Roberto Gualtieri

El ex ministro de Economía e historiador Roberto Gualtieri, candidato del bloque opositor del centro-izquierda, fue elegido alcalde de Roma en las votaciones municipales de octubre de 2021. Experimentado en políticas nacional y europea, Gualtieri llega al Gobierno de la capital de Italia con un ambicioso programa de regeneración urbana para corregir una serie de problemas estructurales, arrastrados desde hace décadas y agravados en los últimos años. El más acuciante, el fallido sistema de recogida y tratamiento de residuos, que crea situaciones de suciedad e insalubridad, y ha dañado la imagen de la llamada la città più bella del mondo, uno de los grandes iconos del arte, la historia y el turismo. Los conceptos de urbe "abierta", "inclusiva", "saludable", "segura" y "verde" se mencionan en un proyecto de "revitalización" local que su autor presenta como el mayor de Italia para la próxima década y de paso vincula a los fondos post-COVID de la UE en el marco del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia. El electorado ha castigado la gestión de la alcaldesa saliente aspirante a la reelección, Virginia Raggi, del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que quedó en cuarto lugar.

El sindaco romano, que los ciudadanos eligen directamente, lo es tanto de la Ciudad Metropolitana de Roma Capital, ente territorial correspondiente a la antigua provincia de Roma y donde viven 4,2 millones de personas, como de Roma Capital, ente local con autonomía especial y uno de los 121 municipios o comunas que conforman el anterior, con una población de 2,8 millones. El alcalde del municipio capital es por derecho el alcalde metropolitano. El órgano administrativo de la Ciudad Metropolitana es el Consejo Metropolitano y los órganos de gobierno de Roma Capital son la Asamblea y la Junta Capitolinas. Las dos jurisdicciones romanas pertenecen a su vez al Lacio, región que preside un colega de Gualtieri del Partido Democrático (PD), Nicola Zingaretti.


DEL PARLAMENTO EUROPEO AL GOBIERNO ITALIANO

Nacido en Roma en 1966, casado y con un hijo, Gualtieri presenta un marcado perfil académico en el campo de las Humanidades. Es licenciado en Literatura y Filosofía por la Universidad de Roma La Sapienza y doctor en Historia Económica por la Escuela Superior de Estudios Históricos de San Marino. Durante más de dos décadas ha impartido docencia en La Sapienza, en cuyo Departamento de Historia, Antropología, Religiones, Arte y Espectáculo (SARAS) sigue siendo profesor asociado de Historia Contemporánea. Como autor, ha publicado una serie de libros centrados en la historia de Italia y el mundo en el siglo XX, así como ensayos y artículos de contenido politológico. Su pertenencia al Partido Democrático (PD), como tantos compañeros de filas, le viene de una militancia juvenil en el extinto Partido Comunista (PCI), seguida de un compromiso dirigente con las dos formaciones socialdemócratas que hicieron de puente entre uno y otro desde 1998 a 2007, el Partido Democrático de la Izquierda (PDS) y los Demócratas de Izquierda (DS). En la actualidad, Gualtieri es miembro de la Asamblea Nacional del PD, formación que ayudó a crear y que desde marzo de 2021 tiene como secretario al ex primer ministro (2013-2014) Enrico Letta

En junio de 2009 el profesor e historiador dio el salto a la política representativa como candidato del PD al Parlamento Europeo. Una vez elegido, pasó a formar parte del Grupo de la Alianza Progresista de los Socialistas y Demócratas (S&D) y se integró en varios comités, subcomités y delegaciones parlamentarios. Reelegido en mayo de 2014, el representante italiano inició su segunda legislatura europea tomando la presidencia de la influyente Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios (ECON). Como tal, estuvo en el corazón de los debates y trabajos de la Eurocámara sobre todo lo relacionado con la Unión Económica y Monetaria, la regulación de los servicios financieros, las políticas fiscales y de competitividad, los mercados de capitales y, cometido específico del ECON, la supervisión del Banco Central Europeo (BCE). Igualmente, estuvo involucrado en procesos como el rescate financiero de Grecia, la revisión del Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE), las negociaciones del Brexit, y la Unión Bancaria y de los Mercados de Capitales.

En las elecciones europeas de mayo de 2019 Gualtieri ganó su segunda reelección en la circunscripción de Italia Central. Fueron unas votaciones tremendamente adversas para el PD y sus socios (Democracia Solidaria, Artículo Uno, Campo Progresista) de la lista centroizquierdista Somos Europeos, que en conjunto perdió 12 de los 31 eurodiputados ganados en 2014 y vio arrebatada la primera posición por la derechista Liga Norte de Matteo Salvini. En aquellos momentos, Salvini era el viceprimer ministro y ministro del Interior del Consejo que presidía el independiente Giuseppe Conte, un gobierno de coalición entre la Liga y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S). El PD, liderazgo por Nicola Zingaretti, se encontraba en la oposición a raíz de su estrepitoso fracaso en las elecciones generales de 2018, cuando quedó tercero por detrás de la coalición del centro-derecha (Liga, Forza Italia, Hermanos de Italia, Nosotros con Italia) y del M5S.

A caballo entre Bruselas y Estrasburgo, Gualtieri continuó por el momento dedicado en exclusiva a la actividad europarlamentaria. El 18 de junio de 2019 sus compañeros de bancada le escogieron para una de las diez vicepresidencias del Grupo S&D, encabezado por la española Iratxe García, y el 10 de julio siguiente fue reelegido presidente del ECON. Ya iba por su tercer mandato en la Eurocámara, ahora presidida por otro italiano del S&D, David Sassoli. Sin embargo, muy pronto, uno de los típicos giros tumultuarios de la política italiana iba a catapultarle a un puesto de gran relieve en el Ejecutivo nacional. Llegado agosto, Salvini, deseoso de forzar el adelanto electoral, declaró rota la coalición Liga-M5S y el primer ministro Conte, vinculado al segundo partido, presentó la dimisión. Entonces, el otro vicepresidente del Consejo, ministro de Exteriores y líder del M5S, Luigi Di Maio, y el secretario del PD, Zingaretti, a los que no interesaba acudir a elecciones anticipadas, se pusieron de acuerdo sobre la puesta en marcha de un Gobierno de coalición mayoritario que seguiría encabezado por Conte.

El inesperado Consejo Conte 2 tomó posesión el 5 de septiembre de 2019 y en su seno destacaba la novedad de Gualtieri como titular de Economía y Finanzas, cartera que recibió del independiente Giovanni Tria. Meses después, el 1 de marzo de 2020, Gualtieri reforzaba su nueva posición en la política nacional con el mandato de diputado por la circunscripción romana de Lacio-1, ganado con el 62% de los votos en una elección parcial para cubrir la baja en el escaño del anterior primer ministro (2016-2018) Paolo Gentiloni, quien ahora servía en la Comisión Europea. 

Gualtieri, quien por formación y profesión no era economista pero que gracias a su extensa labor en el Parlamento Europeo ya estaba más que familiarizado con los entresijos de la disciplina, se estrenó en el Gobierno de Italia con la presentación de sí mismo como un socialdemócrata "keynesiano", en el sentido de no ver problema en elaborar unos presupuestos deficitarios, sobre todo en una coyuntura de desaceleración económica y tasas raquíticas de crecimiento (el 0,9% en 2018, el 0,4% en 2019) como la presente. A su entender, una política fiscal expansiva era algo "muy diferente de poner en peligro la sostenibilidad de las finanzas públicas". Gualtieri veía margen de maniobra para su plan de gastos porque el Estado había terminado el anterior ejercicio, 2018, con un déficit público del 2,2% del PIB y en este año se esperaba, como mínimo, igualar esa marca (finalmente, el déficit de 2019 iba a ser solo del 1,5%, el índice más suave desde 2007), cuando el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE fijaba el tope del 3% del PIB. El Ministerio, para elevar los ingresos, ponía el foco en la lucha contra la evasión fiscal y en la promoción del pago electrónico con tarjeta más que una subida de los impuestos, por el momento aparcada, y en el esfuerzo por reducir los intereses de la deuda pública, que tras la griega era, con su montante del 134% del PIB, la segunda más abultada de la Eurozona.

Gualtieri mandó a la Comisión Europea para su autorización el Programa Presupuestario de 2020 y el proyecto para el trienio 2020-2022, que preveía unas tasas de crecimiento mejoradas del 0,6 y el 1,0%. Pero el estallido de la crisis sanitaria de la COVID-19 hizo volar por los aires, como en el resto de Europa, todos los cálculos y expectativas. Conte y Gualtieri fueron rápidos en adoptar medidas económicas extraordinarias tan pronto como se declaró la pandemia en febrero de 2020. El paquete de urgencia para socorrer a ciudadanos y empresas incluyó la suspensión del pago de tarifas por servicios esenciales, la congelación de préstamos del Estado, el refuerzo del Fondo de Garantía para las pymes y ayudas específicas para los sectores comercial, hostelero y turístico, seriamente tocados por las órdenes de confinamiento domiciliario, cierres y cese de actividad. El conjunto de actuaciones conformó el mayor plan de estímulo económico en Italia desde la posguerra: 750.000 millones de euros, casi la mitad del PIB nacional, de los que 350.000 millones eran el conjunto de las ayudas movilizadas entre febrero y marzo, y los restantes 400.000 millones las garantías estatales para créditos empresariales activadas por el Gobierno en el mes de abril. 

Semejante esfuerzo del Estado, por supuesto, dinamitaba cualquier previsión de desviación de déficit, si bien la Comisión Europea declaró en suspenso las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento el 20 de marzo, lo que permitía a los gobiernos de la UE gastar cuanto necesitaran para enfrentar los destrozos sociales y económicos causados por el coronavirus. Gualtieri jugó un papel importante en el trascendental Consejo Europeo del 17 al 21 de julio, del que salieron un Marco Financiero Plurianual 2021-2027 de un billón de euros y un Plan de Recuperación para Europa-Next Generation EU (NGEU) dotado con 750.000 millones entre subsidios y préstamos, de los que 672.500 millones correspondían a la Facilidad de Recuperación y Resiliencia (FRR). Solo con respecto a la FRR, a Italia le tocaban 191.500 millones (122.600 en créditos y 68.900 en transferencias directas), la mayor cuota. Tales ayudas, que ascendían a los 209 millones tomando el conjunto de NGEU (el 28% del total), estaban ligadas a un Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR) 2021-2023 con inversiones y reformas para reparar el tejido sociosanitario, acelerar las transformaciones verde y digital, y apuntalar el crecimiento sostenible, que Roma tendría que presentar a Bruselas para su estudio y aprobación. El funesto 2020 terminó para la república transalpina con una recesión económica sin precedentes del -8,9%, un déficit público igualmente inédito del 9,6% del PIB y una deuda pública recrecida al 155% del PIB.


 

ALCALDABLE DE ROMA CON UN PROGRAMA "REVITALIZADOR"

El paso de Gualtieri por el Gobierno de Italia con el desempeño de responsabilidades bastante delicadas en momentos de histórica adversidad tocó a su fin el 13 de febrero de 2021. Aquel día, echó a andar el nuevo Consejo presidido por el ex presidente del BCE Mario Draghi, un gobierno de cuasi concentración nacional y forjado con premura a raíz de perder Conte la mayoría por la marcha del partido Italia Viva del ex primer ministro (2014-2016) Matteo Renzi, una escisión centrista del PD. Sorprendentemente para muchos, Gualtieri no siguió en el Ejecutivo, donde el PD recibió tres ministerios. Draghi confirió el Ministerio de Economía y Finanzas al tecnócrata independiente Daniele Franco, al igual que él un alto funcionario del Banco de Italia familiarizado con la contabilidad de la UE.

A cambio, Gualtieri trasladó su interés hacia la política local y concretamente a un puesto representativo de indudable prestancia, la alcaldía de Roma, a elegir en los comicios administrativos del 3 y el 4 de octubre de 2021, con eventuales segundas vueltas el 17 y el 18 de octubre. La alcaldía ambicionada lo era tanto de la entidad propiamente municipal, la llamada Roma Capital (con una superficie de 1.285 km²), como de su proyección metropolitana, la más extensa Ciudad Metropolitana de Roma Capital (5.352 km²), sucesora en 2015 de la antigua Provincia de Roma. Desde 1993, cuando el puesto pasó a ser de elección directa por los ciudadanos, el centro-izquierda había tenido tres alcaldes romanos, Francesco Rutelli, Walter Veltroni e Ignazio Marino, y el centro-derecha uno, Gianni Alemanno. En las últimas elecciones administrativas, las de junio de 2016, la ganadora había sido la candidata del M5S, Virginia Raggi, y el postulante fallido del centro-izquierda el demócrata Roberto Giachetti. 

Ahora, Raggi aspiraba a la reelección con unos sondeos muy desfavorables que reflejaban el negativo balance popular de cinco años de gobierno. El capítulo más criticado era la gestión de los residuos urbanos, competencia de la sociedad pública Azienda Municipale Ambiente (AMA), un ente con serios agujeros financieros y además infiltrado por el crimen organizado. El mal funcionamiento del servicio de recogida de basuras, la falta de contenedores de reciclaje y, como problema más grave, la saturación o cierre por motivos sanitarios de los vertederos regionales estaban degradando, hasta extremos inverosímiles en un país moderno y plenamente desarrollado, las calles de Roma, donde era habitual encontrar montones de bolsas con desperdicios que no se recogían durante días o semanas, verdaderos focos de suciedad e infección atractivos para ratas, cucarachas y gaviotas carroñeras. Los vecinos, incluso, contemplaban atónitos cómo familias de jabalíes campestres se adentraban en el caso urbano y merodeaban en busca de alimento, a plena luz del día y con toda tranquilidad, por parques y espacios devenidos estercoleros, llegando en ocasiones a acosar a personas con bolsas de comida en los parkings de los hipermercados. 

La mala gestión de las basuras venía de muy atrás, pero bajo el consistorio de Raggi, cuyas escasas medidas eran de todo punto ineficaces, el problema había adquirido unos niveles alarmantes. Esta situación tenía como trasfondo el elevado endeudamiento de las cuentas municipales y unos ingresos fiscales insuficientes. La baja densidad de población limitaba la capacidad de respuesta de los servicios de Roma Capital, municipio que, por ejemplo, era el doble de extenso que Madrid, pero tenía 400.000 habitantes menos. Por no compararlo con la mucho más compacta París, 12 veces más pequeña en superficie aunque con una población similar (2,8 millones la capital italiana, 2,2 millones la capital francesa). Por otro lado, la red viaria de calles y calzadas, pese a ciertas intervenciones de mejora, presentaba también importantes deficiencias

El 9 de mayo de 2021 Gualtieri anunció su candidatura y el 20 de junio ganó con el 60,6% de los votos la primaria del centro-izquierda, que integraban, además del PD, las formaciones Democracia Solidaridad, Europa Verde y Partido Socialista Italiano, y dos listas multipartitas, Roma Futura Feminista Igualitaria Ecologista (formada por Posible, Italia Verde, Volt Europa y Radicales Italianos), e Izquierda Cívica Ecologista (formada por Artículo Uno, Izquierda Italiana, Liberar Roma y èViva). Asimismo, concurría una lista cívica que llevaba el nombre del cabeza de cartel, la Lista Cívica Gualtieri Alcalde.

En su manifiesto electoral, Gualtieri presentaba un programa para "revivir Roma y hacer la vida más fácil a los romanos". Un "compromiso con la redención y revitalización" de la ciudad que afectaba en primer lugar a sus habitantes pero también al conjunto del país, pues "Italia solo se reinicia si se reinicia su capital", argüía el postulante a alcalde. El plan de intervenciones municipales, basado en los criterios y partidas económicas del PNRR, perseguiría las metas de la inclusión social, el "universalismo de los derechos", la mejora de la asistencia sanitaria y una movilidad y conectividad urbanas sintetizadas en el concepto de la Ciudad de 15 minutos, entendiendo por tal el "tiempo máximo, a pie o en bicicleta, para llegar a los lugares necesarios para ser verdaderamente ciudadanos"; y tales lugares eran: "un parque, un centro de salud, una parada de transporte público, la escuela y la guardería de nuestros hijos, un centro cultural, un lugar para practicar deporte y la posibilidad de comprar lo que necesitas, pero también un coworking, un lugar para trabajar de forma remota".

Según Gualtieri, uno de sus primeros proyectos como alcalde sería un nuevo plan regulador social a fin de "reequilibrar la oferta de servicios sociales en la ciudad y el fortalecimiento de la capacidad de gasto social municipal, superando el criterio de gasto histórico", para lo que el consistorio tendría muy en cuenta las opiniones de los vecinos. Asimismo, se crearía una nueva Agencia de Políticas de Vivienda para facilitar los préstamos hipotecarios dirigidos a jóvenes y familias con recursos limitados, "difundir homogéneamente la vivienda pública", "restaurar la legalidad de su asignación" y funcionar como "garante de las rentas y el uso correcto de las propiedades por los sujetos necesitados". En el marco de Roma como "ciudad abierta" donde vivían 389.000 extranjeros empadronados, se aprobaría un Plan Intercultural y se relanzaría la Red de Centros Interculturales con los objetivos de combatir la discriminación y el racismo, y "difundir la interculturalidad de la ciudadanía romana". La inclusividad requeriría acciones específicas para las mujeres y la comunidad LGBT+.

Otro terreno donde actuar era el de la seguridad urbana, "ante los miedos que surgen de la degradación y el desorden". La Junta Capitolina y el Consejo Metropolitano, indicaba Gualtieri, se movilizarían para "devolver a los romanos la sensación de seguridad y la tranquilidad diaria". Entre otras medidas, se mejoraría la iluminación en los barrios alejados del centro, se impulsaría un Plan de Acción para la Economía Libre de la Mafia, se activaría en cada municipio metropolitano el servicio de Coordinación de Seguridad Urbana y Convivencia, y se abrirían unos Mostradores de Mediación Social y Manejo de Conflictos. Adicionalmente, Gualtieri se proponía hacer de Roma "la ciudad más verde de Europa", dentro de una estrategia alineada con los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU y el Pacto Verde Europeo sobre el clima y la energía. Aquí, la apuesta por la movilidad eléctrica, la eficiencia energética y la transición digital era clave. La movilidad sostenible requería apostar por el sistema integrado de ferrocarriles, metros, tranvías y autobuses con estaciones intermodales.

Por supuesto, no podía faltar en el programa electoral del aspirante del centro-izquierda un capítulo dedicado al tremendo problema de las basuras, sin cuya resolución difícilmente podría hablarse de mejorar el entorno urbano o de dar calidad de vida a los ciudadanos. Gualtieri proponía una estrategia en dos etapas: primero, un plan de emergencia de 18 meses, procediendo a la eliminación de puntos sucios y con resultados a la vista en todo el territorio "en el primer semestre"; y segundo, elaborar un sistema público integrado de gestión de residuos que fuera "autosuficiente". Las metas eran incrementar el porcentaje de recogida selectiva de residuos por encima del 50% en los dos primeros años y entre un 65% y un 70% al final del quinquenio de gobierno. También, crear una planta de tratamiento y reciclaje, dos plantas de compostaje y otras tres plantas de trituración y pretratamiento diario de 1.000 toneladas de desperdicios sin clasificar, y -chocante con todo lo anterior-, abaratar un 20% la tasa municipal de residuos, el conocido como Ta.Ri. En cuanto a la polémica AMA, se nombraría una nueva dirección "altamente profesionalizada".

En la primera vuelta de las elecciones administrativas, el 3 y el 4 de octubre de 2021, Gualtieri recibió el 27% de los votos y fue superado en tres puntos por su adversario del centro-derecha, Enrico Michetti, al que apoyaban la Liga, Forza Italia y los Hermanos de Italia. Tercero quedó el independiente Carlo Calenda y cuarta, con solo el 19,1%, la alcaldesa en ejercicio, Virginia Raggi. En la segunda vuelta del 17 y 18 de octubre, Gualtieri se impuso a Michetti con el 60,1% de los sufragios. El 21 de octubre Gualtieri tomó posesión al frente de la Junta Capitolina recostado en una mayoría de 29 escaños (18 de ellos correspondientes al PD) en la Asamblea Capitolina de 48 miembros. El 3 de noviembre el flamante alcalde presentó a los 12 miembros de su equipo de gobierno, con Silvia Scozzese de teniente de alcalde.

(Texto actualizado hasta 10 noviembre 2021)