Hungría: una campaña electoral descarrilada recupera la política nacional y hace olvidar los mensajes contra Bruselas

Monografia CIDOB nº 88
Data de publicació: 05/2024
Autor:
Bulcsú Hunyadi, Director de programas y responsable del Programa de Radicalización y Extremismo, Political Capital y Rudolf Berkes Investigador, Political Capital
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El partido del primer ministro Viktor Orbán, Fidesz, lleva 14 años en el poder, con una mayoría absoluta en todas las elecciones desde 2010. El poder del partido en el Gobierno se sostiene gracias a su posición hegemónica desde el punto de vista político, jurídico, institucional, financiero y de presencia en el espacio público, con una mayoría constitucional, un sistema electoral hecho a medida, la captura del estado y el control del discurso público, lo que hace que su Gobierno sea hasta ahora incontestable a nivel nacional. Por ello, las elecciones nacionales son de menor importancia para Fidesz, que centra su atención en el entorno internacional y lo convierte en su principal campo de juego. El objetivo fundamental del primer ministro Orbán es lograr un «cambio de régimen» en la Unión Europea (UE), desmantelando el dominio de las actuales élites dominantes y transformando la Unión en una «Europa de las naciones», con el fin de crear un entorno exterior favorable para la supervivencia de su régimen a largo plazo.

El hecho de contar con una amplia presencia en el Parlamento Europeo (PE) contribuye a lograr este objetivo. De los 21 escaños asignados a Hungría, Fidesz tiene la mayor delegación húngara en la actual Eurocámara, con 12 diputados, además de un eurodiputado de su partido satélite, el Partido Popular Demócrata Cristiano (KDNP). Mientras que los eurodiputados de Fidesz forman parte del grupo de No-Inscritos desde que en 2021 se viera obligado a abandonar el Partido Popular Europeo (PPE), de centro-derecha, el único eurodiputado del KDNP logró permanecer en ese grupo. Para reforzar su posición, el régimen de Orbán ha ido ganando influencia en Occidente, formando alianzas y asociaciones con partidos «soberanistas» afines en casi todos los estados miembros de la UE, sobre la base de similitudes ideológicas, políticas o de intereses.

A partir de estas relaciones, Fidesz quiere construir una coalición lo más amplia posible de partidos de extrema derecha y derecha radical populista, actualmente repartidos entre el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) y el de Identidad y Democracia (ID) en el PE, con el objetivo de tener más influencia en la Unión. Sin embargo, parece improbable que se materialice un grupo unido, ya que estos partidos difieren en varias cuestiones clave, entre las que destaca la guerra en Ucrania. Incluso Fidesz reconoció este hecho al señalar en otoño de 2023 su deseo de unirse al CRE para paliar en cierta medida su aislamiento.

De lo que se suponía que iba a tratar la campaña

Aunque la campaña oficial para las elecciones al Parlamento Europeo y las elecciones locales en Hungría no comenzó hasta el 20 de abril, esto no ha supuesto gran diferencia, ya que el partido gobernante, Fidesz, ha mantenido al país en un estado de campaña política permanente durante los últimos 14 años. La razón de ello es que, además del marco legal e institucional, el poder de Fidesz se basa en gran medida en la manipulación de la información y en la creación de enemigos internos y externos para desviar la responsabilidad e incitar y explotar la ira y el miedo. Utilizando narrativas de desinformación hostiles inspiradas en las estrategias del Kremlin, Fidesz presenta a los actores nacionales independientes —tales como la prensa libre, ONGs, think tanks, académicos y los políticos de la oposición— como agentes extranjeros financiados por las élites globalistas occidentales (por ejemplo, George Soros) para arrastrar a Hungría a la guerra de Ucrania, abrir las fronteras a los inmigrantes ilegales y envenenar las mentes de los niños con ideología de género. Fidesz planeaba centrarse en estos mensajes también en la actual campaña y envolverse en una «gran» narrativa soberanista euroescéptica.

La retórica «anti-Bruselas» ha sido una característica destacada de la campaña permanente del régimen de Orbán durante la última década y se veía como fundamental en el programa de Fidesz para las elecciones al PE de 2024. El partido de Orbán afirma que la soberanía húngara está amenazada por la UE, a la que describe como un «imperio» y compara con la Unión Soviética. Otra narrativa clave es que los «políticos europeos de izquierdas partidarios de la guerra», como Ursula von der Leyen, Manfred Weber o Emmanuel Macron, quieren iniciar la «Tercera Guerra Mundial» enviando armas y soldados a Ucrania, mientras que las fuerzas «conservadoras» y «soberanistas», lideradas por Fidesz, quieren poner fin a la guerra y abogan únicamente por alcanzar un alto el fuego y entablar conversaciones de paz. Según el mensaje de Fidesz, en las elecciones al PE de este año las fuerzas soberanistas luchan contra las élites globalistas para ocupar Bruselas con el fin de devolver a Occidente a la «normalidad», poner fin a la guerra en Ucrania, salvar a los agricultores y la economía, detener la migración y proteger a las familias y los niños de la reeducación.

De cómo se ha descarrilado la campaña tanto para Fidesz como para la oposición

A pesar de la posición dominante del Gobierno en la escena pública, la campaña electoral euroescéptica que Fidesz había planeado se vio arrastrada por dos grandes escándalos que han sacudido al Ejecutivo desde febrero.

El primero fue el llamado «escándalo del indulto presidencial», que hizo tambalear un elemento fundamental de la identidad del régimen, la protección de la infancia, y forzó la dimisión de la presidenta Katalin Novák y de la exministra de Justicia, la diputada Judit Varga, por indultar a una persona estrechamente vinculada a las altas esferas del régimen, que había sido condenada por encubrir un caso de abusos sexuales a menores. Varga fue sustituida por el eurodiputado Tamás Deutsch, que goza de mucha menos popularidad, como principal candidato de la lista de Fidesz al PE.

El escándalo parecía haber terminado a finales de febrero, pero entonces surgió un nuevo protagonista. El exmarido de Judit Varga, Péter Magyar, tomó protagonismo y acusó al segundo personaje más influyente del régimen, el jefe de Gabinete, Antal Rogán, de grave abuso de poder. Aprovechando su imagen de persona próxima al régimen, Magyar captó la atención de los votantes descontentos con los partidos de la oposición ya establecidos y lanzó un movimiento —que después se constituyó en un nuevo partido TISZA— para presentarse a las elecciones. Al frente de la lista de TISZA al PE, Magyar se opone a una mayor integración europea, criticando especialmente el mecanismo de Estado de derecho de la UE. No obstante, en caso de resultar elegido, su partido TISZA aspira a formar parte del PPE.

A pesar de la masiva contracampaña de Fidesz para desacreditar a Magyar tanto personal como políticamente, el partido gobernante ha estado a la defensiva desde principios de febrero, incapaz de tomar el control de la agenda política y centrarse en su planificada campaña de «ocupación de Bruselas».

El repentino ascenso de Magyar ha trastocado no sólo los planes de Fidesz, sino también los de una oposición muy fragmentada. Aprovechando el descontento con los partidos democráticos de la oposición que cooperaron en las elecciones nacionales de 2022, el partido TISZA de Magyar ha atraído principalmente a votantes de esas formaciones y a personas indecisas que podrían haber sido una reserva tanto para la oposición como para Fidesz. Así, en pocas semanas, el partido TISZA se ha convertido en el mayor grupo de la oposición y la ha reestructurado por completo. Partidos que antes se veían como posibles ganadores en términos relativos en las elecciones al PE luchan ahora por tener relevancia, y algunos incluso por conseguir escaños.

La situación de la oposición democrática se complica por el hecho de que aplica dos estrategias diferentes para las dos elecciones que tendrán lugar el 9 de junio. Para las elecciones europeas, el principal objetivo de los partidos de la oposición es clarificar la jerarquía de poder entre ellos de cara a las elecciones parlamentarias de 2026, por lo que compiten entre sí en lugar de enfrentarse a Fidesz. En las elecciones locales, en cambio, la oposición presenta (o habría tenido que presentar) candidatos conjuntos o coordinados para competir con Fidesz. Esta situación ha complicado las negociaciones entre las fuerzas de la oposición, aumentado el descontento y creado confusión entre los votantes, precisamente la intención de Fidesz cuando convocó las dos elecciones el mismo día.

El hasta hace poco mayor partido de la oposición, Coalición Democrática (DK, grupo S&D), encabeza una lista compuesta por tres partidos liderada por la eurodiputada Klára Dobrev e integrada por el Partido Socialista Húngaro (MSZP) y el partido del alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, Diálogo (Párbeszéd). Su campaña se centra en la oposición al primer ministro Orbán, con el objetivo de derrocar al régimen mediante unas elecciones anticipadas en caso de que el apoyo a Fidesz disminuyese en las elecciones europeas. El partido liberal Momentum (Renew Europe) presenta una lista separada al PE, encabezada por la eurodiputada y líder del partido, Anna Donáth. Sus principales mensajes de campaña se han enfocado hasta ahora en «ser el partido húngaro más activo en el PE» y conseguir financiación directa de la UE para la sociedad civil y los municipios húngaros, a pesar de las deficiencias del Estado de derecho en el país. El partido Jobbik, antes de extrema derecha y ahora de derecha convencional, perderá probablemente a su único eurodiputado.

Además de estas formaciones, dos partidos tendrán alguna posibilidad de obtener mandatos en el PE: el ultraderechista Nuestra Patria (Mi Hazánk) y el antisistema y extraparlamentario Partido Húngaro del Perro de Dos Colas (MKKP). El principal candidato de Mi Hazánk es el diputado y líder del partido, László Toroczkai, que aspira a unirse al grupo Identidad y Democracia si es elegido al PE. Basándose en un amplio abanico de teorías conspirativas, este partido hace campaña contra una mayor integración europea para proteger a Hungría de la «red de intereses ideológicos antinacionales de Bruselas». La campaña de MKKP se centra en la lucha contra la corrupción y la mejora de la participación de los ciudadanos en la política de la UE, al tiempo que promete redistribuir los fondos de sus eurodiputados a proyectos comunitarios locales en Hungría. La principal candidata de MKKP es Marietta Le, experta en participación ciudadana, que en caso de resultar elegida podría unirse al grupo de los Verdes/ALE. 

Posibles resultados de las elecciones

Hungría atraviesa una situación de agitación política en vísperas de las elecciones europeas y locales del 9 de junio. Desde febrero, el Gobierno de Orbán se ha visto afectado por los mayores escándalos políticos de la última década, a la vez que un nuevo actor está sacudiendo el campo político. Estos acontecimientos han reajustado por completo la campaña electoral, reactivado la política nacional y eclipsado los mensajes anti-Bruselas de Fidesz. Como la situación política es muy volátil y los resultados de los sondeos de opinión difieren mucho entre sí, sigue siendo difícil predecir el resultado de las elecciones al PE.

Aunque el apoyo a Fidesz ha disminuido desde junio de 2022, especialmente tras el escándalo del indulto presidencial de febrero, este partido sigue siendo el más fuerte con diferencia, con un apoyo del 42%. Por tanto, el escenario esperado es que Fidesz obtenga la mayoría de los 21 escaños húngaros, y que la oposición permanezca en un estado de desorganización, incapaz de cooperar eficazmente. Esto podría consolidar la hegemonía de Fidesz en la esfera política húngara, enfriando los sentimientos casi revolucionarios de algunos votantes.

Otra posibilidad es que Fidesz se sitúe por debajo del 40% y pierda la mayoría de los escaños húngaros en el PE, lo que daría lugar a una reactivación y remodelación de la oposición, especialmente si TISZA obtiene buenos resultados. La principal incertidumbre radica en las posibilidades del movimiento de Péter Magyar y su capacidad para institucionalizarse. Es probable que a este movimiento le resulte difícil crear una red nacional de políticos y activistas y, al mismo tiempo, mantener el espíritu revolucionario y la atención del público hasta las elecciones generales de 2026.

Hegemón en Hungría, aislado en Europa

A nivel europeo, la postura de Hungría permanecerá inalterada. El régimen de Orbán intentará aliviar su aislamiento internacional y mejorar su margen de maniobra. Para lograrlo, Fidesz intentará unirse al grupo CRE o formar un grupo de extrema derecha más amplio sobre la base de CRE e ID, mientras que su partido satélite, el KDNP, permanecerá discretamente en el PPE. Si Fidesz se uniera al CRE sin que eso supusiera la salida de los partidos que se han opuesto a ello —como los Demócratas Suecos, el Partido Finlandés, la Alianza Nacional Letona, la Nueva Alianza Flamenca belga, el Partido Cívico Democrático checo y el Libertad y Solidaridad eslovaco—, este grupo podría convertirse en el tercero de mayor tamaño del PE. Esto supone sin duda un gran incentivo para la líder de CRE, Giorgia Meloni, para apoyar la entrada de Fidesz, un cambio que también cuenta con el apoyo de la segunda delegación más numerosa de CRE, el partido polaco Ley y Justicia. La posibilidad de que esta oposición dentro del CRE se supere dependerá probablemente de las concesiones que haga Fidesz respecto a su postura pro-Kremlin y anti-Ucrania, de otros posibles movimientos dentro del grupo y del resultado general de las elecciones. La adhesión al grupo CRE podría contribuir a moderar la actual retórica pro-Kremlin y anti-Ucrania de Fidesz, con el objetivo de ajustarse a la postura del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos.

El régimen de Orbán podría esperar recuperar cierta aceptación en Europa durante la presidencia húngara del Consejo de la UE en el segundo semestre de 2024. El Gobierno de Orbán tratará de ejercer una presidencia discreta, tecnocrática y sin controversias, utilizando al mismo tiempo el poder simbólico del cargo para promover sus puntos de vista y hacer avanzar los mensajes de las fuerzas antisistema y soberanistas. No obstante, si prevalecen las actuales relaciones de poder, es probable que Hungría siga desplazándose hacia la periferia de la UE, convirtiéndose en un estado paria sin importantes aliados estratégicos europeos. Por esta razón, Viktor Orbán observará de cerca las elecciones parlamentarias austriacas y las regionales alemanas que se celebrarán en otoño, con la esperanza de que nuevos aliados suyos se incorporen a los gobiernos nacionales o remodelen la política interna. Este es el motivo por el que el primer ministro Orbán apuesta por el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, lo que podría dar otro gran impulso a las fuerzas soberanistas europeas.

Monografia CIDOB -88- 2024