Escándalo e impasse político en Corea del Sur
Corea del Sur afronta una crisis política sin precedentes. El cuestionamiento de la presidenta Park Geun-Hye podría provocar su caída y la de su gobierno. Y cada vez más claramente, se cierne sobre Park la sombra del impeachment. La revelación en la prensa de que la presidenta habría permitido que su amiga íntima y mentora espiritual Choi Soon-sil -un oscuro personaje vinculado a una secta- tomara importantes decisiones políticas ha soliviantado profundamente a la opinión pública surcoreana. En las últimas semanas se han sucedido las manifestaciones masivas en Seúl exigiendo la renuncia de Park. El escenario está abierto y podría, además, acarrear serias consecuencias para una economía razonablemente saneada y dinámica, pero que debe afrontar algunas reformas estructurales pendientes.
El escándalo se originó a finales de octubre, cuando la cadena de televisión JTBC -a partir de información obtenida de un ordenador encontrado en la basura- reveló el acceso a documentos clasificados por parte de esta amiga de la presidenta coreana. Desde entonces, nuevas informaciones han salido a la luz, salpicando también al sector privado del país con acusaciones de corrupción y presuntas donaciones a dos fundaciones pertenecientes a Choi Soon-sil, que habrían recaudado más de 70 millones de dólares en cuestión de días.
Choi Soon-sil es hija del líder de una secta llamada Iglesia de la Vida Eterna. Su acercamiento a la actual presidenta se inició en 1974, tras el fallecimiento de la madre de ésta como resultado de un atentado dirigido contra su padre, el entonces presidente de Corea, el general Park Chung-hee. Desde entonces, el líder de esta secta se convirtió, hasta su fallecimiento en 1994, en el mentor de Park Geun-Hye, rol que pasó posteriormente a manos de su hija, Choi Soon-sil.
Las últimas filtraciones apuntan a un control total de la presidenta Park por parte de una mujer, hasta hace bien poco, desconocida para el gran público. Periodistas surcoreanos han demostrado que Choi Soon-sil corrigió destacados discursos presidenciales y se sospecha que, incluso, podría estar detrás de decisiones políticas en temas diplomáticos, de defensa y económicos de calado. Estas revelaciones han provocado tal conmoción social que desde hace semanas se están produciendo manifestaciones masivas reclamando la dimisión de la presidenta Park. Hasta el momento, la del 12 de noviembre ha sido la más multitudinaria con unas cifras de participación que oscilan entre medio millón y un millón de manifestantes.
El escándalo al que se enfrenta ahora la presidenta Park es de tal envergadura que en cuestión de semanas se ha visto obligada a pedir disculpas en dos comparecencias públicas (y se espera una tercera en cuestión de días), y a cesar a una decena de secretarios presidenciales. Asimismo, su índice de popularidad se ha derrumbado y se sitúa en un lánguido 5% tras haber caído doce puntos desde el inicio de las investigaciones. Park partía ya de un índice de por sí significativamente bajo debido a la tragedia del ferry Sewol y a escándalos de corrupción en el seno de su gobierno. Este dato es, además, el más bajo desde que se comenzaron a realizar sondeos de este tipo en 1988.
De esta manera, a pesar de que 2017 sería el último año de mandato para Park, y que la constitución coreana no permite la reelección, se baraja la posibilidad de un impeachment a la presidenta por parte de la oposición, aunque sus consecuencias no serían inmediatas ya que la moción debería ser revisada y aprobada por el Tribunal Constitucional. En el caso de que se produjera una dimisión anticipada de Park, se deberán celebrar elecciones presidenciales en 60 días, escenario no deseado por ninguno de sus adversarios políticos dado el escaso margen con el que contarían para poder ganar el voto de los desencantados con la presidenta. Por eso los principales medios de comunicación en Corea apuntan a una posible salida por impeachment y sugieren que, entonces, Ban Ki-moon, secretario general saliente de Naciones Unidas, podría ser un potencial candidato por parte de los conservadores.
En cualquier caso, se prevén meses de inestabilidad política que podrían afectar severamente a la cuarta economía asiática que ya presenta, por otra parte, signos de cierta debilidad latente. Corea se mantiene en una senda estable de crecimiento económico del 2.7%. Pero el reciente colapso de la empresa naviera Hanjin, los problemas de Samsung con el buque insignia de la casa, el Note 7, o el aplazamiento de importantes iniciativas empresariales por parte del gigante del retail Lotte han generado dudas sobre la economía coreana. Sin embargo, la inflación sigue situándose por debajo del recientemente establecido objetivo del 2% y, a pesar de la ralentización de China, el aumento del empleo y los salarios reales plantean un escenario con perspectivas favorables para un crecimiento sostenido a medio plazo, siempre y cuando el gobierno lleve a cabo algunas reformas estructurales necesarias. Lo que no puede darse por sentado ante un posible escenario de falta de liderazgo o bloqueo institucional por parte de la oposición.
Mientras esta crisis absorbe toda la atención, sobre la mesa hay asuntos de la agenda exterior y económica que deben ser abordados sin demora. En lo que respecta a la política exterior, está por concluirse un acuerdo con Japón en materia de inteligencia sobre Corea del Norte y el compromiso para resolver, de una vez por todas, la cuestión de las “mujeres de solaz” (esclavizadas sexualmente por el ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial). En el ámbito económico, el escenario que se abre después de las elecciones americanas aconseja un liderazgo sólido. Las perspectivas de un aumento del proteccionismo bajo la administración Trump tendrían un efecto importante en las exportaciones de Corea del Sur, lo cual ya se ha dejado ver en la volatilidad de los últimos días en los mercados financieros asiáticos. La debilidad de la demanda interna y la inversión son otros de los temas urgentes en el país, pero no parece que vayan a ser abordados mientras no se supere el actual impasse. La reconocida capacidad de Corea para adaptarse a escenarios adversos va a ser testada una vez más. Queda por ver si, como en ocasiones previas, lo supera con éxito.
D.L.: B-8439-2012