Mohammad Mustafa

El 14 de marzo de 2023 el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, nombró al destacado economista Mohammad Mustafa, presidente del Fondo de Inversión Palestino y funcionario de confianza, para reemplazar en el puesto de primer ministro a Mohammad Shtayyeh, dimitido el 26 de febrero anterior tras un lustro de ejercicio.

Mustafa y sus ministros entraron en funciones el 31 de marzo, en un momento particularmente sombrío para el Ejecutivo palestino internacionalmente reconocido por el devastador curso de la guerra en la franja de Gaza, la precarización de las condiciones de vida de los 2,5 millones de personas que viven en su cuarteada jurisdicción cisjordana y el creciente desfavor popular. Este es paralelo al aumento de la popularidad de Hamás, la organización islamista instalada en Gaza y cuyo ataque sorpresa contra el sur de Israel, matando a cientos de civiles y soldados, desencadenó el actual conflicto armado en octubre de 2023. Tras casi medio año de guerra, más de 30.000 civiles palestinos han muerto en los bombardeos masivos sobre Gaza, epicentro semidestruido y bajo bloqueo de una catástrofe humanitaria, mientras que en Cisjordania más de 400 paisanos han sido abatidos por las fuerzas de seguridad israelíes.

Abbas, la histórica OLP y el partido Fatah concitan desde hace tiempo fuertes acusaciones de autoritarismo, corrupción y mala gestión. La última elección presidencial fue en 2005 y el Consejo Legislativo no se ha renovado tampoco desde 2006. A sus 88 años, el presidente Abbas arrastra problemas de salud y no tiene un sucesor perfilado. Dentro del propio Fatah el oficialismo es cuestionado por la disidencia radical de Marwan Barghouti, dirigente encarcelado en Israel por su liderazgo de las intifadas y al que muchos, en la calle palestina, ven como la única alternativa a la vieja guardia de la OLP.

Ahora, el nuevo Gabinete Mustafa, marcadamente tecnocrático, ha tomado posesión bajo la mirada inquisitiva de la Administración Biden, que reclama reformas internas "creíbles" e insta a "revitalizar" la Autoridad Palestina de Cisjordania para "estabilizar" tanto ese territorio como Gaza, una vez que la guerra en la franja termine. Hamás y otros partidos del arco extremista mal encarados con Fatah han criticado el nombramiento del no afiliado Mustafa, que según ellos no ayuda al restablecimiento de un "consenso nacional" básico. Este está ausente del campo palestino desde 2016, cuando el segundo Gobierno de unidad palestino naufragó y la fractura, política y territorial, entre Fatah y Hamás se hizo permanente.

Por otro lado, varias veces en los últimos años, el Gobierno palestino con sede en Ramallah ha escenificado con tono airado el des-reconocimiento del Estado de Israel por la perpetuación de la ocupación de la mayor parte de Cisjordania y de Jerusalén oriental —de hecho, la ocupación ha ganado terreno por la expansión de los asentamientos de colonos judíos y la usurpación de más propiedades palestinas—, y la negativa israelí, arguyendo siempre el terrorismo palestino, a resucitar las difuntas negociaciones de paz sobre las bases de la solución de los dos estados y el reconocimiento de las fronteras de 1967. Los llamados Acuerdos de Abraham, la normalización de las relaciones de Israel con cuatro países árabes, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Sudán, entre 2020 y 2021, fueron muy mal recibidos por Abbas y la OLP, que hablaron de "traición" a la causa palestina.

Para la autoridad palestina legataria de la entidad autonómica creada por los Acuerdos de Oslo de 1993-1995, la mortífera guerra gazatí es una tragedia nacional que no obstante está trayendo un giro positivo en el terreno diplomático, sobre el que Mustafa tiene competencias directas al haber asumido asimismo la cartera de Exteriores. Se trata de la nueva disposición de varios países europeos (Reino Unido, España, Francia, Portugal, Bélgica, Irlanda), y de manera más matizada por los mismos Estados Unidos, a reconocer el Estado Palestino, proclamado en 1988 y reconocido hasta ahora por 139 países soberanos. Además, en la Asamblea General de la ONU crece el movimiento para que Palestina sea admitida como Estado miembro de pleno derecho, yendo más allá del estatus de observador sin derecho a voto otorgado en 2012.

(Texto actualizado hasta 2 abril 2024)


De 69 años, casado y con dos hijos, Mohammad Mustafa fue en su infancia uno de los 240.000 palestinos habitantes de Cisjordania que huyeron de la invasión y ocupación israelíes de 1967, cuando la Guerra de los Seis Días. Su familia no se instaló en Jordania, como hicieron la mayoría de los refugiados cisjordanos, sino en Kuwait. En el país del Golfo terminó la escuela y luego se formó como ingeniero eléctrico en la Universidad de Bagdad. Posteriormente, ya en los años ochenta, obtuvo el título de Master Degree y el doctorado en Ciencias, Gestión y Economía en la Universidad George Washington del D. C.

Entre 1991 y 2005 trabajó para el Banco Mundial en sus oficinas centrales en la capital estadounidense, desde donde participó en múltiples proyectos financiados por la entidad y se labró un perfil de experto en reformas económicas, privatizaciones e inversiones. También, entró en el equipo de consejeros de Mahmoud Abbas, el presidente palestino desde 2005, y asesoró en las antedichas materias a los gobiernos kuwaití y saudí.

En junio de 2013 Mustafa, quien no pertenecía a Fatah ni a ningún otro partido político pero sí era miembro del Comité Ejecutivo de la OLP a título de independiente, debutó en el Gobierno palestino desde el puesto de viceprimer ministro y ministro de Economía Nacional. Como tal, tuvo a su cargo las labores de reconstrucción de Gaza tras la guerra Hamás-Israel del verano de 2014. Aquel conflicto estalló al poco de reconstituirse el Gobierno de unidad intrapalestino que había saltado violentamente por los aires en 2007 y que volvería a romperse en 2016, quedando Gaza definitivamente en manos de Hamás y la autoridad palestina dividida en dos administraciones rivales pese a los reiterados intentos de reconciliación. En julio de 2015 Mustafa dejó el Gabinete del primer ministro Rami Hamdallah para presidir el Fondo de Inversión Palestino (PIF), del que ya había sido CEO entre 2006 y 2013.

La dirección por Mustafa del PIF, aunque no libre de cierta opacidad, ha tenido consideraciones positivas porque este fondo soberano, nutrido con participaciones de numerosos operadores públicos y privados del mundo árabe y el respaldo de instituciones financieras internacionales, se ha convertido en la principal institución económica de Palestina y en el mayor inversor en proyectos de infraestructuras y desarrollo en las áreas de vivienda, telecomunicaciones, energía, pymes, salud, educación, agricultura, industria, finanzas y turismo. Ahora bien, el impacto de toda esta actividad en el empleo y la calidad de vida de la población se ha visto limitado por las severas cortapisas de la ocupación israelí, la violencia recurrente (que muchas veces acarrea la destrucción de bienes físicos) y el cisma político palestino.

Paralelamente, el PIF ha fomentado el tejido empresarial autóctono. Mustafa mismo fue uno de sus pioneros al poner en marcha en la ciudad de Jericó en 1995, meses después de arrancar la Autoridad Nacional Palestina bajo la jefatura de Yaser Arafat, la Compañía Palestina de Telecomunicaciones (PALTEL), empresa que lideró el desarrollo de la telefonía móvil en Cisjordania y Gaza y posibilitó el acceso por la mayoría de la población palestina a este servicio básico.

(Cobertura informativa hasta 2/4/2024).

Más información: