunidad germanófona) Bélgica, tras lo cual se colegió como abogado en Bruselas. 

Sin embargo, la práctica profesional jurídica quedó inmediatamente desplazada por la impetuosa carrera política del joven, que de la consejería provincial en Wavre saltó directamente a la diputación en la Cámara de Representantes del Parlamento Federal como resultado de las elecciones generales del 13 de junio de 1999, las mismas que catapultaron a su padre y el PRL al Gobierno. Michel, representando a Nivelles, circunscripción electoral el Brabante Valón, se convirtió en legislador federal a la tempranísima edad de 23 años.

A los comicios de 1999 el PRL concurrió formando lista conjunta con el Frente Democrático de Francófonos (FDF) de Olivier Maingain, implantado en la Región de Bruselas-Capital, y el minúsculo Movimiento de Ciudadanos por el Cambio (MCC), una escisión del Partido Social Cristiano (PSC), animado por Gérard Deprez. Durante la legislatura, el eje PRL-FDF-MCC, blandiendo un programa de corte social liberal, se transformó en una federación de partidos llamada Movimiento Reformador (MR), con Louis Michel de presidente. La nueva estructura inició su andadura el 24 de marzo de 2002, fecha en que el PRL pasó a denominarse igualmente MR, bajo las jefaturas sucesivas de Daniel Ducarme y Antoine Duquesne.

El 19 de octubre de 2000 Michel suspendió su actividad parlamentaria para llevar la cartera de Asuntos del Interior y Función Pública en el Gobierno de la Región Valona, cuyo presidente era el socialista Jean-Claude Van Cauwenberghe. Simultáneamente, pasó a ocupar una concejalía en el Ayuntamiento de Wavre. 

De acuerdo con el complejo esquema de organización federal de Bélgica, la Región Valona —Valonia propiamente dicha— funcionaba en paralelo al Gobierno de la Comunidad Francesa, otro sujeto subestatal, en buena medida solapado al anterior pero con algunas diferencias fronterizas, con jurisdicción autonómica sobre los territorios francófonos de Bélgica. A diferencia de Valonia, la Comunidad Francesa incluía parcialmente a Bruselas y excluía a nueve municipios de la parte oriental de la provincia de Lieja donde el idioma mayoritario era el alemán, los cuales constituían una entidad federada propia, la Comunidad Germanófona (por el contrario, la Región Flamenca, es decir, Flandes, y la Comunidad Flamenca tenían todas las instituciones compartidas).

En las votaciones federales del 18 de mayo de 2003 Michel fue reelegido al tiempo que el MR subía de la cuarta a la tercera posición en la Cámara de Representantes. De nuevo, optó por ejercer la función ministerial en Namur. En julio de 2004, coincidiendo con la marcha de su padre a las instituciones de la UE como miembro de la Comisión Europea, Michel se despidió del Gobierno valón y reanudó su mandato parlamentario en Bruselas. Además, llevó la portavocía del partido, liderado a partir de ahora por Didier Reynders, y fue concejal de Compañías Municipales y Urbanismo en Wavre hasta el primero de diciembre 2006, fecha en que asumió la alcaldía de la ciudad. Por otro lado, en enero de 2005 Michel estuvo entre los fundadores y fue el primer presidente del Centro Jean Gol, think tank del MR dedicado a divulgar el pensamiento liberal.

Al estrenar la treintena de edad, Michel ya empezaba a ser un político con bagaje y experiencia, buen conocedor de los entresijos del sofisticado sistema federal belga. En 2008 este se adentró en una etapa de fuertes turbulencias por el estallido de la crisis financiera y económica, y por el auge de las reclamaciones soberanistas del nacionalismo flamenco, demandas que requerían negociar con los partidos francófonos un espinoso proceso de reformas constitucionales y que iban a complicar sobremanera la formación de los gobiernos federales. Entre 2008 y 2011 los puntos muertos y los picos de tensión en las conversaciones políticas a múltiples bandas iban a hacer temer en más de una ocasión por la propia existencia del Estado fundado en 1830.

El 21 de diciembre de 2007, justamente el día en que cumplía 32 años, Michel se integró como ministro de Cooperación al Desarrollo en el tercer Gobierno Verhofstadt, un ejecutivo puente presidido por el líder liberal flamenco para dar tiempo a su rival democristiano Yves Leterme en la formación de un Gabinete de coalición conforme a los resultados de las elecciones del 10 de junio, las cuales habían traído importantes novedades. 

Así, en el campo flamenco, el Open-VLD de Verhofstadt perdió la partida regional ante la alianza pronacionalista del CD&V de Leterme y la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) de Bart De Wever, mientras que en Valonia el MR adelantó al Partido Socialista (PS) de Elio di Rupo y, con el 12,5% de los votos y 23 escaños, se alzó como la segunda fuerza de Bélgica por detrás del dúo CD&V/N-VA. Michel se mantuvo como ministro de Cooperación en los gobiernos pentapartitos (CD&V, Open VLD, PS, MR y los democristianos valones del Centro Demócrata Humanista, CdH, ex PSC) capitaneados por Leterme, desde marzo de 2008, y por su correligionario Herman Van Rompuy, desde diciembre del mismo año. Cuando en noviembre de 2009 Van Rompuy dejó el Gobierno para presidir el Consejo Europeo y Leterme le tomó el relevo, Michel siguió en su puesto.

Líder de los liberales valones en 2011 y primer ministro de Bélgica en 2014

Los ligeros retrocesos experimentados por el MR en las elecciones del 7 de junio de 2009 a los parlamentos de Valonia y Bruselas (en la primera asamblea regional los liberales eran la segunda fuerza por detrás del PS, el principal perjudicado en las urnas, y en la segunda, con todo, pasaron a gozar de una clara ventaja sobre socialistas, ecologistas y centrodemócratas) activaron en el partido un movimiento de rechazo al liderazgo de Reynders. Detrás del grupo de descontentos estaba Michel, que ambicionaba el puesto para sí.

El cambio de guardia en el MR quedó sellado de resultas de las elecciones federales del 13 de junio de 2010. Mientras la soberanista flamenca N-VA daba la campanada y se alzaba como el primer partido de Bélgica a costa del CD&V, y en el campo francófono el PS salía airoso del chaparrón que se abatió sobre los otros socios del Gobierno Leterme II, sus adversarios liberales encajaban una considerable penalización del electorado francófono con la pérdida de 3,2 puntos de voto y cinco de los 23 diputados. Michel, que ya iba por su tercera reelección en la Cámara de Representantes, instigó la revuelta interna contra Reynders, quien tuvo que dejar las riendas del partido.

El 28 de enero de 2011 Michel ganó la elección interna del MR y el 14 de febrero dejó su puesto en el Ejecutivo federal. En diciembre siguiente, tras una provisionalidad poselectoral sin precedentes (540 días, nada menos, requirió la formación del nuevo Gobierno, récord histórico mundial), los de Michel volvieron a ser una pieza imprescindible del nuevo Gabinete Di Rupo, que integraba a los partidos socialistas (PS y SP.A), democristianos (CD&V y CdH) y liberales (Open VLD y MR) de cada comunidad. Por parte del MR, Reynders continuó siendo viceprimer ministro, pero cambiando la cartera de Finanzas por la de Exteriores.

El Gobierno Di Rupo agotó su mandato legislativo de cuatro años sin grandes apuros políticos gracias a que en 2012 el Parlamento aprobó la escisión de la circunscripción electoral y partido judicial bilingüe de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV, una anomalía en la rígida compartimentación idiomática del país) en dos circunscripciones electorales, una mayoritariamente francófona, Bruselas, y otra mayoritariamente neerlandófona, Halle-Vilvoorde, a su vez fusionada con el área electoral vecina de Lovaina para formar la circunscripción uniprovincial del Brabante Flamenco. 

Esta añeja cuestión, a priori un oscuro galimatías jurídico relativo a una zona pequeña del país y que en teoría no debía envenenar las relaciones entre flamencos y valones, había terminado por convertirse en el más enconado conflicto político de Bélgica, capaz en los últimos tiempos de malparar la gobernabilidad del país y de bloquear el conjunto de negociaciones constitucionales entre los partidos de las dos comunidades para definir las competencias y derechos que correspondían al Estado y a las comunidades y regiones.

Aunque la separación de BHV se acometió con la oposición del nacionalismo flamenco, que consideraba que aún así se mantenían ciertos privilegios de la minoría francófona, pero jurisdiccionalmente flamenca, de Halle-Vilvoorde, la desobstrucción del capítulo más sensible de la sexta reforma del Estado belga tuvo el efecto de mitigar los sentimientos separatistas en Flandes. Así, la N-VA postergó en su programa gradualista la búsqueda de la secesión legal y la independencia en favor de la continuidad de Bélgica como un Estado federal débil, una virtual confederación en la que los sujetos componentes gozaran de las máximas competencias.

Las elecciones federales tocaban el 25 de mayo de 2014, coincidiendo con las regionales y europeas. Ahora mismo, las preocupaciones eran más bien económicas, pues la producción no levantaba cabeza tras la recesión del -0,1% registrada en 2012, el agónico 0,2% positivo anotado en 2013 y el 0,1% con que iba a cerrarse el segundo trimestre de este 2014. El paro marcaba el 8,5% (por debajo de las medias de la UE y la Eurozona), el déficit público andaba en el tope del 3% fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y la deuda, tradicionalmente hipertrofiada, superaba limpiamente el 100% del PIB. Las medidas para crear empleo, la lucha contra el déficit y las reformas fiscal y de las pensiones dominaron los manifiestos de campaña del MR y el resto de partidos.

Las votaciones tuvieron como rotunda ganadora a la N-VA, que subió hasta los 33 representantes succionando a muchos votantes del abiertamente separatista Interés Flamenco (Vlaams Belang). En el campo francófono, el PS retrocedió tres puestos y el MR subió ligeramente, quedándose con el 9,6% de los votos y 20 diputados. Con Michel de líder, los liberales valones recuperaron parte de lo perdido en las elecciones de 2010 con Reynders. Seguían siendo la tercera fuerza de la Cámara por detrás de las formaciones de Bart De Wever y del primer ministro Di Rupo, aunque en cuota electoral descendieron de la cuarta a la quinta posición, a la zaga añadida del CD&V de Wouter Beke y el Open-VLD de Gwendolyn Rutten.

En las elecciones regionales, la suerte del MR fue dispar: si en Valonia, donde presentaba como candidato a ministro-presidente a Willy Borsus, subió con fuerza, aunque no tanto como para arrebatar la primera posición a los socialistas, en Bruselas, donde competía Vincent De Wolf, por el contrario, se dio un gran batacazo y fue superado por el PS. Los liberales continuaron en la oposición a los nuevos gobiernos de coalición de socialistas y centrodemócratas formados por Paul Magnette en la Región Valona y Rudy Demotte en la Comunidad Francesa. Lo mismo sucedió en Bruselas-Capital, donde el ministro-presidente Rudi Vervoort, excluyó al MR de su coalición sexpartita.

Comenzaba ahora el proceso de formación del nuevo Gobierno mayoritario, que la tradición belga había asentado como una operación en extremo prolija, causante de dilatadas provisionalidades poselectorales. Sin embargo, esta vez nadie esperaba que pudiera necesitarse ni de lejos tanto tiempo que el requerido por Leterme en 2007-2008 (284 días) y por Di Rupo en 2010-201 (540 días), máxime porque ahora no había sobre la mesa un conflicto comunitario o un plantel de reformas constitucionales que hubiera que consensuar. 

Con todo, la senda que iba a conducir a Charles Michel a la jefatura del Gobierno Federal iba a hacer gala de una gran parsimonia. El 27 de mayo, siguiendo con el procedimiento establecido, el rey Felipe, designó a Bart De Wever, cabeza de la lista más votada, informateur, esto es, encargado de sondear a los partidos para determinar si existía una mínima base de acuerdo previa y dar el siguiente paso, que eran las negociaciones gubernamentales propiamente dichas.

El próximo Gobierno, con la actual configuración de fuerzas en el Parlamento, podría ser de centro-derecha, sin socialistas, quienes habían tomado parte en todos los ejecutivos federales desde 1988. Sin embargo, dicha fórmula topó con el rechazo del CdH de Benoît Lutgen. De Wever no consiguió arrancar ningún compromiso de partida y el 27 de junio el monarca trasladó la encomienda informativa a Michel. El líder liberal empezó a trabajar con la perspectiva de un Gobierno llamado por la prensa "kamikaze", pues rompía con el equilibrio comunitario, o "sueco", al dejar al margen a la izquierda, que incorporara al MR como única formación francófona y, en representación de los neerlandófonos, a la N-VA, el CD&V y el Open VLD.

Para encabezar este Ejecutivo se barajó el nombre de Kris Peeters, el ministro-presidente saliente de Flandes y de la Comunidad Flamenca, miembro del CD&V. Por su parte, la N-VA se mostraba bien dispuesta a, por primera vez, tomar asiento en el Gobierno Federal luego de que uno de sus líderes, Geert Bourgeois, antecesor de De Wever en el liderazgo del partido, hiciera también historia al convertirse en ministro-presidente de Flandes. Michel agotó el plazo de que disponía el 22 de julio presentando al rey un informe en el que se consideraba factible formar el mencionado Gobierno de cuatro partidos. Entonces, Felipe nombró a Michel y a Peeters formateurs, es decir, directores de las negociaciones entre el MR, la N-CVA, el CD&V y el Open VLD.

Inesperadamente, redactar el acuerdo de coalición consumió el resto del verano y todo el mes de septiembre. Entre otras razones, las negociaciones se prolongaron a causa de la persona que debía representar a Bélgica en la próxima Comisión Europea de Jean-Claude Juncker, cuya adscripción partidaria afectaba al preciso equilibrio en el reparto de cuotas de poder institucional. El CD&V quería que el puesto de comisario europeo fuera para su antigua líder Marianne Thyssen. Pero si además Peeters se hacía con la jefatura del Gobierno, entonces el peso institucional de los democristianos quedaría subrayado, algo inaceptable para los demás partidos. Michel, en cambio, propuso que el comisario fuera Reynders. 

Al final, los partidos acordaron que Thyssen marchara a Bruselas y que el puesto de primer ministro recayera en un liberal, Michel, quien a sus 38 años iba a ser el más joven jefe de Gobierno belga desde tiempos de Jean Baptiste Nothomb, en 1841-1845. Y también el primero de su agrupación o de cualquiera de sus predecesoras liberales, con la salvedad de Paul-Émile Janson (1937-1938), miembro del viejo Partido Liberal (PL), la denominación del PVV/PLP unificado hasta 1961.

El 7 de octubre los socios suscribieron el acuerdo de Gobierno. En el terreno programático, los partidos se propusieron rebajar la deuda pública, acabar con el déficit y equilibrar el presupuesto federal en 2018. Para tal fin, se combinarían las medidas de austeridad para ahorrar 8.000 millones de euros y el aumento de los ingresos fiscales, por valor de 2.000 millones, con una serie de nuevas cargas impositivas, fundamentalmente indirectas y otras de carácter especial, como las tasas medioambientales o el nuevo impuesto a las operaciones legales, alternativo al barajado, pero finalmente descartado, impuesto a la riqueza o a los dividendos empresariales. Además, la indexación automática de los salarios quedaría congelada. Los partidos acordaron también acometer la reforma estructural de las pensiones, en la línea de las realizadas en otros países de la UE, para retrasar la edad de jubilación de los 60-65 a los 63-67 años, en dos fases y hasta 2030.

En el siempre quisquilloso prorrateo de carteras, que debía cumplir la obligación constitucional (art. 99) del mismo número de ministros francófonos y neerlandófonos, el MR, además del puesto de primer ministro, se quedó con los ministerios de Asuntos Exteriores, Presupuesto, Energía, Movilidad, Pensiones, y Clase Media, Pymes, Autónomos y Agricultura; la N-VA recibió tres carteras de peso, Interior, Defensa y Finanzas; el CD&V se hizo con dos, Justicia, y Economía, Empleo y Asuntos del Consumidor; y el Open VLD, otros dos, Cooperación al Desarrollo, Agenda Digital, Correos y Telecomunicaciones, y Salud y Asuntos Sociales. Obtenían el rango de viceprimeros ministros un titular de cada partido: Reynders (Exteriores) por el MR, Peeters (Economía y Empleo) por el CD&V, Jan Jambon (Interior) por la N-VA y Alexander De Croo (Cooperación al Desarrollo) por el Open VLD. Reynders y De Croo ya venían siendo viceprimeros ministros, el primero desde 2004 y el segundo desde 2012.

Además, había cuatro secretarías de Estado, adjudicadas a los tres partidos flamencos. Por otra parte, ya habían sido elegidos los presidentes de la Cámara de Representantes y el Senado, respectivamente Siegfried Bracke (N-VA) y Christine Defraigne (MR). Al final, pese a aportar menos de la cuarta parte de los 85 diputados en que se apoyaba la coalición, los liberales francófonos consiguieron la mitad de los ministerios: así lo imponía la ley, al ser los únicos representantes de su comunidad en el Gobierno. 

Una vez cosidos los últimos flecos, el Gabinete Michel quedó constituido el 11 de octubre de 2014 con la jura de los cargos por sus miembros ante el rey Felipe en el Palacio Real de Bruselas. El 16 de octubre el nuevo Ejecutivo obtuvo de la Cámara de Representantes la preceptiva confianza parlamentaria por 84 votos contra 58. Días antes, el 10 de octubre, Michel traspasó el liderazgo del MR a Olivier Chastel, ministro de Presupuesto y Simplificación Administrativa con Di Rupo.

Charles Michel es pareja formal de Amélie Derbaudrenghien, quien trabajó para él como asesora cuando fungió de ministro federal de Cooperación de 2007 a 2011, y no tiene hijos.

(Cobertura informativa hasta 4/12/2014).

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