Muhammad al-Bashir

En la jornada posterior, el 9 de diciembre de 2024, a su entrada triunfal en Damasco tras 12 días de campaña militar relámpago, la organización islamista sunní Hayat Tahrir al-Sham (HTS) designó como nuevo primer ministro de Siria a Muhammad al-Bashir, quien desde principios de año venía presidiendo el Gobierno de Salvación Sirio, regentado por los rebeldes en la gobernación liberada de Idlib. 

Con un mandato presentado como "transitorio", hasta el 1 de marzo de 2025, el 10 de diciembre Bashir relevó de manera pacífica y acordada a Muhammad Ghazi al-Jalali, el último primer ministro del derrocado régimen del partido Baaz y el presidente Bashar al-Assad, ahora asilado en Moscú. Aduciendo la necesidad de cubrir el vacío de poder en la capital, los ministros del Gobierno de Salvación, disuelto en Idlib, fungen con sus mismas carteras en el Gobierno nacional de transición.

A la espera de sus primeras disposiciones de calado bajo la presión de una larga lista de necesidades e interrogantes que requieren respuesta urgente, Bashir ha empezado por apelar genéricamente a la "responsabilidad", la "seguridad" y la "reconciliación" de todos los sirios, en un país donde aún no puede hablarse del final de 11 años de devastadora guerra civil. Se cree que su gestión, en principio temporal, será meramente administrativa y técnica, ya que las grandes decisiones quedan en manos del nuevo líder de facto de Siria pese a no ser presidente de la República —cargo que por el momento permanece vacante— ni ocupar posición institucional alguna: Abu Muhammad al-Jolani, el emir del HTS y jefe político de Bashir. 

Este Ejecutivo de transición es unipartidista y sectario, al no incluir a representantes de las otras facciones rebeldes (SNA, SOR, FSA) ni de las minorías étnico-religiosas (kurdos, cristianos, shiíes, alauíes, drusos) que componen el mosaico nacional sirio. Por el momento, Bashir y su equipo se muestra silenciosos o esquivos sobre la prolongación de las violencias bélicas en muchos puntos del país: la invasión terrestre y los bombardeos israelíes en el sur para reforzar la vieja ocupación de los Altos del Golán; los bombardeos turcos antikurdos en el norte; los bombardeos estadounidenses contra el Estado Islámico en el desierto del interior; y los combates en toda regla entre el SNA árabe y las SDF kurdas en las zonas de Manbij y Kobani. 

Además, el otro gobierno de la rebelión anti-Assad que venía operando en paralelo, reflejando una composición mucho más plural y disfrutando de un reconocimiento internacional parcial, el Interino Sirio, desde 2013 instalado en Azaz, Aleppo, no ha dicho nada sobre disolverse. En el conglomerado de grupos rebeldes cabe identificar ideologías y proyectos marcadamente distintos, si no irreconciliables.

Entre las tareas apremiantes del nuevo Gobierno de Bashir figura redefinir las relaciones con las potencias que, portando agendas contrapuestas de intereses y apoyando u hostilizando a los diferentes actores en conflicto, han venido interviniendo en la guerra civil de Siria. Los contactos y conversaciones ya han comenzado con Estados Unidos, Rusia, Turquía, Irán, Reino Unido y Qatar, así como la ONU y la Unión Europea. 

Las capitales occidentales exigen a las nuevas autoridades de Damasco pertenecientes al HTS —que sigue en las listas de organizaciones terroristas— una serie de condiciones para proceder al reconocimiento diplomático, normalizar las relaciones y sentar las bases de una futura cooperación: Estas son: la renuncia total a cualquier expresión de terrorismo y extremismo; la adopción de un proceso político pluralista que incluya la protección efectiva de los derechos de las mujeres y las minorías; la integridad territorial, ahora mismo cuestionada por las ocupaciones e invasiones de Turquía, Israel y los propios Estados Unidos (con su base de Al Tanf); la destrucción de los arsenales químicos del anterior régimen; la terminación de la influencia de Irán en el país; y, preferiblemente, el cierre de las bases aeronavales de Rusia.

(Texto actualizado hasta 17 diciembre 2024).


BIOGRAFÍA

Muhammad al-Bashir, quien rondaría los 41 años, se formó como ingeniero eléctrico en la Universidad de Aleppo en 2007. Cuando en 2011 estallaron las protestas populares contra la dictadura baazista-assadista, devenidas revueltas armadas en respuesta a una represión salvaje, el joven trabajaba en una planta de la Compañía Siria del Gas. Luego, con varias ciudades y regiones del país sumidas en un estado de guerra civil, Bashir, indican fuentes periodísticas árabes, se unió a las filas de la resistencia y pasó a dirigir el Instituto Educativo Al Amal, enfocado en la atención de los niños afectados por la guerra. En 2021 se sacó una titulación en Sharía y Derecho por la Universidad de Idlib, dato que parece elaborado para realzar su vertiente confesional y su peritaje en cuestiones de derecho islámico, ya que su perfil responde más bien al de un tecnócrata.

Para entonces, la ciudad de Idlib, junto con la mayor parte de esta gobernación del noroeste del país, ya llevaba seis años en posesión de Hayat Tahrir al-Sham (Organización para la Liberación del Levante), el partido-movimiento-guerrilla rebelde que, bajo el liderazgo de Abu Muhammad al-Jolani y la previa denominación de Frente al-Nusra, había evolucionado desde un salafismo-yihadista muy violento y radical, en la órbita de Al Qaeda, hacia un islamismo hibridado de planteamientos nacionalistas sirios. Para Jolani y su gente, la meta prioritaria era derrocar al régimen de la República Árabe Siria, personalizado en el dictador Assad, y hacer triunfar la revolución popular prendida en 2011. Este cambio de narrativa no convenció a la ONU, Estados Unidos, Turquía y otros países occidentales, que siguieron clasificando al HTS entre las organizaciones terroristas de Oriente Próximo. 

El 2 de noviembre de 2017, meses después de crearse por la fusión del Frente al-Nusra y otros grupos de la rebelión islamista, el HTS formó en Idlib un Gobierno de Salvación Sirio (SSG, por su sigla en inglés) a modo de autoridad administrativa del territorio liberado, que siguió sufriendo los embates de la violencia por las ofensivas del Ejército Árabe Sirio (SAA) a las órdenes de Assad y los choques esporádicos entre el HTS y grupos islamistas rivales. El SSG tuvo como primeros ministros sucesivamente a Muhamad al-Sheij, Fawaz Hilal y, desde noviembre de 2019, Ali Abdul Rahman Keda. 

El SSG reclutó primero a Bashir para las labores de director de Educación Islámica adjunto al Ministerio de Donaciones Religiosas (Awqaf). Luego, el ingeniero llevó una dirección de área en el Ministerio de Desarrollo y Asuntos Humanitarios. Entre 2022 y 2023 Bashir encabezó dicho ministerio en el Gabinete de Ali Keda y el 13 de enero de 2024 el Consejo General de la Shura, el cuerpo legislativo del SSG, presidido por Mustafa al-Musa, le eligió para el puesto de primer ministro. 

Aunque responsable de tareas civiles como la prestación de servicios públicos, la asistencia humanitaria, la recaudación de impuestos y el mantenimiento del orden público, Bashir obedecía las directrices políticas de la cúpula del HTS y en particular de su emir, Jolani. Al poco de suceder a Keda, Bashir encajó una fuerte protesta popular contra los abusos, violaciones de los derechos humanos y el autoritarismo de que estaba haciendo gala la administración del partido islamista, que primero respondió con medidas represivas y luego se vio obligado a hacer algunas concesiones como alivios tributarios y excarcelaciones de presos.

El 8 de diciembre de 2024 Bashir, bajando desde Idlib por la autopista que los combatientes del HTS habían liberado con su secuencia de victorias fulminantes en Aleppo, Hama y Homs, secundó a Jolani en su entrada triunfal en Damasco, liberada horas antes por otras dos fuerzas rebeldes, la Sala de Operaciones del Sur (SOR) y el Ejército del Mando Revolucionario (RCA, formado por elementos del Ejército Sirio Libre, FSA). Con el SAA incapaz de ejercer ninguna resistencia y de hecho desintegrado no sin antes emitir su alto mando una orden de capitulación, y con Assad ya huido precipitadamente a Moscú a bordo en un avión, el primer ministro del colapsado régimen baazista, Muhammad Ghazi al-Jalali, se puso a disposición de los rebeldes para mantener en funcionamiento la administración del Gobierno hasta la transferencia del poder a la autoridad que aquellos designaran. Jolani respondió afirmativamente.

El 9 de noviembre, como resultado de la reunión entre Jolani, Bashir y Jalali para coordinar los pasos a seguir, el HTS comunicó que el ingeniero sería el encargado de encabezar el próximo Gobierno. El 10 de diciembre Bashir explicó que este Ejecutivo tenía una naturaleza transitoria, hasta el 1 de marzo de 2025, y que "por el momento" sus ministros pasaban a ser automáticamente los del SSG de Idlib, que como tal quedaba disuelto. Ese mismo día, el Gobierno de transición de Bashir empezó a funcionar en Damasco. El 12 de diciembre el nuevo primer ministro añadió que mientras durase el período de transición, la Constitución y la Asamblea Popular (el Parlamento unicameral de la República Árabe Siria), quedaban suspendidas.          

En sus primeros pronunciamientos, Bashir, al igual que Jolani, ha invocado la repatriación de los millones de refugiados, la reconstrucción de la destrozada economía, la garantía de derechos de todas las personas y comunidades sin distingos de fe o etnia, y la "reconciliación" entre los sirios, sin descargo de las responsabilidades penales que pudieran tener los miembros del régimen depuesto involucrados en delitos de sangre, para los cuales ha llegado la hora de "disfrutar de la estabilidad y la calma".         

"Sed misericordiosos", instó el recién nombrado primer ministro en su alocución a los fieles durante la oración del viernes 13 de diciembre en la Mezquita de los Omeyas (Al Jami Al Umawi) de Damasco, al recordar que la construcción del nuevo Estado sirio era "tarea de todos" y que la victoria en la guerra les otorgaba una "gran responsabilidad" para "abrir una nueva etapa de justicia y dignidad". "Es el nacimiento de una nación (…)  La liberación de Siria no será solamente un cambio de autoridad. Será un Gobierno de la libertad y la dignidad (…) Ojalá se convierta en un lugar seguro y estable, y vuelva a su lugar entre las naciones", afirmó.

Solo en el terreno puramente político, el Ejecutivo transitorio de Bashir, que opera sin el manto de un Estado de derecho por cuanto la Constitución siria de 2012 está en suspenso y ningún ordenamiento legal ha sido promulgado en su lugar, suscita dos importantes interrogantes, sin entrar siquiera en consideraciones sobre un hipotético proceso constituyente que redefina el sistema republicano y un futuro horizonte de elecciones democráticas, de los que nada se ha dicho por el momento. 

En primer lugar, se ignora si el Gobierno seguirá estando integrado exclusivamente por personas del HTS hasta la fecha anunciada de su conclusión, el 1 de marzo de 2025, y aún después de la misma. No debe olvidarse que el HTS de Jolani y Bashir no es sino una más, la más poderosa ciertamente, entre las facciones rebeldes que han participado en la rapidísima y victoriosa ofensiva general contra el régimen baazista, si bien fueron los islamistas de Idlib los que desencadenaron las hostilidades contra Aleppo el 27 de noviembre. 

Así, siguen movilizados también: el Ejército Nacional Sirio (SNA), estrechamente vinculado al Ejército de Turquía y aliado del HTS en el seno del Mando de Operaciones Militares, el cual continúa la campaña militar en el norte contra los kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) y su Administración Autónoma (Rojava); los rebeldes sureños de la SOR, que tomaron las armas y conquistaron las gobernaciones de Daraa, Suwayda y Quneitra en un tiempo récord; y el RCA/FSA, procedente de su base en el desierto en Al Tanf, donde venía operando bajo la protección de Estados Unidos. 

Como se señaló arriba, fueron los combatientes de la SOR y el RCA/FSA los primeros en entrar en Damasco el 8 de diciembre, sin hallar resistencia por parte de un SAA colapsado. Llama la atención que ningún representante de estos tres sectores de la rebelión haya obtenido algún asiento en el Gobierno transitorio de Bashir. La premura por cubrir el vacío de poder justificaría, desde el argumentario del HTS, que la sustitución del Gobierno baazista corriera a cargo exclusivamente del SSG, un ejecutivo paraestatal con experiencia administrativa, si bien limitada a la gobernación liberada de Idlib.

Ahora bien, el SSG del HTS no era el único gobierno paralelo de la oposición siria. Más antiguo y mucho más plural que él, con sede en Azaz, en el recodo noroccidental de la gobernación de Aleppo, y colocado bajo la protección militar de las tropas de ocupación enviadas por Ankara, es el proturco Gobierno Interino Sirio (SIG), al que el SNA ha venido prestando acatamiento hasta ahora. El SIG fue puesto en marcha en 2013 por la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Sirias, actualmente presidida por Hadi al-Bahra y durante años depositaria de un reconocimiento diplomático internacional de alcance parcial. El SIG, encabezado desde 2019 por Abdul Rahman Mustafa, no ha anunciado su disolución y su coexistencia con el Gobierno nacional de Bashir en Damasco, pacífica pero confusa, no ayuda a reducir las incertidumbres sobre el nuevo orden de cosas en la Siria post-Assad, pródigo en turbulencias

(Cobertura informativa hasta 17/12/2024).

 

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