El giro conservador y el renovado ‘No Hay Alternativa’

El tablero se escora a la derecha. Lo hizo en las elecciones europeas y en las alemanas, las dos más importantes a este lado del Atlántico, y lo hizo aún con más claridad en Estados Unidos. El impacto del crecimiento del euroescepticismo de ultraderecha es brutal, cuantitativa y cualitativamente. El posfascismo figura ya en varios Gobiernos, grandes (Italia) y pequeños; donde no ganan, además, los ultras se sitúan como una de las principales fuerzas de oposición, siempre al acecho. Ojo a los efectos de esa ola: los ultras van a condicionar el discurso de centroderecha, como se ve incluso en España. Pero sobre todo transmiten la sensación de que la alternativa solo es posible con la extrema derecha: “En cada vez más países son imprescindibles para gobernar, pero incluso donde no logran imponerse han cambiado el marco de la alternancia política convencional entre centroizquierda y centroderecha”, dice Pol Morillas, director de Cidob. 

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